ROMA, ITALIA.- Marco Pantani, denominado ?El Pirata", ha fallecido anoche en Rímini en circunstancias aún poco conocidas, sorprendiendo a propios y extraños y dejando huérfano al ciclismo mundial, de quien fue considerado como el mejor escalador de los últimos años.
Pantani se ha ido a los 34 años de forma tan callada y contundente como eran sus escapadas del pelotón cuando la carretera se empinaba y llegaban los duros puertos de montaña. Esos donde, en verdad, se ve la raza y calidad de un gran escalador. Ahí era un campeón prácticamente imbatible.
Pero en una de esas montañas que elevaron su mito, la estación invernal de Madonna di Campiglio, el cinco de junio de 1999, a punto de la conclusión del Giro de Italia, empezó un calvario deportivo y personal de Pantani, que ha acabado anoche en una habitación de un hotel-residencia ubicado en el paseo marítimo de Rímini.
En Madonna di Campiglio, cuando acariciaba en la penúltima etapa el que iba a ser segundo triunfo absoluto en el Giro de Italia, pues era líder con amplia ventaja, fue apartado de la carrera al haber dado un tasa de hematócrito en sangre (52 por ciento) superior a lo permitido por la reglamentación (50 por ciento).
Ahí empezó una cuesta abajo imparable. Sus victorias en el Tour de Francia y Giro de Italia de 1998 empezaron a ver la sospecha del dopaje y Pantani entró en una serie de investigaciones policiales y judiciales que le fueron encerrando cada vez más en sí mismo y alejando del mundo del ciclismo.
Ello llevó a la apertura de investigaciones tanto de la justicia deportiva como ordinaria, a mirar en su pasado. Se desveló que, en octubre de 1995, cuando en el descenso del monte Superga durante la clásica Milán-Turín chocó violentamente junto a otros dos corredores contra un vehículo que transitaba en dirección opuesta, en los análisis a que fue sometido en el hospital también su hematócrito en sangre era elevado.
Un valor que, durante la vista judicial, se dijo había estado entonces en el 60,1 por ciento. La sospecha de dopaje empezó a unirse al nombre de Pantani.
Esto hundió cada vez más a un corredor que se alejó de la bicicleta (inútil sus intentos de volver, como en la Vuelta a la Comunidad Valenciana 2000), que incluso dejó a parte de sus amigos y también a la novia que había estado junto a él durante los últimos años.
El nombre de Pantani aparecía ya en los medios informativos por causas extradeportivas: accidentes de circulación con su coche, con retirada del carné, o intentos de "curas sicológicas".
Fue acusado por la fiscalía por un presunto "fraude deportivo" en 2001.
El 17 de junio de 2002 fue castigado por la justicia deportiva con ocho meses de paro (luego se redujo a seis) por una jeringuilla con residuos de insulina encontrada el 27 de mayo de 2001 en la habitación que presuntamente ocupaba en un hotel en una de las etapas del Giro de Italia.
En su vuelta a la competición evidenció no ser ni la sombra del Pantani de antes. Ni siquiera su figura, con una mayor masa muscular, era similar. Ahora se le atragantaban las montañas, donde otrora era el "rey" y su moral sufrió otro fuerte golpe. Algo muy duro para quien era mucho más débil y sensible mentalmente de lo que aparentaba.
El pasado junio, tras surgir determinados rumores en la prensa, Pantani mediante un comunicado oficial distribuido por su representante, confirmó estar ingresado en la clínica Parco del Tigli en Telo, especializada en depresiones y desintoxicaciones.
En la misiva, además, pedía respeto a su intimidad y decía estar en la clínica bajo prescripción médica. Su presencia en la clínica pareció abrir un camino en la recuperación del corredor y de la persona. Incluso, Pantani recibió la oferta de Mario Cipollini para correr juntos en un equipo en la siguiente campaña.
Cipollini, entonces campeón mundial de fondo en carretera, le había tendido una mano. Pero cuando todo parecía hecho se rompieron las negociaciones. Según se descubrió luego, por determinadas exigencias excesivas de un Pantani que seguía encerrado en su mundo y, sobre todo, con deseos de venganza por la "injusta persecución" judicial a la que consideraba había sido sometido en los últimos cuatro años.
La justicia ordinaria no le pudo condenar, ya que en el momento en que se produjeron los hechos, el presunto delito de dopaje no estaba tipificado como tal en Italia. Una sentencia que elevaba la duda y la sombra sobre la presunta utilización de productos dopantes en su carrera deportiva.
Ya el último 13 de enero, fecha en que cumplió su 34 cumpleaños, se dejó entrever que estaba cercana su retirada como corredor en activo. Fue su padre, en una entrevista, quien vino a apuntarlo, pese a que otras informaciones hablaban de un Pantani que estaba dispuesto a volver a subirse a la bicicleta y a intentar volver.
Desde entonces, apenas se supo más de Pantani. Hasta anoche, cuando su cuerpo fue encontrado en la habitación de un hotel-residencia de Rímini, donde se alojaba solo desde hace días. De momento, poco se sabe sobre la causa de su muerte. Los rumores se han disparado.
?El Pirata" se ha ido en solitario y dejando a todos con la boca abierta. Tristemente, en esta ocasión no ha sido asombrando montado en una bicicleta y mientras ascendía un puerto. En esta ocasión no ha podido con la montaña de la vida.