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Entrega Al Sadr mezquita en Nayaf

Miles de peregrinos llegan a la mezquita de Alí tras tregua.

AP

NAYAF, IRAK.- Milicianos abandonaron ayer la mezquita del Imán Alí y entregaron las llaves al principal clérigo shiita del país, como símbolo de que aceptan un acuerdo de paz para poner fin a tres semanas de combates encarnizados en la ciudad santa.

Ayer por la tarde, decenas de policías y guardias nacionales iraquíes se emplazaron en torno del complejo del santuario, pero no entraron en él. Algunos besaron las puertas que conducen al complejo, otros se pusieron a llorar. Algunos residentes de la devastada urbanización agitaron sus manos y les gritaron, “¡Bienvenidos, bienvenidos!”.

Las fuerzas estadounidenses conservaban sus posiciones en torno del santuario, con tanques a unos 300 metros y aviones sobrevolando el lugar, pero los choques encarnizados de los días anteriores habían cesado y reinaba la calma en la mayor parte de la ciudad.

“Hoy, los nayafís pueden dormir bien”, dijo Hamed al Jafaf, ayudante del gran ayatolá Alí Husseini al Sistani, a la televisora Al Arabiya.

Horas antes, el clérigo radical shiita Muqtada al Sadr emitió un comunicado desde los altavoces de la mezquita, ordenando a sus combatientes entregar las armas y abandonar Nayaf y la vecina ciudad de Kufa.

El comunicado pidió a “todos mis hermanos del Ejército del Mahdí” que “abandonen Kufa y Nayaf sin sus armas, junto a la pacífica muchedumbre”.

Algunas decenas de milicianos apilaron fusiles Kalashnikov frente a las oficinas de Al Sadr. Sin embargo, se cree que miles de combatientes armados continúan en la ciudad.

Al Sadr aceptó la propuesta de paz en una reunión el jueves por la noche con Al Sistani. El Gobierno interino de Irak también aceptó el acuerdo, y los jefes militares estadounidenses ordenaron a sus tropas poner cese al fuego.

En las primeras horas de ayer, miles de personas marcharon a través de Nayaf para visitar el santuario, uno de los más sagrados de los shiitas. Allí está la tumba del yerno del profeta Mahoma.

También se vio a militantes que abandonaban el recinto gritando, “Muqtada, Muqtada”.

La policía bloqueó posteriormente los caminos que conducen al área, impidiendo la entrada de personas. La mayoría de las personas que abandonaron el santuario estaban desarmadas, pero la policía detuvo a cuatro milicianos que portaban lanzagranadas.

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