Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Ensayo sobre la Cultura

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

El conocimiento

La existencia de la verdad se resuelve en el plano ontológico y el conocimiento de la verdad se resuelve en el plano epistemológico. No son lo mismo y ésa es la trampa relativista que una pregunta ontológica la responde desde la epistemología.

Traduzcamos: Ontología: el estudio de ser en cuanto ser. Epistemología es la ciencia del conocimiento.

Como no queda claro, ejemplifiquemos.

La ontología me dirá de Dios: Este ser al que yo llamo Dios, con estas características que necesariamente son su esencia, sólo tiene dos posibilidades: o es o no es. Si es, entonces no existe la posibilidad de que no sea y viceversa. Hasta ahí llega la ontología.

En el caso de verdad, referida a una afirmación o negación que yo hago sobre algo y que corresponda con la realidad, ontológicamente sólo cuenta con esas dos posibilidades. O existe esa relación o no existe; una de las relaciones niega la otra; pero aquí, curiosamente, sí afirmo que la verdad no existe y eso corresponde a la realidad, entonces eso es verdad; por lo tanto, la negación de la verdad es imposible; la verdad existe, porque si ésta no existiera, eso sería verdad.

No se confundan; estoy en el plano ontológico. Aquí no afirmo ni niego de que pueda conocer la verdad, simplemente afirmo que existe, aunque yo no la conozca ni pueda conocerla. La verdad existe y es una. ¿Cuál? Pasemos al departamento de la epsitemología.

Es aquí donde los filósofos no se ponen de acuerdo; por lo tanto debo aceptar que el conocimiento de la verdad es relativa; insisto: nuestro conocimiento de la verdad es relativa, no la verdad en sí que es absoluta.

Mi conocimiento de la verdad es relativa porque, después de todo, aunque el hombre es inteligente, su inteligencia es limitada; no tiene posibilidad alguna de abarcar lo absoluto, pero sí de acercársele, de intuirlo, de imaginarlo y esto lo aceptan hasta los positivistas. Puedo conocer la verdad en parte, y puedo equivocarme en el conocimiento de la verdad; por lo tanto, el conocimiento de la verdad nunca se agota, lo cual corresponde a lo que decíamos de la cultura, es un movimiento constante, que busca un objetivo aunque nunca pueda culminarlo. Como la verdad es tan basta, socialmente nos hemos especializado en una parte de su conocimiento: El conocimiento del agua, desde el punto de vista de la química es diferente al del punto de vista de la física que es diferente al punto de vista de la ecología, de la biología, y hasta de la religión. Hablar de pureza relacionado con agua es diferente en química y en religión.

Lo que me plantea la historia de la cultura es este fascinante devenir sobre la relación del hombre con la verdad y cómo, a pesar de no poseer la verdad absoluta, ha sido capaz de expresar sus verdades relativas y a partir de ellas imponerse paradigmas que regulan su acción para alcanzar objetivos. El movimiento de la cultura y por lo tanto, el del conocimiento ha sido constante y dialéctico; ha sido la lucha de los contrarios que se expresan de diferentes modos: materialismo, idealismo, apolineo, dionisiaco, positivista, filosófico, místico; en busca de una síntesis final que nunca llega, ni llegará. No pude llegar porque en ese momento se acabaría la cultura y el hombre y la razón de la conciencia.

Lo que resulta más importante aquí es darnos cuenta de que el conocimiento también es funcional. Lo poco que sabemos del hombre y de la naturaleza nos sirve para darle una razón a nuestra existencia y establecer una relación con lo que nos rodea, de tal forma que nos beneficiemos. Eso es lo importante del conocimiento, que nos funciona, que sirve para algo, para dominar la naturaleza. Aceptamos la esencia del conocimiento humano, su relativismo, su dispersión, su especialización, podemos unificarlos como momentos de una misma aventura. Eso nos proporciona la libertad para enfrentarnos a las sorpresas que el futuro nos depare, como nos la deparó el pasado. Fue un cambio de la concepción geocéntrica a la heliocéntrica; sin embargo con la primera dominamos la agricultura, medimos el tiempo, establecimos las estaciones e inventamos la mitología. Fue un cambio con la teoría de la relatividad, pero antes de ella, funcionaba el mundo; y sigue funcionando después de y convive el viejo funcionamiento con el nuevo, decimos el sol sale a pesar de Copérnico. Continuará...

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 103114

elsiglo.mx