En estado larvario y en avanzado estado de descomposición fue localizado el cuerpo de una anciano de 66 años de edad, cuyos restos mortales yacían sobre su cama aún cubiertos por los sarapes, despidiendo un fuerte hedor. El cadáver fue descubierto por su propio hijo quien sólo iba a visitarlo.
La víctima llevaba por nombre Abundio Rodríguez Hernández, domiciliado en calle Juan Nevárez Acosta No. 610 de la colonia Ciénega, y hasta el lugar acudió su vástago, José Rodríguez, de 43 años, el cual desde hace tiempo no lo visitaba, al igual que el resto de sus familiares.
José manifestó a los agentes ministeriales que por el largo tiempo que no había visto a su padre, acudió a pasar a saludarlo, sólo que al llamar a la puerta de la vivienda no obtuvo respuesta y decidió violentar la chapa temeroso de que algo grave hubiese ocurrido.
Desde su entrada, fue notorio el mal olor que provenía de la habitación del sexagenario, por ello se encaminó al lugar para contemplar el hallazgo del cuerpo de su padre sobre el camastro, que a consecuencia de los días que pasaron desde el momento de su muerte, ya estaba en avanzado estado de putrefacción.
Para despejar dudas respecto a la posible muerte violenta, agentes del grupo de Homicidios en coordinación con peritos y médicos legistas realizaron las pruebas respectivas.
Los médicos legistas que realizaron la necropsia de ley especificaron que de acuerdo al cronotanato aplicado, don Abundio tenía por lo menos ocho días de haber fallecido, ya que al parecer desde el viernes pasado se sintió mal y como no hubo persona alguna que lo ayudara falleció, víctima de sangrado de tubo digestivo consecutivo a alcoholismo crónico.
Aunque se trató de muerte por padecimiento crónico, tomó conocimiento la Dirección de Averiguaciones Previas.
