Un Oscar, un Emmy y 14 nominaciones a los premios de la Academia abalan la carrera de Elmer Bernstein
AP
LOS ÁNGELES, EU.- El compositor cinematográfico Elmer Bernstein, creador de una marcha para The Magnificent Seven, de una pieza de jazz para The Man With The Golden Arm y de una tonada conmovedora para To Kill a Mockingbird, falleció a los 82 años de edad.
Bernstein, cuya prolífica carrera abarcó siete décadas, 14 nominaciones a los premios de la Academia, un Oscar y un Emmy, murió mientras dormía en su casa de Ojai el miércoles, dijo su publicista, Cathy Mouton.
Para la famosa película de vaqueros The Magnificent Seven, Bernstein compuso una marcha galopante que mantuvo su popularidad varios años después, gracias a que fue utilizada en los anuncios de televisión de los cigarrillos Marlboro.
Además, escribió la música para clásicos del cine como The Ten Commandments (Los Diez Mandamientos), To Kill a Mockingbird (Matar un Ruiseñor), The Great Escape y True Grit. También musicalizó los filmes National Lampoon?s Animal House, Airplane!, Stripes, Meatballs, Ghostbusters (Los Cazafantasmas), Trading Places y The Rainmaker (El Farsante).
Entre sus esfuerzos más notables estuvieron sus composiciones para los filmes Some Came Running (Dios sabe cuánto amé), Birdman of Alcatraz, The Great Escape, Hawaii, The Great Santini, Cast a Giant Shadow, My Left Foot (Mi pie Izquierdo), A River Runs Through It, Devil in a Blue Dress y The Age of Innocence (La edad de la Inocencia). También realizó varios trabajos para orquestas sinfónicas.
Aunque sólo ganó un Oscar por la película de 1967 Thoroughly Modern Millie -por una pieza considerada como uno de sus trabajos más débiles-, Bernstein fue venerado por experimentar con varias técnicas que buscaban agregarle más impacto a las películas.
"Una cosa es escribir música para reforzar una película, para subrayarla -en el sentido tradicional de enfatizar, subrayar- o añadirle un músculo dramático", dijo alguna vez el director Martin Scorsese. "Otra cosa completamente diferente es escribir música que le dé gracia a una película. Eso es lo que hace Elmer Bernstein y eso, para mí, es su don más grande".
Aunque tanto el compositor de música para el cine como el legendario compositor Leonard Bernstein crecieron en Nueva York, ambos no guardaban ninguna relación entre sí. Sólo eran amigos.
Carrera en ascenso
Bernstein, que nació en 1922 en Nueva York, comenzó su carrera como pianista de concierto.
-Debutó en Hollywood en 1951 escribiendo la música para el drama deportivo Saturday?s Hero y un año después para la película sobre carreras de caballos Boots Malone.
-Bernstein llegó a Hollywood de la mano del gran Bernard Herrmann quien, con El Ciudadano y las bandas de sonido de varios films de Hitchcockl (Vértigo, Intriga internacional) cambió la forma de hacer música para el cine.
-Herrmann recomendó a Bernstein para un film que no podía hacer. Años más tarde, con su típica ironía, diría "si hubiera sabido que era tan bueno, no lo habría recomendado".
-El estilo de Elmer Bernstein acercaba por primera vez a la pantalla el jazz moderno, al que agregaba además una enorme formación clásica. En este sentido, el trabajo que lo consagró como uno de los mayores compositores del cine moderno es El hombre del brazo de oro, adaptación de la novela de Nelson Algren dirigida por Otto Preminger, justamente sobre un baterista de jazz interpretado por Frank Sinatra.
-Otra característica de Bernstein, además de su magnífico uso de los bronces con sentido rítmico (oír en este sentido sus composiciones entre lo épico y lo irónico para Ambiciones Prohibidas -Stephen Frears, 1993- y El poder de la Justicia -Francis Ford Coppola, 1997) era su habilidad para crear partituras satíricas (Los Hermanos Caradura -John Landis, 1978-, ¿Dónde está el piloto? -Zucker-Abrahams-Zucker, 1980-, Los Cazafantasmas -Ivan Reitman, 1983)) y para animación (Heavy Metal -Gerald Potterton, 1981-, EL caldero mágico -Disney, 1985).
-Elmer Bernstein fue un verdadero moderno de la música para cine. Sus composiciones y estilo, a la manera de su maestro Herrmann, se reconocen con pocos compases. Su muerte marca el final de una era en el sonido de la gran pantalla, aquel que supo combinar tonos populares y cultos para crear un enorme impacto emotivo e intelectual.
FUENTE: Agencias