El traspaso de poder al nuevo gobierno en Irak se llevó a cabo dos días antes de lo planeado.
28 de junio 2004.
Bagdad, (EFE).- El Gobierno transitorio de Irak recibió esta mañana la plena soberanía de manos del Administrador Civil estadounidense, Paul Bremer, dos días antes de lo previsto.
En una ceremonia que terminó antes de que se anunciara formalmente, a las diez y media de la mañana, el nuevo primer ministro iraquí, Iyad Allawi, aceptó una carta de manos de Bremer, con la que se ponía fin formalmente a catorce meses de ocupación del país.
"Este es un día histórico, un día verdaderamente alegre, un día que todos los iraquíes han estado esperando", aseguró el presidente iraquí, Gazi al Yawar, que también estuvo presente en la ceremonia, según las declaraciones que transmitió la cadena estadounidense de televisión CNN.
"Es un día muy importante para nosotros. Los iraquíes, por primera vez, vamos a hacer frente a un nuestros propios problemas", declaró un ufano Allawi, a pesar de que el Gobierno provisional tiene importantes restricciones en su atribuciones en contra de lo estipulado por la resolución 1546 de naciones Unidas que les otorga "soberanía plena".
Después de que Bremer entregara una carpeta a Allawi con la que simbolizaba el traspaso de poder, el pequeño grupo que asistía a la ceremonia prorrumpió en aplausos.
Estados Unidos ha querido evitar a toda costa la imagen de un traspaso de poder entre el propio Bremer y el nuevo embajador estadounidense en Irak, John Negroponte, que hubiera podido dar una imagen de continuidad en la ocupación, según han apuntado diplomáticos en Bagdad.
Negroponte asumirá su cargo el próximo día 1 de junio.
Poco después de la ceremonia, Bremer abandonó Irak de forma definitiva, poniendo fin a un mandato que ha durado aproximadamente un año.
Una de las primeras medidas anunciadas tras el traspaso de poderes fue la entrega de Saddam Hussein y los altos cargos de su régimen, que han pasado a estar bajo custodia iraquí, según dijo el portavoz militar estadounidense, Mark Kimmit.
Kimmit precisó sin embargo que tanto Saddam como sus principales lugartenientes van a seguir "bajo la protección de soldados estadounidenses".
No especificó si la entrega de Saddam ha estado acompañada de un traslado de prisión, pero sí dijo que será juzgado en la primera semana de julio por un tribunal iraquí.
El Primer Ministro iraquí, Iyad Alawi, dijo anoche a la cadena de televisión libanesa LBC que no dudará en firmar cualquier sentencia que el tribunal pronuncie contra Saddam "incluida la pena de muerte", y de hecho no descartó que su gobierno reimplante la pena capital.
La oleada de violencia que vive el país en el último mes ha sido una de las razones principales para el adelanto del traspaso de soberanía.
"Los terroristas demostraron estar perfectamente organizados y ser capaces de preparar ataques coordinados a gran escala", declaró a EFE un embajador árabe esta mañana, cuando fue sorprendido por una llamada del propio Bremer cancelando un almuerzo.
Los insurgentes realizaron una serie de ataques simultáneos a lo largo y ancho del país el jueves pasado causando la muerte a más de un centenar de personas. Más de uno de estos grupos de la resistencia habían amenazado con acciones similares el próximo miércoles, el día previsto para la ceremonia.
En lo que parecía una noticia redonda para completar un día histórico en Irak, fuentes militares estadounidenses anunciaron que había sido arrestado el terrorista más buscado de Irak, el jordano Abu Musab al Zarqawi, pero el portavoz militar Mark Kimmit lo desmintió minutos después.
Zarqawi es considerado responsable de la trágica jornada de coches bomba del pasado jueves, así como del secuestro y degollamiento -grabados en vídeo- de dos rehenes extranjeros, y Estados Unidos lo cree responsable de la red terrorista Al Qaeda en Irak.
En la calle, el sorpresivo adelanto del traspaso de poder no causó un revuelo especial. Los iraquíes no van a ver cambios inmediatos en sus condiciones de vida. Al ser preguntados por el significado del traspaso, la mayoría responde que "los americanos siguen aquí".
Dudan legisladores
Mientras Estados Unidos transfirió el control político a un gobierno interino en Bagdad, varios legisladores expresaron preocupación por el futuro de Irak y de los 138 mil soldados que continuarán emplazados en la nación árabe.
Durante la última semana, los demócratas han señalado que en Irak está aumentando la violencia, el proceso político es incierto y hay continuas demoras en restablecer la electricidad y otros servicios básicos. Hay interrogantes sobre si los iraquíes podrán defenderse por su cuenta, durante cuánto tiempo deberán quedarse las fuerzas estadounidenses y si contarán con un adecuado respaldo financiero.
Aunque los republicanos se muestran más optimistas, algunos temen que soldados estadounidenses corran peligro si el nuevo gobierno iraquí tiene fuerte influencia en asuntos militares. Funcionarios estadounidenses continuarán controlando la seguridad en Irak, pero han prometido trabajar de manera estrecha con el nuevo gobierno.
El lunes, en una acción sorpresiva, Estados Unidos transfirió el poder al gobierno interino de Irak. Al parecer, la acción tuvo como propósito tomar desprevenidos a los insurgentes que se habrían preparado para sembrar el caos el miércoles, la fecha oficial de la entrega del poder.
La semana pasada el presidente del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, Duncan Hunter, un republicano, dijo a funcionarios del Pentágono que era importante que "los comandantes militares estadounidenses no se sientan obligados a hacer ciertas cosas debido a que los iraquíes lo pidan".
El Congreso dio a Bush amplio respaldo bipartidista para ir a la guerra contra Irak. Pero las críticas comenzaron a surgir luego que Bush declaró el primero de mayo del 2003 el fin de "los principales operativos de combate". Con el aumento de muertos y heridos en el ejército y el fracaso de los inspectores estadounidenses en hallar armas de destrucción masiva en Irak, algunos republicanos se sumaron a los demócratas para denunciar fallas en la recolección de datos de inteligencia, falta de planificación para la posguerra, y un nivel de fuerzas inadecuado.
Durante una audiencia el viernes, el senador demócrata Edward M. Kennedy consultó al subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz cómo podrán saber los estadounidenses si la misión en Irak fue un éxito. "¿Cómo sabemos que no terminaremos con un compromiso interminable y sin una salida?" preguntó.
Wolfowitz dijo que existía "un claro sendero de éxito" que definió como la derrota del enemigo o su decisión de "unirse al nuevo Irak".
Los republicanos, por su parte, señalan la importancia de haber puesto fin al régimen brutal de Saddam Hussein y establecer las bases para un gobierno democrático.
En la misma audiencia en el Senado, el presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, el republicano John Warner, elogió a Bush por la manera en que enfrentó la situación en Irak: "El está decidido a que tengamos éxito", dijo. "Lo haremos. Debemos hacerlo".