EFE
CARACAS, VENEZUELA.- Las autoridades militares venezolanas descubrieron ayer armas, municiones y explosivos en dos hoteles, en un hallazgo adicional al registrado en el canal de televisión Venevisión, del magnate de las comunicaciones Gustavo Cisneros.
En las dependencias de Venevisión, se encontraron armas “en perfecto estado” y manuales sobre el uso de explosivos y para acciones de sabotaje, manifestó el jefe policial a cargo de la operación, que no se identificó.
En otra zona de Caracas, el coronel Eladio Aponte de la Guardia Nacional (GN, policía militarizada) informó de que dos oficiales y un suboficial del Ejército fueron detenidos en dos hoteles, donde se encontraron 62 fusiles, más de diez mil cartuchos de municiones, granadas para morteros, explosivos plásticos C-4 y cable detonante.
Imágenes de Venevisión y otras emisoras autorizadas a acompañar la acción de los organismos de seguridad mostraron que el primer lote de armas descubierto, cuyo número total no fue revelado en un principio, se encontraba en un bolso, pero luego se descubrieron otras, entre ellas algunas ametralladoras.
“Me informan que aquí funcionó una empresa de seguridad hace más de veinte años; que no son armas de guerra, que algunas ni siquiera tienen percutor, que están en desuso, son viejas y oxidadas; no es indicio de nada”, subrayó.
“Esto es fruto de las investigaciones que se vienen adelantando desde el nueve de mayo”, detalló el coronel en alusión al día en que fueron sorprendidos cerca de Caracas más de un centenar de supuestos paramilitares colombianos.
Estos, según el presidente venezolano, Hugo Chávez, planificaban actos terroristas previos a un nuevo intento supuestamente para derrocarlo y matarlo.
Al conocerse el hallazgo en Venevisión, líderes de la oposición, como el socialdemócrata Henry Ramos Allup, dijeron que fue “simulado” y advirtieron que “a medida que se vaya acercando el día del referendo revocatorio (del mandato de Chávez, el 15 de agosto), más van a arreciar éstos contra los medios, los dirigentes políticos y de la sociedad civil”.
Por otra parte, el coronel Aponte también informó que ayer se dictó orden de prisión contra el general Efraín Vásquez, jefe del Ejército hasta el 13 de abril de 2002, cuando fracasó el golpe de Estado que dos días antes logró derrocar a Chávez durante 47 horas.
Vásquez no forma parte del grupo de cuatro altos oficiales opositores a Chávez que figuran en carteles de prensa publicados la semana pasada y que informaron de una recompensa de más de 100 mil dólares a quien suministrara “información fidedigna” sobre ellos.
Uno de ellos, el general del Ejército Ovidio Poggioli, hasta hace poco jefe de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), se entregó el pasado domingo y el jueves fue acusado de planificar, coordinar y ejecutar la incursión de los supuestos paramilitares colombianos.
La acusación fue negada por el militar dado de baja -al igual que los otros-, quien la calificó como “una farsa” y “un montaje”. Los otros tres militares son los generales Felipe Rodríguez y Néstor González y el coronel Julio Rodríguez, asimismo implicados en la incursión de supuestos paramilitares que, según reitera Chávez, planeaban actos terroristas, derrocarlo y matarlo.
Los colombianos detenidos en una finca de una zona rural de Caracas, donde no se encontró armamento, formaban parte de un grupo mayor de entre tres mil a cuatro mil hombres de la supuesta conspiración, según la denuncia reiterada por el gobernante.
Miguel Rodríguez, jefe de la Policía política (Disip), indicó entonces que los detenidos estaban bajo el mando del general Rodríguez, quien era buscado con anterioridad por los atentados, en 2002, con explosivos contra dependencias de las embajadas de España y Colombia en Caracas.
