Otras manifestaciones culturales
Pensando un poco sobre la clasificación que anteriormente mencionábamos, creo que habría que subclasificar o abrir nuevos segmentos de clasificación para poder referirnos a fenómenos que no entran plenamente en las antes mencionadas; sobre todo me gustaría referirme a dos: los elementos culturales que generan las industrias y los modelos culturales que genera el comercio.
Por antigüedad, nos referiremos al comercio que ha sido una de las actividades que ha acompañado al hombre desde siempre y que de alguna manera lo ha llevado a extender su dominio geográfico. No se puede olvidar que la palabra escrita se derivó de esta actividad por la necesidad que tenía de hacer contratos, desde los fenicios. El comercio estuvo latente en la necesidad de hacer viajes para intercambiar productos y de conocer civilizaciones alejadas a las nuestras; quien haya leído a Marco Polo lo sabe. El mismo descubrimiento de América fue el resultado de encontrar el camino más corto a la tierra de las especias; ya que el conocido, que era costeando África, estaba dominado por los portugueses.
El comercio participa en alto grado del plano de lo simbólico; ese es el fin de la mercadotecnia y de la publicidad, manejar la imagen de los productos a ese nivel y en este campo se han producido los grandes clásicos de la época actual: Coca Cola y Mc Donald?s con significaciones poli semánticas.
La industria es más moderna pero ha impuesto modos de producción y nuevas formas de convivencia. Ya antes dijimos que la cultura de masas surge de esta actividad, según el concepto del siglo XIX, pero su desarrollo sigue un camino que no es exactamente el de la cultura de masas, como el de la implementación de las nuevas tecnologías y que claro también produce sus clásicos, como lo pueden ser el modelo T de la Ford, el ?vocho?, entre otros.
Creo que estos dos segmentos culturales pueden separarse del resto y se prestan como campos de investigación singulares en las áreas de comunicación, sociología, sicología, etnología y antropología; a fin de cuentas vienen a referirse a lo que hace el hombre y a lo que vende el hombre, que son las dos actividades de mayor valor para poder subsistir.
Otro de los temas que se quedó pendiente en al artículo pasado fue el del elitismo cultural; una palabrita por demás manoseada, que se usa como escudo de ataque y contraataque entre diversos grupos de personas que persiguen intereses extraños a la propia cultura.
¿Qué es el elitismo ? La definición que da el diccionario es la de minoría selecta. Como se entiende en su uso, es la de referirse a un grupo cerrado de personas que no permiten el acceso de otras por no contar con ciertas características.
En el caso de la cultura, elevar el nivel cultural implica un mayor esfuerzo de tus habilidades, sobre todo las racionales. Esto dependerá en parte de las influencias del exterior, pero sobre todo depende del compromiso de las personas con su propia conciencia. Si la cultura es ser consciente para plantearse un sentido de ser, el aceptar esa responsabilidad es convertirte en un hombre culto. El hecho de comprometerte te llevará a buscar la forma de satisfacer tus exigencias, como se satisfacen otras. Si te gusta el futbol, tú sabes cómo le haces pero juntas para pagar tu entrada y así poder asistir a los partidos que te interesan. Si te gusta el cine, lo mismo. Si tienes curiosidad por conocer lo que esconde un museo será lo mismo. En todas las acciones humanas hay elitismo; la cultura, en realidad, es el producto de más fácil acceso, ya que existen muchos servicios que se ofrecen en forma gratuita: los museos, los domingos, por ejemplo; las bibliotecas públicas.
Hablar de elitismo es meterse en el mundo de la demagogia donde se mueve el interés económico turbio. La cultura también tiene sus males.
Nadie puede impedirle a nadie ser culto (en realidad se puede, es el fundamento de la esclavitud y de la estafa); en esto el límite es la propia persona. En el caso de México, no podemos olvidar personajes tan importantes como (Ignacio M.) Altamirano o (Benito) Juárez, que viniendo de extractos indígenas llegaron a manejar la vida política y cultural del país. En los tiempos modernos Xóchilt Gálvez.