Parece que todo se vale en la anticipada batalla por conquistar la candidatura del PRI a la gubernatura de Coahuila y los distintos aspirantes a tomar la estafeta de Enrique Martínez y Martínez no escatiman esfuerzos –algunos de los cuales francamente cuestionables- por ganar el favor de los ciudadanos, de los distintos grupos de poder y del propio Mandatario.
Sin duda la moneda está en el aire y aún nadie puede cantar victoria. Por ello, las encuestas imparciales que llevan a cabo algunos organismos y medios de comunicación serios y responsables en el Estado, preocupan a más de uno. Hay quién incluso encuentra en las encuestas algo más que una suerte de fotografía sobre la percepción ciudadana sobre cuestiones específicas en un momento determinado y les otorgan tal importancia que incluso arriesgan solicitudes improcedentes en aras de manipular los resultados de las mismas.
El Siglo de Torreón realiza en estos momentos su segunda encuesta estatal sobre preferencias electorales, de cara a la renovación del poder Ejecutivo Estatal que tendrá lugar el próximo año. En el primer ejercicio de esta naturaleza, la ciudadanía consultada para efectos estadísticos por El Siglo de Torreón en la Comarca Lagunera de Coahuila, Saltillo, Piedras Negras y Monclova, otorgó un 22 por ciento de preferencias a Humberto Moreira Valdés; aparece en segundo lugar Jorge Zermeño Infante con 17.9 por ciento, en tercero Guillermo Anaya Llamas con un 12 por ciento y en cuarto Alejandro Gutiérrez y Raúl Sifuentes Guerrero, con nueve por ciento cada uno. Más rezagados aparecen García Villa y Javier Guerrero García.
Ahora, un operador del Secretario General de Gobierno pretende que “se le ayude a su amigo” en la segunda encuesta estatal. Flaco favor le hace Fernando López a Raúl Sifuentes, quien será sometido al escrutinio de la sociedad, al igual que el resto de los aspirantes -tanto priistas como panistas- en la encuesta y cuyos resultados serán publicados en forma escrupulosa y sin alteración alguna. El Siglo de Torreón jamás ha comprometido ni comprometerá su línea editorial, prestigio y seriedad y mucho menos concederá “favores” a los aspirantes a la candidatura priista y esto les debe quedar muy claro.