Insiste Bush en que el informe que recibió un mes antes de los atentados no incluía amenazas concretas.
EFE
WASHINGTON, EU.- El presidente de EU, George W. Bush, eludió cualquier responsabilidad personal en la prevención de los atentados terroristas del 11 de septiembre y, en consecuencia, evitó pedir disculpas a las familias de las víctimas.
Bush insistió ayer que el documento que recibió el seis de agosto de 2001 no incluía amenazas concretas sobre los atentados en Nueva York y Washington, ya que se trataban de referencias históricas.
“Francamente, no creí que fuera nada nuevo”, afirmó Bush durante una conferencia de prensa en la que fue preguntado acerca del documento, en el que se indicaba que Osama bin Laden planeaba cometer atentados en EU.
Para el Presidente estadounidense, el principal problema con la situación antes de esos atentados, en los que murieron unas tres mil personas, fue que “el país no estaba preparado para una guerra, pero el enemigo estaba en guerra con nosotros”.
Bush subrayó también que no había ningún indicio de que, incluso si los terroristas secuestraban aviones, los usarían como misiles contra edificios.
Aún así, reconoció que, si pudiera dar marcha atrás en el tiempo, hubiera hecho algunas cosas de forma diferente, sobre todo poner en marcha cambios en la forma en que trabajan los servicios de inteligencia y antiterroristas.
Bush fue preguntado durante la conferencia de prensa si sentía algún tipo de responsabilidad personal por los atentados del 11-S.
Su respuesta fue esquiva, ya que dijo que lo que siente es “una enorme pena” cada vez que se reúne con familiares de las víctimas.
También fue preguntado acerca de si tenía pensado pedir disculpas a las familias de las víctimas, igual que hizo Richard Clarke, ex asesor antiterrorista de la Casa Blanca, en su comparecencia ante la comisión independiente que investiga los atentados.
Bush evitó disculparse y subrayó que “el único culpable” de los ataques del 11 de septiembre fue Osama Bin Laden.
El Mandatario aceptó que Estados Unidos ha sufrido una serie de “semanas duras en Irak”, pero ratificó que la fuerza de ocupación entregará el poder a un Gobierno interino iraquí el 30 de junio.
Bush dijo que si es necesario enviará más tropas a Irak, donde Estados Unidos tiene más de 100 mil efectivos.
Un año después del derrocamiento de Saddam Hussein, Bush dijo que los ataques de las últimas semanas no constituyen una guerra civil ni una insurgencia popular.
Irak aparece en la caída de la popularidad de Bush en las encuestas, en dos aspectos cruciales para su campaña de reelección. La aprobación de su desempeño en Irak ha descendido a menos del 45 por ciento y su desempeño del terrorismo a alrededor del 55 por ciento.
Bush dijo que reclamaba la detención o captura de Muqtada al Sadr, un clérigo shiita a cuyas milicias se atribuye la mutilación de cuatro civiles estadounidenses muertos la semana pasada.
Comparó la toma de rehenes en Irak con la obra de fanáticos islámicos en el mundo que “sirven a la misma ideología asesina” de los que ponen bombas en trenes en Madrid o en autobuses en Israel, o los que realizaron los atentados del 11 de septiembre del 2001.
Aunque dijo que las tropas estadounidenses permanecerán en Irak, Bush aseguró que Estados Unidos reconocerá al nuevo Gobierno iraquí una vez que se efectúe la transferencia del poder el 30 de junio.