Dicen quienes lo practican que el yoga es una filosofía, una ciencia y un arte. Lo cierto es que también puede servir como terapia con la que el cuerpo embellece y adquiere fuerza, energía y firmeza.
Conocemos como yoga a una serie de posturas, ejercicios corporales y de respiración que ayudan a meditar, mejorar la elasticidad o eliminar estrés. Sin embargo, no todos saben que la búsqueda de este arte milenario es todavía más profunda, pues tiene por objetivo que el ser humano alcance la comunión consigo mismo.
El primer documento sobre el tema del que se tiene conocimiento es el yoga-sutra (reglas del yoga), escrito entre los siglos IV y V de nuestra era, aun y cuando sus orígenes datan de fechas anteriores. Desde entonces se estimaba que gracias al yoga (que significa "conjunción" en hindú) se logra una relación mística entre el practicante (yogui) y el Universo, una vez que el espíritu humano se encuentra completamente libre.
Los yoguis sostienen que en el cuerpo hay células con funciones físicas, psicológicas, emocionales, intelectuales o espirituales, y que cada una tiene vida propia. La práctica del yoga promueve que, conscientemente, toda célula absorba una reserva de sangre y energía vital, saciando al alma. Como esto se consigue a través de movimientos corporales, al yoga también se le conoce como meditación dinámica.
Entre las personas que practican esta disciplina se dan efectos benéficos, como disminución de la presión sanguínea y de la frecuencia cardiaca en hipertensos, baja en los niveles de colesterol, regulación de la producción hormonal y del flujo menstrual, reducción de las disfunciones y dolores articulares, así como sensación de bienestar.
Por si fuera poco, se reactiva la respiración, y con ello se da un relajamiento que posibilita la meditación y el autoconocimiento, muy necesario para gente expuesta a la acción de los medios masivos de información y ajetreo de la vida cotidiana. Todo esto conlleva a que se presente un cambio radical de actitud emocional frente a la vida y al papel que tiene cada individuo en la sociedad.
Por último, considere usted que el yoga es una disciplina ideal para las personas de la tercera edad, pues a través de ella se recupera parte de la elasticidad pérdida en músculos y articulaciones, además de que permite aprovechar los momentos de tiempo libre para reflexionar de manera íntima sobre las acciones propias y las de las demás.
Los buenos efectos de meditar
Un estudio, realizado recientemente por el Consejo Médico de Georgia, en Estados Unidos, sometió a varios jóvenes estudiantes a dos sesiones diarias de meditación, arrojando resultados positivos.
El experimento consistió en hacer sesiones de meditación: una en la casa y la otra, en la escuela a la que asisten, en un periodo de cuatro meses.
Los beneficios fueron evidentes: su presión sanguínea bajó, e incluso lo siguió haciendo durante los cuatro meses siguientes, después de terapia, dijeron los investigadores.
Los resultados
"La meditación me calma y me permite pensar mejor acerca de muchas cosas", dijo Nick Fitts, uno de los estudiantes que participó en el estudio.
Los investigadores examinaron a cinco mil estudiantes y hallaron que 156 de elllos, tenían una presión sanguínea similar a la de Fitts, que bordeaba la hipertensión.
La mitad de ese grupo fue sometido a las sesiones de meditación y la otra mitad el llamado "grupo de control" fue asignada a clases de educación sobre el tema de la salud.
Registro diario
Todos los participantes llevaron instrumentos que registraban su presión sanguínea durante el día y la noche.
El grupo de las clases no mostró reducción alguna en la presión arterial, según los resultados que arrojó el estudio publicado en la conocida revista American Journal of Hypertension .
Hipertensos
Uno de cada cuatro adultos padece de hipertensión, que puede ocasionar desde ataques cardiacos hasta derrames cerebrales, según un estudio del Centro para la Prevención y el Control de las Enfermedades.
Funcionarios de salud opinan que los adolescentes que tienen presiones superiores a lo normal pueden desarrollar una hipertensión crónica cuando alcanzan la madurez.
"Ya no se considera como una enfermedad adulta", dijo Vernon Barnes, experto en fisiología del Colegio Médico y principal autor del estudio.
Además de reducir su tensión arterial, los estudiantes que meditaron también faltaron poco a clase, cometieron menos infracciones a las regulaciones escolares y recibieron menos sanciones que los integrantes del grupo de control, dijo Barnes.
"Es algo digno de ser tomado en cuenta por los maestros", sostuvo Barnes. "La meditación podría ser incluida en el curriculum como parte de un programa para reducir la tensión emocional en todas las escuelas".
