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El Mejor Amigo del Hombre / La historia de Poli

Arturo Castañeda

Hace poco platicaba con Carmen, una amiga y compañera de trabajo. Ella forma parte de esas madres abnegadas que trabajan tanto dentro como fuera de la casa. Aparte se parte en tres para atender a su marido y a sus dos hijos. Platicando sobre cómo ha cambiado la situación en el país, sobre el desempleo y hablando de todo y de nada me contó sobre Poli, su querida perrita.

Diego, el marido de Carmen es ingeniero, trabajó durante muchos años para una reconocida empresa y después de casi 30 años lo despidieron dándole la misma tonta explicación de que el negocio ya no era rentable. Con la indemnización pusieron una ferretería que lamentablemente fracasó, y ante la falta de empleo él ahora es taxista. Por medio de un conocido logró entrar a una base y poner su coche a trabajar.

Después de cuatro meses de arduo trabajo, desveladas y los peligros del oficio le sucedió algo raro. Recogió a un parroquiano de una disco, el cual durante el trayecto le comentó que como no traía todo el efectivo para cubrir el viaje le pagaría con un cabrito. Al llegar al rancho y en completa obscuridad el señor entra a la casa, escoge al ?cabrito?, lo mete a un saco y entre los dos lo acomodan en la cajuela.

Diego llega muy contento con Carmen y le comenta lo sucedido y le pide ayuda para bajar al cabrito. Con tristeza y asombro se dan cuenta que lo que traen en la cajuela no es un cabrito, sino una perrita que tenía el hocico y las patas amarradas. Pero el sentimiento de tristeza pronto desapareció, ya que desde ese día fue acogida en la casa como una hija más. Se le puso el nombre de Poli, como diminutivo de Polizonte y ha corrido con la suerte de encontrar el verdadero amor de una familia que la cuida y quiere.

Lamentablemente, los humanos nos hemos vuelto tan insensibles que ahora se nos hace de lo más normal deshacernos de nuestras mascotas como si fueran objetos que nos estorban, echarlos a la calle, dejarlos vagar solos cerca del periférico, de las avenidas transitadas y permitir que usen los paseos públicos como su casa. Debemos de cambiar nuestra manera de pensar y de comportarnos ante los animales, entendamos que nosotros somos parte de su vida y a cambio de eso nos dan amor y gratitud infinitamente.

Lucy Alvarado lucy6818@yahoo.com

Arturo Castañeda wolfschauze@ieee.org

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