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Ensayo Sobre la Cultura

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

El Quinto Sol

Según el códice Matritense del Real palacio y en Sahagún leemos que: ?antes que hubiese día en el mundo que se juntaron los dioses en aquel lugar que se llamaba Teotihuacan que es el pueblo de San Juan, entre Ciconauhtlan y Otumba (y) dijeron los unos a los otros dioses ¿quién tendrá el encargo de alumbrar al mundo?... y entonces el dios Tecuciztécatl y el buboso Nanahuatzin se ofrecieron para alumbrar al mundo.

Después de que se acabaron las cuatro noches de su penitencia... todos los dioses se pusieron en derredor del hogar que se llamaba teotexcalli... y luego los dos sobre dichos se pusieron delante del fuego... pero a la hora de lanzarse en el fuego del horno divino Tecuciztécatl tuvo miedo y no lo hizo mientras que Nanahuatzin, que era de Tamoanchán esforzándose y cerrando los ojos arremetió y echóse en el fuego. Así Nanahuatzin se convirtió en el quinto Sol y, Tecuciztécatl que se arrojó después, se convirtió en la Luna.

Según los anales de Cuauhtitlán el nombre de este sol es Nahui Ollin (cuatro movimientos) éste es ya de nosotros, de los que hoy vivimos. Ésta es su señal, la que aquí está porque cayó en el fuego el sol en el horno divino de Teotihuacán. Fue el mismo sol de Topiltzin (nuestro hijo) de Tollan, de Quetzalcóatl. Antes de ser este sol fue su nombre Nanáhuatl que era de Tamoanchán... lo que aquí está se nombra Teotexcalli (horno divino) que cuatro años (días) estuvo ardiendo? (Piña Chan).

En cuanto esta narración, habría que considerar que por lo menos existen dos interpretaciones del mito, la Tolteca donde el buboso personificaría a Quetzalcóatl y la azteca donde el buboso personifica a Huitzilopochtli; ya que el segundo dios no existía para los Toltecas y en los aztecas es la personificación del sol, que en este caso sería el quinto.

Pero continuemos con el mito de Quetzalcóatl y de la creación del hombre:

?En los mismos anales de Cuauhtitlán se menciona que en el tochtli cuando se estancó el cielo y no hubo sol y desapareció la humanidad, se consultaron a los dioses para determinar quien constituiría la nueva humanidad; es decir, para crear al hombre de nuevo. Y así, ?luego fue Quetzalcóatl al infierno (al Mictlán o inframundo) se llegó a Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl (señor y señora del mundo de los muertos) y dijo: he venido por los huesos preciosos que tú guardas. Y dijo aquél ¿qué harás tú Quetzalcóatl? Otra vez dijo éste: tratan los dioses de hacer con ellos quien habite sobre la Tierra.

?...Luego que cogió los huesos preciosos: estaban juntos, de un lado los huesos de varón, y también juntos, de otro lado, los huesos de mujer. Así que los tomó Quetzalcóatl hizo de ellos un lío que inmediatamente llevó a Tamoanchán. Después que los hizo llegar, los molió la llamada Quilachtli, ésta es Cihuacóatl que a continuación los echó en el lebrillo precioso... y entonces Quetzalcóatl se sangró su miembro viril sobre los huesos molidos para formar así, de esa pasta, a los nuevos hombres, por lo cual se diría que los grupos o pueblos que adoptaron su culto fueron hechos o creados de sangre o de ceniza.

Y en esa misma fuente histórica se dice también ¿qué comerán los hombres, oh dioses? Que descienda el maíz nuestro sustento. Entonces Quetzalcóatl pregunta a una hormiga roja, que llevaba un grano de maíz, en dónde lo había encontrado y ésta le dice que en el monte de nuestro sustento. En el Tonecatépetl o cerro de las mieses; Quetzalcóatl entonces se transforma en hormiga negra, acompaña a la otra y rescata del monte el maíz; y luego Quetzalcóatl lo llevó a cuestas a Tamoanchán, allí abundantemente comieron los dioses y después en nuestros labios puso el maíz Quetzalcóatl para que nos hiciéramos fuertes?. (Piña Chan).

Según Sejourné, Quetzalcóatl enseña a los hombres la manera de pulir el jade y otras piedras preciosas y de encontrar los yacimientos de esas piedras; a tejer las piedras policromas, con algodón milagroso que ya nace teñido de diferentes colores y a fabricar los mosaicos con plumas de quetzal, del pájaro azul, del colibrí, de la guacamaya y de otras aves de brillante plumaje. Pero sobre todo le enseñó al hombre la ciencia, dándole el medio de medir el tiempo, y a estudiar las revoluciones de los astros. Le enseñó el calendario e inventó las ceremonias y fijó los días para las oraciones y los sacrificios. (Continuará).

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