AGENCIAS
Washington, EU.- El presidente George W. Bush estampó ayer su firma en la Ley de dotación del nuevo presupuesto de Defensa que aprobó el Congreso casi por unanimidad hace dos semanas y que contempla 25,000 millones de dólares más de lo previsto inicialmente para los despliegues en Irak y Afganistán.
El presupuesto, de 417,500 millones de dólares –un siete por ciento más que el pasado año, según fuentes del Pentágono- entra en vigor a partir del primero de octubre, cuando comienza el año fiscal. Bush no dejó de aprovechar para hacer campaña electoral: “Con este presupuesto, los militares saben que su país está con ellos mientras combaten por nuestras libertades y garantizan la paz”, dijo, para añadir que la medida “hace que América sea un lugar más seguro”.
En la firma, el Presidente –que volvió rápidamente a Ohio para seguir haciendo campaña- estuvo acompañado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld –más silencioso de lo habitual en las últimas semanas- congresistas y responsables militares. La Ley de dotación del presupuesto, aprobada en el Senado por 96 a 0 y en la Cámara de Representantes por 410 contra doce votos, contempla un incremento del 3.5 por ciento en la paga de los soldados –“un dinero bien ganado, bien merecido y bien gastado”, dijo el Presidente, criticado por los demócratas por la congelación salarial de los militares- y partidas que cubren la fabricación de tres destructores armados con misiles, un nuevo submarino de combate de última generación y 39 helicópteros Black Hawk, además de dinero para reforzar el blindaje de los vehículos militares en Irak y Afganistán y para mejorar la seguridad de los soldados desplegados en ambos países.
Aunque en principio la Casa Blanca no había previsto más fondos –aparte de los 78,000 millones calculados- para los despliegues, el Congreso impuso los 25,000 millones extras. Bush aprovechó para decir que Irak y Afganistán son “las líneas frontales de la guerra contra el terrorismo”.