Quetzalcóatl Vs. Huitzilopochtli
Para terminar con el mito de Quetzalcóatl falta referirnos a los diferentes significados que tiene. Como ya se ha visto, es una deidad posee mucho desarrollo y que si en la civilización Tolteca tiene la primacía, en la azteca viene a ocupar un segundo lugar, dejándole el primero a Huitzilopochtli.
Por un lado representa a Venus, la estrella matutina. Es una deidad dual. Su gemelo precioso sería Xólotl que es la estrella vespertina. Su ciclo representa un recorrido que lo lleva a bajar al inframundo para volver a aparecer. Su ciclo dura 584 días.
Pero también representa al viento. En la versión Azteca del quinto sol, al principio, ni el sol ni la luna se movían y fue por la acción del viento Quetzalcóatl que se comenzaron a mover.
También tiene relación con Tláloc el dios de la lluvia, que algunos consideran como uno de los aspectos del propio Quetzalcóatl.
Su representación es de hombre-pájaro-serpiente y sin lugar a dudas es el despegue de la cultura Náhuatl.
Por el otro lado tenemos a Huitzilopochtli que es un dios eminentemente azteca y del cual existe una historia mitológica.
En esta ocasión seguiré el libro: El Origen de los Aztecas de Christian Duverger.
?Sucede Coatépec, cerca de Tula. Ahí, nos cuenta la crónica, vivía una mujer llamada Coatlicue, la de la falda de serpiente. Ella era la madre de los Centzonhuitznahua y también de la hermana de ellos Coyolxanhqui. Un día, mientras barría, recoge una pelotilla de plumas que cae del cielo y la mete en su seno, poco después, cuando termina de barrer, comprueba que la pelotilla ha desaparecido, y se da cuenta de que se encuentra encinta, milagrosamente fecundada por la pelotilla de plumas.
Sus hijos, los cuatrocientos Huitznahua, reaccionan fogosa y vehementemente. ?¿Quién la empreñó que nos infamó y avergonzó? Y Coyolxauqui encareció. ?¡Matemos a nuestra madre que nos ha deshonrado con este embarazo!?. Al enterarse de la cólera de sus hijos, Coatlicue, afligida y desanimada, está llena de temores. Empero, la criatura que lleva en su seno la reconforta y la consuela. ?No tengas miedo porque yo sé lo que tengo qué hacer?. Así Coatlicue se serena.
Mientras tanto, los Huitznahua, aguijoneados por su hermana mayor, se preparan para matar a su madre.
Sin embargo, uno de los cuatrocientos se dispone a traicionar a sus hermanos, denunciando el complot. Quautlicac ?el que se yergue como un árbol? avisa a Huitzilopochtli, aún en el vientre de su madre, que van a llegar los Huitznahua...
Y le dijo que ya llegaban y estaban muy cerca, y delante de ellos venía la dicha Coyolxauqui.
En ese preciso instante Huitzilopochtli viene al mundo. Sale del vientre de Coatlicue con las armas en las manos, el cuerpo adornado para la guerra. Entonces con su xiuhcóattl encendido, con su serpiente de turquesa, ardiendo como un rayo de sol, hirió mortalmente a Coyolxauhqui cuyo cuerpo quedó hecho pedazos?. La cabeza quedó en aquella sierra que se dice Coatépec, y el cuerpo quedóse abajo hecho pedazos.
Huitzilopochtli alzó sus armas contra los Huitznahua, los persiguió por la sierra dando cuatro vueltas a la montaña, forzándolos a abandonar Coatépec. Al poco tiempo son vencidos los Huitznahua e imploran clemencia a Huitzilopochtli quien no quiere ni siquiera oírles y los mata uno a uno. ?Y muy pocos escaparon y salieron huyendo de sus manos... y les quitó y tomó muchos despojos y las armas que traían?.
Ésta es una de las leyendas sobre el mito de Huitzilopochtli, la que nos cuenta Sahagún. Hay otras versiones con sus variantes, como sucede en todo mito. Lo importante es que en ella se ve reflejada la vocación guerrera de un pueblo, que de alguna manera o de otra, parte de una ideología que le permite fundamentar su derecho a ser conquistador.
