MILÁN, ITALIA.- El italiano Damiano Cunego, del equipo Saeco, se llevó la victoria absoluta de la 87a. edición del Giro de Italia y con ello dio la sorpresa en una carrera que resultó más tensa y nerviosa que en ediciones anteriores, haciendo añicos las previsiones iniciales.
El también italiano Alessandro Petacchi, del Fassa, fue el primero en la última meta, situada en Milán como viene siendo habitual, aunque en esta ocasión cambió el escenario.
Petacchi, que suma así su novena victoria en la presente edición, no tuvo mayores problemas para imponer su fuerza en los metros finales.
Los últimos 149 kilómetros fueron una especie de paseo triunfal para los diferentes ganadores, especialmente para el gran triunfador Cunego, un corredor que no entraba en los pronósticos iniciales y que día tras día, jornada tras jornada, se ha dejado ver y prueba de ello es que además de la general fue el primero en cuatro etapas.
Unos podios un tanto extraños, pues en la general Cunego estuvo acompañado del ucraniano Sergey Honchar y el gran favorito Gilberto Simoni, mientras que en la montaña el alemán Fabian Wegmann hacía historia al ser el primer teutón en inscribir su nombre en ese apartado.
Un corredor italiano defendiendo los colores de un conjunto colombiano, Raffaele Illiano, ganó en el intergiro, en las metas volantes, cuando lo suyo es la montaña. "El mundo al revés", como decía al final del Giro el técnico del equipo colombiano.
Muchas novedades en un Giro que ha sido emocionante y disputado, pues ha servido para encumbrar a jóvenes como el flamante ganador Damiano Cunego, sus compatriotas Cioni y Sella y el ucraniano Popovych, tercero el pasado año, pero que en esta edición se ha dejado ver y no ha tenido suerte.
En el apartado de veteranos cabe hacer una mención especial para el ucraniano Sergey Honchar, ganador de la contrarreloj individual y subcampeón, algo que nadie lo afirmaba en la salida, ni él mismo, como reconoció al final de la carrera.
Honchar fue el mejor de los ilustres en los que han fallado dos veteranos italianos como Gilberto Simoni, vencedor de la pasada edición y también en 2001 y Stefano Garzelli ganador en el año 2000 y que salvo los muebles ganando una de las jornadas reinas como fue la penúltima con los legendarios Mortirolo y Viovione por medio.
Así, un Giro en el que no se cumplieron los pronósticos iniciales, pues tanto Simoni como Garzelli, debido a la ausencia de otros ilustres del pelotón mundial evitaron participar. El esperado duelo entre italianos lo resolvió otro de los suyos, el joven Damiano Cunego, compañero de Simoni.
No hizo ruido, pero se llevó cuatro victorias de etapa y la general, aunque desde el primer día dijo que estaba al servicio del "capo" Simoni, algo que no se ha cumplido, ya que ha aprovechado sus oportunidades y en los momentos complicados se ha despreocupado de él.
La jornada no tuvo mayor historia. Un comienzo muy tranquilo, donde los intentos de escapada brillaron por su ausencia y los corredores se preocuparon más por felicitar a los triunfadores, especialmente a Cunego, que pasa a ser uno de los corredores más destacados del ciclismo italiano y mundial.
Los últimos cincuenta kilómetros, en el tradicional circuito de Milán, volvieron a ser una especie de calco de lo ocurrido en jornadas anteriores.
El equipo Saeco controlando la carrera para la general y el Fassa para su esprinter, Alessandro Petacchi. Algún ciclista trató de romper ese bloqueo, pero como en etapas anteriores nadie pudo con el control del equipo del ganador.
Así se cumplió la lógica en los últimos kilómetros del Giro, pues Cunego cruzó la meta sin novedad, que es lo que pretendía y su compatriota Petacchi ratificó con su noveno triunfo que es el corredor más rápido en estos momentos.
