Por: Lucy Alvarado
No recuerdo muy bien el lugar donde nací. Era oscuro y apretado y nunca había humanos que jugaran con nosotros. Recuerdo a mamá y su suave pelaje, pero siempre estaba enferma y muy flaca.
Un día me separaron de mamá. Yo estaba muy triste y asustado. Recién me habían salido los dientes de leche y realmente necesitaba estar junto a mi madre, pero ella estaba muy enferma y los humanos sólo repetían que querían dinero y que estaban hartos del 'relajo' que hacíamos. Entonces nos pusieron en una caja y nos llevaron a un lugar extraño.
Estamos solos. Nos acurrucamos uno contra el otro, asustados. Tampoco hay manos humanas que nos mimen o nos traten con afecto. Vemos, oímos y olemos muchas cosas. ¡Estamos en una tienda donde hay tantos animales diferentes! Mi hermana y yo estamos apretados en una pequeña jaula. Puedo oír más cachorros en el lugar.
Vemos humanos que nos miran. Me gustan los humanos chiquitos. Son dulces y divertidos. ¡Cómo si quisieran jugar conmigo!
Estamos todo el día en nuestra jaulita. A veces, gente mala golpea el vidrio para asustarnos. De vez en cuando nos sacan para mostrarnos a otros humanos. Algunos son amables, otros nos lastiman. Siempre escuchamos decir “ay... qué lindos son... yo quiero uno”. Pero nunca nos vamos con nadie.
Mi hermana murió anoche, mientras las luces estaban apagadas en la tienda. Creo que mi débil gemido fue el único lamento por ella, mientras sacaban su cuerpo de la jaula y lo echaban a la basura.
¡Hoy llegó una familia y me compró! ¡Qué día tan feliz! Son una familia y de verdad, de verdad me quieren. Me habían comprado un plato y también comida y la niña me tenía en sus brazos con tanto cariño... ¡La quiero mucho! La mamá y el papá dicen que soy un cachorro muy dulce y bueno. Me pusieron “Ángel”. La familia me cuida mucho, son amorosos conmigo. Suavemente me van enseñando lo que está bien y lo que está mal, me alimentan bien y me dan montones de amor. Yo lo único que quiero es agradar a esta gente tan maravillosa. Adoro a la niña chiquita y me encanta correr y jugar con ella.
Hoy fui al veterinario. Era un lugar extraño y yo estaba bastante asustado. Me dieron unas inyecciones pero la nena, mi mejor amiga, me abrazó suavemente y me dijo que todo estaba bien... así que me tranquilicé. Pero el veterinario debe haberle dicho algo malo a mi amada familia, porque se pusieron horriblemente tristes. Oí que hablaban de severa displasia de cadera y algo más acerca de mi corazón. El veterinario decía algo acerca de la gente que cría en forma irresponsable y que mis padres no fueron revisados ni atendidos físicamente como debe ser... Yo no entiendo nada de lo que dijo, solamente me pone muy mal ver tan triste a mi familia. ¡Pero ellos me siguen queriendo y yo también los quiero mucho!
Ya tengo seis meses. Mientras que otros cachorros son robustos y ruidosos, a mí me duele muchísimo sólo moverme. El dolor no para nunca. Duele correr y jugar con la nena que quiero tanto y me cuesta respirar. Yo hago todo lo posible por ser el cachorro fuerte que sé que debo ser, pero me cuesta tanto.
Me rompe el corazón ver a la niña tan triste y a papá y mamá hablar de que el momento puede ser ahora. Ya fui muchas veces a la veterinaria y las noticias nunca son buenas. Siempre hablan de problemas congénitos. Y yo sólo quiero sentir el calor del sol, correr, jugar y divertirme con mi familia. Anoche fue la peor noche. El dolor se ha hecho constante. Duele hasta cuando quiero ir a tomar agua. Quiero pararme pero sólo puedo gemir de dolor. Soy llevado en el coche una última vez. Todos están tan tristes y no sé por qué… ¿Me habré portado mal? Yo trato de ser bueno y cariñoso ¿qué habré hecho? ¡Ay... si solamente se me fuera este dolor! Si sólo pudiera secar las lágrimas de la niña... Trato de alcanzar su mano con mi hocico para lamerla, pero sólo puedo gemir de dolor.
La mesa del veterinario está muy fría. Yo estoy muy asustado. Todos los humanos me abrazan... Puedo sentir su amor y su tristeza. Yo me esfuerzo para lamer suavemente sus manos. Hoy ni el veterinario se ve tan atemorizante. La niña me abraza suavemente y yo le agradezco por darme todo su amor.
Sentí un pinchazo en mi pata. El dolor se va disipando y una sensación de paz desciende sobre mí. Ahora puedo lamer suavemente su mano.
Le digo adiós a la familia de la única manera que puedo hacerlo: moviendo la cola. Yo esperaba pasar muchas, muchas lunas junto a ellos, pero no pudo ser.
Fuente: http://www.ciudadmascota.com/
Lucy Alvarado lucy6818@yahoo.com
Arturo Castañeda wolfschauze@ieee.org