Don Teófilo Murra Talamás tuvo la oportunidad de regresara sus orígenes, Belén.
EL SIGLO DE TORREÓN
Hombre de una notable serenidad, que olvida al tan sólo recordar la tierra de sus orígenes, Belén, así es don Teófilo Murra Talamás, lagunero que recuerda con gran entusiasmo aquella vez que viajó más de diez mil kilómetros para acariciar muy de cerca los tiempos de su infancia.
1994, año de sueños cumplidos. Retornó a sus raíces, a su espacio, su Tierra Santa a quien tuvo la dicha de presentarle algunos de sus frutos (hijos). Al recorrido por Medio Oriente, viaje que para don Toufiq, como así lo llaman de cariño, significó un momento inolvidable, lo acompañaron su esposa Yemile Giacomán de Murra y cuatro de sus nueve hijos: Ricardo, María Guadalupe, David y Eduardo.
En la ciudad de Belén inició la travesía de esta apreciable familia ya que ahí nacieron los progenitores de nuestro entrevistado. Su padre Miguel Issa fue el primer palestino de apellido Murra que llegó a La Laguna, en este año se cumplirá un siglo.
Don Teófilo, “la cabeza mayor’’ de todos los Murra que actualmente radican en la Comarca Lagunera, cumplió el pasado siete de enero, 89 años de vida. Ese día su esposa le preparó uno de sus platillos favoritos “chessberek’’; lo acompañaron todos sus seres queridos, el festejo resultó muy emotivo.
Para narrarnos parte de su vida y orígenes, este querido hombre de condición fuerte, cabello cano y “ojos pispiretos’’ nos abrió las puertas de su hogar. Era un sábado por la tarde, el señor Murra Talamás estaba listo para la entrevista, sentado en su mecedora ubicada en el recibidor de su hogar. Su adorada Yemile y tres de sus hijos lo acompañaban.
Fiel devoto a la Virgen de Guadalupe, don Toufiq, hijo mayor del señor Miguel Issa Murra Jaar, quien fuera el primer palestino nacido en Belén de apellido Murra que llegó a la Comarca Lagunera en el año 1904, tuvo la fortuna -como muy pocos- de ver hecho realidad su anhelo... regresar a sus raíces y de reencontrarse con la memoria de sus antepasados.
El tiempo y espacio se juntaron para que este 2004 fuera recordado por don Teófilo como una fecha sumamente significativa, ya que el próximo mes de diciembre se cumplirán 100 años de que su padre llegó a Torreón en busca de prosperidad; por otra parte y dentro del mismo contexto en octubre del actual, se van a celebrar diez años de que nuestro entrevistado tuvo contacto con sus raíces.
¿De qué hablamos? El señor Murra Talamás, lagunero de nacimiento, a la edad de diez años cambió junto a sus padres y hermanos de residencia, todos se fueron a vivir a la ciudad de Belén en el año de 1925, don Miguel Issa, esposa e hijos: María, Rosa, Emilio, Margarita, Elena y Jorge fijaron su hogar a tan sólo tres cuadras del lugar en el que nació Nuestro Señor Jesucristo.
Su estancia por aquel país del Medio Oriente duró cuatro años, fueron tiempos de bonanza y suficiente lapso para que este querido caballero almacenara en su corazón bellos recuerdos que pudo palpar hace diez años -en 1994- en su visita que hizo a Tierra Santa.
Lastimado de su cadera, se lanzó a realizar el viaje el cual duró 20 días. Dios le regaló una de las mejores experiencias, el regreso a las aulas, ya que visitó el colegio La Sallista en Belén, en donde cursó parte de sus estudios de primaria y parte de la secundaria, la emoción fue más intensa cuando entró a uno de los salones en el cual tomó sus clases, ahí aprovechó para sentarse en un pupitre y el mismo sitio donde acostumbraba a cursar las materias, recordó los pedazos de papel que de forma traviesa aventaban sus compañeros. “Es emocionante revivirlo”, expresó.
“En Belén practiqué el árabe, mis padres se dirigían a mí en este idioma, actualmente lo hablo en ocasiones con mi esposa, pero no lo leó y tampoco escribo’’.
Las horas transcurrían y la plática seguía, pero ahora en el antecomedor, los hijos del señor Murra Talamás sacaron un álbum de fotografías del viaje, en esas gráficas se veían cada uno de los sitios santos que visitaron. “El conocer de dónde venimos nos colma de felicidad y nuestra dicha fue mayor al saber que a mi padre se le cumplió uno de sus grandes deseos, volver después de 64 años a su bendita Tierra Santa”.
Su retorno a Torreón
Pasaron sólo cuatro años para que la familia Murra Talamás regresara a La Laguna debido a los disturbios que azotaban al país, pues los turcos dominaban todo el territorio. Cuando retornaron llegaron con un miembro más de la familia, su pequeño Antonio, quien nació en Belén.
A temprana edad -14 años- Teófilo se vio en la necesidad de trabajar aquí, en Torreón, pues su padre pasaba por una crisis económica, en un principio lo hizo en el comercio, ahí empezó su carrera laboral. Sus estudios profesionales fueron en ingeniería que por cierto lo hizo a través de correspondencia, así se tituló, más tarde se dedicó al ramo de la construcción, trabajo que ejerció toda su vida.
En el año de 1949 contrajo nupcias con Yemile Giacomán con quien procreó nueve hijos: Gerardo, Ricardo, Jesús, Guadalupe, David, Virginia (f), Eduardo, Teófilo y Emilia.
Viaje gratificante
Durante su permanencia en Tierra Santa (Belén, Jerusalén y Nazareth) don Teófilo y su familia tuvieron la dicha de encontrarse con su fe, raíces y su propio ser.
Para ello visitaron el sitio donde nació Dios y después se hizo hombre, hasta llegar al lugar de su crucifixión.
El tour inició por Belén, ahí acudieron a la iglesia de la Natividad, -santuario que se erigió en el sitio mismo del nacimiento de Jesucristo-, Las Grutas de la Leche, -donde Dios recibió de su madre los primeros alimentos-, El Campo de los Pastores, la iglesia de La Visitación y en Jerusalén conocieron: La iglesia del Canto del Gallo, el Cenáculo, donde Jesús compartió la cena de pascua con los Apóstoles; también asistieron al Monte de los Olivos, La iglesia del Santo Sepulcro, Río Jordán, sitio en el cual Jesucristo fue bautizado por Juan Bautista, entre otros destinos santos.
COSTUMBRES ÁRABES
Los árabes son de tradiciones muy arraigadas, pero con algunas excepciones.
*Una de las tradiciones que aún persisten, por cierto ya muy poco entre las familias de origen palestino radicadas en la Comarca Lagunera, era casarse entre paisanos.
*Los padres de familia recomendaban a sus hijos matrimoniarse con personas de la misma raza, no se trataba de discriminar a nadie, el único objetivo era que los hijos al casarse encontraran una compañera que tuviera las mismas costumbres y así los desacuerdos que pudieran tener en el matrimonio fueran mínimos.
*Al hijo varón se le ponía el nombre de su padre como segundo nombre, tan típica tradición se hacía con la finalidad de identificar más rápido la rama a la que pertenecía esa persona, ocasionalmente esta costumbre se empleaba en la mujer, un ejemplo sencillo es: Miguel Issa Murra Jaar, -el segundo nombre Issa, es el del papá de esta persona-.
*Otra tradición arraigada es que cuando una joven está próxima a contraer nupcias, su madre le enseña a preparar la comida árabe porque sabe que su prometido -que es paisano- se la va a pedir.
*También una de las costumbres frecuentes entre las familias de procedencia palestina, es el llamado jutbe (es la petición de mano de la novia). Se acostumbra que un amigo del papá del novio de edad madura y de gran solvencia moral, acuda con la familia de la joven a solicitarle su mano, para esa fecha tan significativa se elaboran suculentos platillos árabes.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón
Tierra Santa:
Desde hace dos mil años se le llama Tierra Santa a Belén, Nazareth y Jerusalén –Alkúds- que son las ciudades en donde Jesucristo nació, vivió, murió y resucitó.
Estas ciudades son santas para tres religiones monoteístas (son las que adoran a un solo Dios), éstas son el judaísmo, cristianismo e islamismo.
Jesús recorrió todos los pueblos de Palestina defendiendo su doctrina y sanando a los enfermos, con su sola presencia bendijo esas tierras.
