EFE
MADRID, ESPAÑA.- Un juez español ordenó ayer el ingreso en prisión incondicional de cuatro de los cinco detenidos el pasado jueves por los atentados del 11-M, entre ellos del español José Manuel Suárez, a quien imputó tantos delitos de asesinato como muertos hubo en la masacre.
Según informaron fuentes jurídicas, el juez Juan del Olmo, de la Audiencia Nacional (tribunal encargado de los delitos de terrorismo) decretó la prisión de Suárez y de los marroquíes Abderrahim Zbakh, Abdelouahid Berrak y Mohamed Chedadi.
El juez decretó la puesta en libertad del quinto detenido, Farid Oulad Ali, al estimar que “no existen en principio elementos incriminatorios contra él”.
Los cuatro detenidos están vinculados presuntamente con los atentados con bomba que causaron 202 muertos en cuatro trenes que circulaban por Madrid la mañana del jueves 11 de marzo.
Durante su declaración judicial, Suárez, a quien se acusa de haber facilitado los más de cien kilos de explosivos empleados en los atentados, admitió su participación en los hechos “sin ser consciente de lo que ello suponía”, según las fuentes.
Además de los cuatro presuntos terroristas encarcelados esta madrugada, la Policía ha detenido a otras nueve personas: cinco el sábado 13 y otras cuatro el pasado fin de semana.
En el auto de prisión, el magistrado imputa a Suárez los delitos de pertenencia o colaboración con banda armada y le considera además coautor del de terrorismo en relación con el robo de explosivos, de 190 delitos de asesinato terrorista consumados, de otros mil 430 en grado de tentativa y de cuatro delitos de estragos terroristas.
El abogado de la familia, José Luis Suárez, afirmó que el español se entregó el pasado jueves en una comisaría de Oviedo (norte de España) al saber que lo buscaba la Policía y añadió que su relación con los hechos es “circunstancial”, ya que no tenía idea del uso que se iba a dar a los explosivos.
Zbakh, químico de formación y natural de Tánger (Marruecos), ha sido acusado de lo mismos delitos que Suárez, salvo el relativo al robo de los explosivos, al estar considerado uno de los supuestos autores materiales de los atentados, mientras que a los otros dos sólo se les imputa el delito de pertenencia o colaboración con banda armada.
Las fuentes consultadas señalaron que, al conocer la decisión del juez, Zbakh abandonó llorando las dependencias judiciales.
Por su parte, Berrak rechazó el terrorismo durante su declaración ante Del Olmo y negó su intervención en los atentados, aunque admitió conocer a otro de los detenidos, Jamal Zougam, arrestado dos días después del 11-M, y al presunto responsable de la supuesta célula de Al Qaida desarticulada en España en noviembre de 2001, Imad Eddin Barakat Yarkas.
Según su versión, Berrak trabaja en una peluquería del barrio madrileño de Lavapiés de la que es socio Zougam, quien en su declaración de la semana pasada admitió también conocer a Imad Eddin Barakat, alias “Abu Dahdah”.
Este, por su parte, reconoció el pasado jueves en otra declaración ante el juez Baltasar Garzón, de la Audiencia Nacional, que era cliente de otros establecimientos -una tienda de verduras y un locutorio- que Zougam regentaba en Lavapiés.
Chedadi reiteró ante el juez que cuando sucedieron los atentados estaba durmiendo en su casa y se enteró de lo ocurrido mientras veía dibujos animados en la televisión en compañía de sus hijos.
Un hermano de Chedadi, Said, permanece desde noviembre de 2001 en prisión por orden de Garzón en relación con la supuesta célula española de Al Qaeda, y el pasado mes de septiembre fue procesado junto al saudí Osama Bin Laden y otros 34 presuntos miembros de esta red terrorista.
