Metodología del conocimiento
Si acepto que el conocimiento es relativo, tengo que aceptar que la cultura es relativa y también me abro para aceptar que la metodología para conocer pueda tener su relatividad; por lo menos en el campo del conocimiento funcional. Acepto también que la imaginación puede contaminar positiva o negativamente al conocimiento.
Hablando de metodologías, el hombre se ha valido de cuatro formas de conocer y son: Intuición, fe, inducción y deducción. Las explico:
Intuición: Adivino que hay una verdad detrás del funcionamiento de la naturaleza. No puedo probar certeramente que ésa sea; sólo me acerco a las posibilidades de lo que pueda ser. Trato de adivinar. Método usado por la mitología, la poesía, el arte, es antecedente de la ciencia; la intuición plantea la hipótesis.
Fe: Creo en una verdad porque alguien me la revela. No me interesa probarla; la fe no se discute, se cree. Método religioso.
Inducción: Compruebo que en múltiples situaciones sucede lo mismo; con lo cual enuncio las leyes que gobierna al todo. Es el método científico.
Deducción: De una verdad comprobada, lo aplico a una situación en particular. Método de la lógica.
Aunque la soberbia del hombre trate de eliminar alguno de los métodos antes mencionados, en el campo de la funcionalidad, que es el campo de la cultura, nos tendremos que quedar con los cuatro. No es posible eliminar ninguno, porque los cuatro cumplen con el objetivo de dar sentido a los actos del hombre. Es la forma en que la conciencia humana se ha respondido su sentido de ser; ni modo, no hay otras y son las humanas.
Por la misma razón, el método siempre es perfeccionable, por lo que se infiere que está constantemente expuesto a la crítica. En el conocimiento pocas veces se puede hablar de absolutos, de puntos finales. Las teorías son eso, teorías que pueden refutarse con otras teorías o con nuevos análisis de las mismas teorías. De aquí se sigue que el conocimiento debe exponerse a la polémica forzosamente ; cuando se impide la polémica, el conocimiento se trunca, con lo que se trunca el perfeccionamiento de la vida social.
El concepto de totalitarismo aquí se entendería como una prohibición de la polémica. El estado totalitario impone un punto de vista e impide que ese punto de vista se critique. En realidad es la prohibición del pensamiento y de la conciencia. Para entender por qué sucede esto es necesario entender cómo funciona la sociedad.
No existe sociedad en el mundo que no tenga una base ideológica que sustente su funcionamiento. La ideología impone un punto de vista sobre la realidad y de ella se desprende la norma de comportamiento. Si se representa a la sociedad por medio de un triángulo, la ideología viene a ser la base, si la base cambia, el triángulo en su totalidad se transforma, y se transforma la relación de los elementos al interior del triángulo.
Imaginemos que en ese interior se encuentran millones de átomos en movimiento. Chocan unos con otros, chocan con las paredes, los que están abajo quieren subir y los que están arriba quieren permanecer. Hay triángulos herméticos que no permiten los cambios y la única forma de moverse es transformando la figura, lo cual implica destruir la ideología que la sostiene. Es lo que llamaríamos un movimiento revolucionario. Los movimientos revolucionarios pueden ser paulatinos (cambios de usos y costumbres) o drásticos (revolución armada).
De que tiene que haber cambios, siempre los ha habido. Cuando se impiden se detiene la evolución social. Pensemos en lo que significó para el mundo los diez siglos de Edad Media; pensemos en todo el tiempo que se perdió por este miedo a pensar o a que la gente pensara. El ser católico no me impide horrorizarme de esto. Éste es el peligro del totalitarismo, tanto de derecha como de izquierda ; son las antesalas de los oscurantismos. La inteligencia social no puede detenerse; la cultura no puede detenerse, la conciencia no puede detenerse, son movimiento.
En esto no se equivocó ni Heráclito ni Hegel; el movimiento social es dialéctico, es crítico, es cambiante. Curiosamente el hombre se siente seguro cuando las cosas y las instituciones no están expuestas al cambio; es esa seguridad lo que impide muchas veces los cambios. Pero el sino del hombre es cambiar, es lo que significa crecer : biológica, intelectual y espiritualmente.