El país europeo ha mostrado debilidad ante el terrorismo afirma Putin.
EFE
MOSCÚ, RUSIA.- Los equipos de socorro han recuperado 323 cadáveres, 155 de niños, en la escuela número Uno de Beslán, informó ayer el fiscal general adjunto de Rusia, Serguéi Fridinski.
En declaraciones desde la ciudad noroseta de Beslán recogidas por la agencia oficial Itar-Tass, Fridinski reiteró que los cuerpos de esas víctimas se encontraban dentro del recinto escolar, donde una treintena de terroristas retuvo durante casi tres días a cerca de mil 200 personas, la mayoría niños.
“Continúan las diligencias. El número de muertos probablemente aumentará, pues todavía se llevan a cabo labores de remoción de escombros, pero confiamos que el incremento no sea considerable”, explicó.
Por su parte, el fiscal de Osetia del Norte, Alexandr Bugúlov, dijo que la identificación de los muertos se llevará a cabo en Vladikavkaz, la capital de ese república norcaucásica.
Los funcionarios médicos dijeron que más de 542 personas, incluso 336 niños, fueron hospitalizados como resultado de la crisis, que terminó el viernes en una orgía de violencia.
Comandos rusos asaltaron la escuela y combatieron contra sus ocupantes, al tiempo que veintenas de escolares, algunos desnudos y cubiertos de sangre, trataban de escapar entre las explosiones y el fuego cruzado de los combatientes, después de tres días en que sus captores los congregaron en el gimnasio, les negaron agua y alimentos y amenazaron con matarlos.
Putin llegó en avión a Beslán en la madrugada del sábado, cuando todavía se elevaban columnas de humo de las ruinas de la escuela.
“Comparado con los actos más crueles del pasado, este acto terrorista ocupa un lugar especial porque fue dirigido contra niños”, dijo el Mandatario durante una reunión con funcionarios regionales, que fue transmitida por la televisión rusa.
Putin recalcó que los agentes de seguridad no habían planeado asaltar la escuela, en un aparente intento por evitar cualquier crítica de que fue el Gobierno el que ocasionó el baño de sangre.
Docenas de personas se congregaron ante las listas de sobrevivientes divulgadas por el hospital de Beslán, en busca de los nombres de sus seres queridos desparecidos.
La toma de la escuela por los extremistas siguió a un ataque desatado el martes contra una estación de trenes de Moscú, donde ocho personas perdieron la vida, y a la caída de dos aviones rusos a reacción, ocasionada según funcionarios por explosiones a bordo.
El Presidente ruso señaló ayer que Rusia había “mostrado debilidad” frente al peligro terrorista, que en ningún caso había que “ceder al chantaje” y prometió medidas para reforzar la seguridad y la unidad del país.
“Nosotros no hemos comprendido la complejidad y el peligro de los procesos que se desarrollan en nuestro país y en el mundo entero”, declaró Putin en un discurso televisado.
“No hemos sabido reaccionar de manera apropiada. Hemos demostrado debilidad, y los débiles pierden”.
“No hay que ceder al chantaje”, agregó, en un discurso dedicado al trágico desenlace del secuestro en la escuela de Beslán, en la república del Cáucaso ruso de Osetia del Norte, donde más de 323 personas, entre ellos 155 niños, murieron.
“Debemos crear un sistema mucho más eficaz de seguridad, que exige de nuestras fuerzas del orden acciones conformes a la altura de los desafíos. No le hemos dado la atención debida a los asuntos de defensa y de seguridad”, aseveró.
