Propician desmanes falta de vigilancia, desorganización y venta sin control de bebidas embriagantes .
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- La pésima organización del evento, falta de vigilancia y venta indiscriminada de cerveza, fueron los factores necesarios para que en la función de box celebrada la noche del sábado en el Auditorio Municipal de esta ciudad, se registraran numerosas riñas entre algunos alcoholizados asistentes.
Decenas de lectores de El Siglo de Torreón que asistieron a dicho evento se comunicaron vía telefónica para manifestar su repudio hacia la falta de orden y vigilancia en este tipo de espectáculos que se ven empañados por la poca seguridad otorgada a los fanáticos del boxeo.
Ramiro Cerda Espino, uno de los cientos de laguneros que acudió a dicha función, explicó que fue durante las dos últimas horas cuando se presentaron numerosas riñas entre las personas que se hallaban en la parte de abajo, en los alrededores del ring.
Pese a que se pudo ver que había gente de seguridad privada, dijo Ramiro, ésta no intervino para aplacar los ánimos de los rijosos, de tal forma que los apasionados al deporte “de las orejas de coliflor”, preferían ver el enfrentamiento a puñetazos que tenían a un lado que el que estaba sobre los encordados.
“Debido a que las sillas que se colocaron alrededor del cuadrilátero estaban a un mismo nivel, cuando ocurría algo interesante, la concurrencia se levantaba de sus asientos, impidiendo ver a los de atrás lo que sucedía y esto fue el motivo de las riñas”, aseguró.
Sin policías
Otro de los lectores, Jesús Martínez García, criticó la falta de presencia policíaca, pues en todo el tiempo que duró la función (de las 18 a las 23 horas), no se observó ningún elemento de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM).
“Yo conté unos cinco o seis pleitos entre personas que previamente discutieron porque al reclamarles que no las dejaban ver las acciones entre los pugilistas, se molestaron y comenzaron a intercambiar insultos y posteriormente golpes”, aseguró.
“En ninguno de los zafarranchos, que obviamente molestó a quienes se veían afectados, aparecieron agentes de la policía para calmar los ánimos o detener incluso a los rijosos”, señaló.
“Fueron los mismos asistentes, comentó después, quienes arrojaban cerveza desde la parte de arriba para que se tranquilizaran los ánimos de los improvisados boxeadores, pero obviamente, en la mayoría de los casos alcanzaban a mojar a otras personas que no participaban en los pleitos”.
Muchos conatos más se vieron a lo largo de la función de box, que por fortuna no pasaron de algunos insultos y recordatorios maternos.
Cerveza “a raudales”
Las bebidas embriagantes, específicamente cerveza, comenzaron a venderse mucho antes que diera la campanada para la primer pelea, por lo que cuando iniciaron las riñas, era porque la gente ya no estaba en sus cabales, manifestó por su parte Joel Rodríguez Mota.
Durante las tres primeras horas la cerveza corrió a raudales, pero ya para las nueve de la noche se acabó. Para esa hora, la gran mayoría de los asistentes ya se hallaba alcoholizada y con los ánimos muy exaltados, por lo que con cualquier malentendido que tenían, salía a relucir la violencia, agresión e insultos, aseguró.
“Antes que eso, nadie —dijo Joel— se preocupó por impedir la venta de cerveza a quienes se veían visiblemente ebrios, pues lo único que interesó era vender todo lo que se pudiera”.
¿Y el Municipio?
Por haberse solicitado un permiso al Municipio, el área de Espectáculos a cargo de Jaime Ríos y que depende directamente de la Tesorería, debió condicionar dicho evento deportivo en el que se registró una concentración masiva de personas, para que hubiera la vigilancia policíaca necesaria y evitar los zafarranchos.