En el tercer milenio, se carece de educación sexual
Hoy Gianna Jenssen, quien pudo no haber estado con vida hace 26 años, se encontraba a los siete meses y medio de gestación en el vientre de su madre de 17 años y siete meses de edad, cuando ella decidió quitarle la vida al producto que traía a través de una solución salina.
El aborto estaba programado a las 09:00 horas de la mañana del 6 de abril de 1977, pero en forma afortunada el sujeto que practicaría la operación no se encontró.
Las secuelas del aborto se traducen en ella en una palasia cerebral y una leve cojera y hoy defiende la vida; además de haber perdonado a su madre biológica y de comprender a las madres que abortan, la sociedad estadounidense, gran parte de ella a favor del aborto, la insulta y la odia. Por esto en ?Alive Ministries? (Apostolado ¿Con Vida?), tiene un sistema de contestación, a través de sus representantes o en forma automática.
Esta historia es una de las cuatro que pueden leerse en el libro ?Yo Sobreviví a un Aborto? que publica Alejandro Bermúdez, misma que presenta una fotografía de un producto de 21 semanas de gestación que estaba siendo operado de ?spina bifida? y que toma el dedo del médico que lo interviene, desde el útero de la madre.
Los relatos de aborto que se plasman en este texto ahora expresan la experiencia de seres vivos que tienen una historia y que debieron enfrentar el rechazo de sus padres. Ellas explican que, de no ser por algunos factores, hoy no estarían contándolo y, por supuesto, no tendrían una vida.
La temprana edad, la adolescencia y la juventud no son los únicos motivos por los que una mujer decide abortar el producto o fetos que no son personas reales, como lo hace ver Margarita Valdés, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, ya que afirmó, apenas en diciembre del año pasado, que el producto no es una persona real, sino potencial, ?es decir, alguien con un principio de cambio (ácido desoxirribonucléico), que ha iniciado una transformación para culminar en un individuo?.
En contraparte, otro de los relatos de ?Yo Sobreviví a un Aborto?, que cuenta la superviviente Sara Smith, explica las decisiones que fue tomando su madre.
Ella fue hija de Betty Smith y de Andrew James Smith, este último pastor evangélico. Su madre, a los 35 años, estaba embarazada por sexta vez y a ella le decían ?coneja?. Ante la vergüenza que tenía que enfrentar, decidió abortar, pues se rehusó a procrear otro hijo más.
Preparó todo y a través de legrado fue intervenida; sin embargo, debido al rezago tecnológico, no se percató de que tendría gemelos. Sara Smith sobrevivió a este legrado y logró nacer. Betty Smith apenas recuerda, después del aborto, que una enfermera le preguntó que si tenía ?otros niños?, cuando ella estaba anestesiada. Ahí comprendió el enorme abismo que había entre ?tejido? sin valor y un niño.
El clandestinaje
En el Hospital General de Durango se registraron en el 2003 unas siete mil atenciones obstétricas, de las que el 13.5 por ciento fueron abortos espontáneos, justificados por razones en las que la madre presenta síntomas, hemorragias y desechos naturales del útero de la matriz, porque el producto no es aceptado; sin embargo, Jaime Ayala Barragán, informó que sí es recurrente la práctica del aborto en Durango, pero es difícil de detectar, ya que es ilegal.
Indicó que es posible que muchos casos que pudieran presentarse en el Hospital General podrían ser producto de un aborto clandestino, o bien de la ingesta de pastillas para provocar la expulsión del feto durante las primeras semanas. Posteriormente, si continúan con una hemorragia o existen complicaciones, acuden al hospital para su atención médica, pero en este periodo es difícil detectar si fue provocado, aunque si se tiene la seguridad total de que así fue la obligación del médico es dar parte al Ministerio Público, ante la presunta comisión de un delito.
¡Déjame vivir!
Es totalmente cierto que ante una reacción abortiva el feto se defienda y pretenda registrar una actitud de sobrevivencia y éste se sujete al útero de su madre, como cualquier ser vivo lo hace o se resiste a la muerte, opinó el jefe de Servicios de Ginecología del Hospital General.
A las cuatro o cinco semanas de gestación existen ya latidos de su corazón y después de las ocho semanas ya se generan otros rasgos físicos. Después de los tres meses de gestación el aborto es difícil tanto para la madre como para el producto. Para la madre puede ser mortal.
Las múltiples formas abortivas de un producto son indistintas y crueles, según estima la Agencia Católica de Información en América Latina. El envenenamiento salino le produce al feto quemaduras en la piel, deshidratación y hemorragia de cerebro y órganos, para que la madre dé a luz a un producto muerto.
El procedimiento de succión se realiza con una aspiradora 28 veces más potente que una aspiradora casera que literalmente despedaza el cuerpo del bebé; finalmente, se extrae el cráneo, que no sale con la aspiradora.
El proceso de dilatación o curetaje utiliza un cuchillo con una cucharilla filosa en la punta con la que se corta el bebé en pequeños trozos.
Una de los métodos más espantosos, según estima la organización en mención, es el ?D & X?. Aquí el bebé a las 32 semanas de gestación es extraído con pinzas, como si fuera a nacer. Cuando el cráneo del bebé está más cerca del útero, el abortista succiona el cerebro del bebé vivo con un catéter. También se utilizan otros métodos, como la cesárea, con la utilización de prostaglandinas y otro fármaco llamado RU-486, que prácticamente mata de hambre al producto al privarlo de la hormona progesterona. Los fármacos se utilizan en algunos países en donde es legal esta práctica.
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LEGALIZACIÓN
Yucatán ofrece la posibilidad
En México, sólo el estado de Yucatán estima en su legislación la posibilidad de practicar el aborto en forma intencionada. La única causa justificable, además de las médicas y legistas, es que la madre no tenga los suficientes recursos económicos para mantener al bebé, según explica el Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital General de Durango, Jaime Ayala Barragán.
Dice el ginecólogo que en el estado de Yucatán se tiene este derecho, pero debe ser comprobado ante las autoridades judiciales para que se pueda practicar, y a diferencia de otros estados de la República Mexicana, existe la posibilidad de practicar el aborto intencionado cuando existen algunos factores médicos o legales.
Los motivos para la justificación de un aborto en otras entidades son la violación sexual, en la que la madre decide si se deshace del producto, o bien cuando el producto pone en riesgo la salud de la madre, a quien le puede provocar la muerte; ?por ejemplo cuando la mujer tiene problemas en el corazón y no puede gestar a un bebé?, enfatizó.
Aunque en el aspecto médico puede generarse intencionadamente el aborto, también tiene que justificarse a través de un perito médico que avale el motivo por el que el bebé no puede nacer. Aun así, la propuesta debe ser valorada por un Comité de Ética del hospital donde se solicita la práctica abortiva, para posteriormente ser aplicado.
Durango se encuentra dentro de los estados en donde se puede practicar el aborto cuando se pone en riesgo la vida de la madre.
PREVENCIÓN
Falta información
La mayoría de las mujeres que practican el aborto o que se interesan por él es porque son adolescentes o jovencitas que no tuvieron la suficiente información sobre educación sexual, aunque las de mayor edad no están exentas de manifestarlo o practicarlo.
-Aunque existe mayor información en la actualidad sobre la sexualidad; los jóvenes que mantienen contacto a muy temprana edad, ?o bien se encuentran mal informados, ignoran las funciones de su cuerpo y cometen grandes errores.
-Falta de conocimiento de la amplia gama de artículos anticonceptivos que pueden utilizarse, siempre y cuando se haga a través de prescripción médica.
-La automedicación y la utilización sin consulta puede resultar peligroso, mortal y contraproducente para quien lo realiza.
-Lo mejor es que las mujeres se informen sobre su sexualidad, así como las personas con las que tienen contacto.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
