La productividad laboral en las manufacturas crece a un ritmo de 2.98 por ciento.
AGENCIAS
MÉXICO, DF.- Pese a que la competencia internacional obliga a las empresas a capacitar al personal para alcanzar la competitividad mundial, en México la capacitación no ha sido prioritaria, por lo que nuestro país está en clara desventaja, así lo revela el índice del World Competitiveness Yearbook.
Nuestro país tiene una calificación de 5.16 en cuanto a la importancia que le otorgan las empresas a la capacitación, en tanto que de acuerdo con la disponibilidad de trabajadores capacitados en el mercado laboral obtuvimos una calificación de 5.93.
Esto ubica a la fuerza laboral mexicana y a la eficiencia con que las empresas pueden conducirse, en una clara desventaja con respecto a la mayoría de los países con los que competimos en los mercados internacionales, señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) en su estudio “La capacitación de la mano de obra y la competitividad”.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) levantados durante el año 2001 corroboran la misma tendencia.
Solamente 20 por ciento de la población ocupada tomó al menos un curso de capacitación, mientras que del total de la Población Económicamente Activa que realizó cursos de instrucción relacionados con el trabajo, 30 por ciento no se actualizó, lo que implica que la falta de capacitación de la fuerza laboral no sólo es mala sino que empeora, señalan los datos en cuestión.
En función de que la capacitación tiene una clara incidencia positiva en la productividad y en la eficiencia de las empresas, con los resultados anteriores, “no resulta sorprendente la dificultad que se ha experimentado para revertir la caída en la productividad laboral registrada desde que nuestro país ingresó al ciclo recesivo mundial en el año 2001”.
Durante 2003 la productividad laboral en el sector manufacturero tuvo una tasa de crecimiento anual de 2.98 por ciento, cifra casi dos puntos porcentuales menor que la registrada en 2002.
El proceso de caída en la productividad laboral no será revertido si no se establecen medidas estructurales para incrementarla, entre las cuales están un aumento en la acumulación de capital físico, en la infraestructura, en la calidad de las instituciones, en la tecnología y en el capital humano de los trabajadores que incluye, educación, salud y capacitación.
Debido a que la capacitación se ve expresada directamente en mejoras en la productividad y en la eficiencia de las empresas, tiene a su vez consecuencias en la competitividad. Un país es competitivo en los mercados internacionales cuando los productos y servicios que ofrece cubren con los estándares de calidad y precio.
Así que cuando una nación se especializa en bienes intensivos en mano de obra no calificada sólo es posible que sus productos tengan éxito si cumplen con el costo de su principal insumo, esto es, el salario, es relativamente más bajo que en el resto del mundo y la productividad del trabajo no capacitado se encuentra al nivel o por encima que en las demás naciones.
“Estos dos requisitos se resumen en que el país tenga costos unitarios laborales inferiores que los de la mayoría de los países abiertos al comercio internacional”, advirtió el CEESP.
Sin cumplir requisitos
En la actualidad, México no cumple con las dos condiciones mencionadas y de hecho, de acuerdo con el IMD World Competitiveness Yearbook 2002 la productividad en nuestra nación se encuentra por debajo de la de una gran parte de los países con los que competimos.
Asimismo, las remuneraciones del sector manufacturero resultan mucho más elevadas en nuestro país que en las naciones que representan nuestra competencia. Mientras que en México la hora trabajada de un obrero en el sector manufacturero tiene un costo total de 2.29 dólares, en China ésta cuesta 0.53 dólares.
Por lo tanto, las empresas en nuestro país tienen un costo del trabajo 4.3 veces más alto, mientras que la productividad sólo es 1.4 veces mayor en México.
Esto implica que nuestros costos unitarios laborales son mucho mayores que los de la nación asiática, lo cual resulta en una baja competitividad de nuestros productos. Por cuestiones estructurales, actualmente las remuneraciones en México son mucho mayores que en la mayoría de nuestros competidores como lo son China, India, Brasil e Indonesia. Hemos dejado de tener una ventaja comparativa con respecto al resto del mundo en cuanto al costo de la mano de obra no calificada. Solamente se incrementará la competitividad de nuestra nación si, por un lado, se alcanzan mejoras constantes en la productividad laboral y, por el otro, se logra enfocar la producción a bienes en los que tengamos mayores ventajas comparativas en su proceso de elaboración en donde la capacitación juega un papel sumamente importante en el logro de cualquiera de estas dos metas.
“Entonces, queda claro que la capacitación es una solución viable al problema de la competitividad. La productividad no podrá incrementarse de forma sostenida si no se emplean reformas estructurales entre las que la capacitación de la mano de obra desempeña un papel prioritario”.