EFE
ROMA, ITALIA.- Las autoridades italianas mantienen una estrecha seguridad en torno a los denominados “objetivos sensibles”, como el Vaticano y los centros turísticos, tras las repetidas amenazas terroristas de los últimos días.
La última de una serie de advertencias contra Italia fue divulgada ayer a través de Internet por las denominadas “Brigadas Abu Hafs Al Masri”, vinculadas a la red Al Qaeda, en un mensaje que amenaza con ataques si el primer ministro, Silvio Berlusconi, sigue en el poder.
El grupo insiste en que “este es el último aviso al pueblo italiano” y exige la marcha de Berlusconi, antes de asegurar que “el próximo mensaje lo verán en vuestra tierra, no en Internet”.
“Una sola persona está determinada a sacrificar su vida por una causa justa como si fuera un Ejército completo”, añade el comunicado, en árabe clásico y firmado por “Brigadas Abu Hafs Al Masri - base de Al Yihad Italia”.
Estas brigadas se atribuyeron el triple atentado de ayer, martes, en Estambul, a través de un mensaje en el que también se indicaba que Roma estaba entre los próximos objetivos terroristas.
Estas advertencias son las últimas después de los mensajes lanzados en las últimas semanas por el mismo grupo, que amenazaba con atacar Italia si no se cumplían una serie de exigencias, que pasaban por la retirada italiana de Irak antes del 15 de agosto.
Ante esta situación, las autoridades italianas han extremado la vigilancia en los lugares identificados como posibles objetivos terroristas, especialmente durante la semana del “Ferragosto” (la que coincide la festividad de la Ascensión, que se celebra el próximo domingo), considerada el momento cumbre de las vacaciones estivales.
Según los Servicios italianos de Inteligencia, todas las amenazas de las Brigadas Abu Hafs Al Masri provienen de una misma fuente que podría encontrarse en el norte de África, y que estaría bien informada sobre la actualidad italiana.
El objetivo sería, según los especialistas, dar la sensación de que existen amenazas provenientes de varios grupos a fin de aumentar la presión mediática, en una estrategia de “guerra psicológica”.