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Entrevista|El sexenio ha terminado

Arturo González González

Vicente Fox fue un extraordinario candidato y es un pésimo Presidente.

El Siglo de Torreón

Torreón, Coah.- Según Armando Fuentes Aguirre, aunque “México va por mal camino, vamos por buen camino”.

Catón, en su visita a El Siglo de Torreón, habla de un poco “política y cosas peores” y frente a la realidad de la República Mexicana, se autodefine como un optimista por naturaleza. No comparte el punto de vista de los que piensan el país se acerca al abismo.

“No creo que estemos cerca de la catástrofe, creo que estamos caminando por un camino nuevo que simple y sencillamente se llama democracia... entre otros derechos que la democracia da está el derecho a cometer errores”.

Advierte el surgimiento de una nueva casta formada por los partidos políticos que, a su ver, se han apoderado de la vida nacional y que detentan el monopolio de la actividad política. “Son esos partidos que con sus pugnas están lastimando a México”.

Y tampoco comparte la idea de quienes dicen que “estábamos mejor cuando estábamos peor”.

Para Fuentes Aguirre, Vicente Fox Quesada fue un extraordinario candidato que ha sido un pésimo Presidente, ya que no ha cumplido ninguna de las expectativas de quienes votaron por él. “Y digo quienes votaron por él, porque yo no voté por el, yo declaré abiertamente que voté por Don Gilberto Rincón Gallardo, a quien considero uno de los mejores mexicanos que hay”, aclara.

—Pero con todo y el desatino y la falta de experiencia y de ejercicio del poder que ha mostrado Fox, lo peor que le habría podido pasar a este país es que el PRI hubiese vuelto a ganar. Entonces sí, yo que soy optimista profesional habría empezado a caer en la desesperanza y habría pensado que este país ya no tendría remedio.

Por eso, “aunque ahorita, en este sexenio vayamos por mal camino, vamos por ese buen camino que es la democracia, que nos da, entre otras expectativas, la de la alternancia”.

El desinfle de Fox

Catón ve en la realidad del México actual la de un país que está aprendiendo a andar por ese sendero llamado democracia y que a ese aprendizaje se deben también los tropezones.

—Antes, el poder lo ejercía un solo hombre, el Presidente de la República, había una sujeción total a su voluntad. Las instituciones, incluyendo el Poder Legislativo y el Judicial, estaban supeditadas a la voluntad arbitraria del Presidente. Cuando esa concentración del poder desaparece, a todos les toca algo de esa gran porción de poder y al no estar acostumbrados a asumirlo, se dan todos estos vacíos de poder, hablo de Vicente Fox y se dan también los malos usos del poder, en este caso, el Congreso de la Unión.

¿Cómo se convierte un excelente candidato en un pésimo gobernante? ¿Cuál es la factura que le debe cobrar el país a un Presidente que tuvo una oportunidad en sus manos y la dejó ir?

Lo que sucede es que operó con él aquel viejo principio de Peter que dice que alguien puede ser bueno en un nivel y pésimo en el nivel siguiente.

Y Armando Fuentes arremete contra la figura de Vicente Fox: “no tenía ninguna cualidad para ser un buen gobernante, ya lo había demostrado en Guanajuato, que ni siquiera gobernó, porque se dedicó con tres años de anticipación a armar su campaña; decían sus malquerientes que gobernaba por celular”.

No obstante, asegura que tenía un carisma muy especial al grado de que “nadie sino él hubiera podido derrotar al PRI. Estuvo en el lugar preciso, en el momento preciso. Hizo una buena campaña, sedujo al público, con actitudes que incluso no eran propias, que le eran aconsejadas por habilísimos mercadotecnistas políticos y se convirtió en Presidente... ahí se acabó Vicente Fox.

“No es lo mismo estar en campaña que estar en el cargo, el cual lo enfrenta con realidades que él pensaba que eran muy simples: iba a resolver el problema de Chiapas en 15 minutos. Entonces, al contacto con la realidad, aquel buen candidato se desinfla”.

Y es donde aparece la figura de la primera dama, Marta Sahagún de Fox, cuya presencia, según Catón, “forma un contraste de la esposa militante y vigorosa frente al hombre acotado y disminuido por la realidad y se agrava aún más la visión desfavorable que ahora el pueblo mexicano tiene de su Presidente”.

Y es tajante, al decir: “no queda nada por hacer, el sexenio ha terminado ya al cuarto año”.

Hacia 2006

Armando Fuentes Aguirre está seguro de que, con todo lo que se está viviendo en estos momentos, para 2006 existe no sólo la posibilidad de que el PRI regrese al poder, sino que cualquiera de los partidos lo haga, incluyendo al propio PAN.

Si la finalidad de 2000 fue sacar al Revolucionario Institucional de Los Pinos ¿cómo leer que en 2006 el PRI retome la Presidencia?

Carga de ironía su respuesta:

México tiene el primer lugar en resurrecciones, seguido muy de cerca por Israel, donde resucitó Lázaro y todos ellos. Pero en México, tenemos mala memoria y los que mueren resucitan. Ahí está Salinas de Gortari, bastante resucitado. Entonces no sería de extrañarse que el PRI regresara al poder. Sería una forma que los mexicanos tendrían de aplicar un voto de castigo al PAN.

Para la sucesión presidencial, Catón ve que incluso el PRD también tiene enormes posibilidades y no necesariamente en la figura de Andrés Manuel López Obrador.

Y ante ese escenario proyectado a dos años, afirma que “los errores de la democracia se corrigen con más democracia, en este caso, a través de nuestro voto podríamos corregir el rumbo escogiendo a alguien probadamente mejor que Vicente Fox y cualquiera de los aspirantes es mejor que él”.

¿No quedaría lamentar que el pueblo mexicano no haya aprendido la lección y vuelva en 2006 a cometer el mismo error de llevar a alguien como Fox a la Presidencia?

Claro, son los riesgos de la democracia...

Y ¿eso no le asusta? Aunque usted sea un optimista profesional...

No me asusta mientras no se rompa la institucionalidad. Tenemos graves problemas, la inseguridad es un problema gravísimo, capital, pero no es un problema que amenace a las instituciones. El mismo narcotráfico que en otros países sí ha llegado a vulnerarlas, en México no se hemos llegado a ese extremo. Somos todavía un país de instituciones.

Y para Armando Fuentes, esto último es primordial, ya que, dice, en la medida en que la República se mantenga en ese orden institucional, “mientras las efímeras tentaciones de violencia como las de Marcos, queden reducidas a la expresión de un pintoresquismo guerrillero, nos vamos a mantener en esa institucionalidad”.

No duda al señalar que México es hoy un mejor país que lo que era hace seis años, con todos los yerros que se están cometiendo. “La eficiencia priista era mala comparada con esta ineficiencia que pudiéramos llamar de la democracia, que todavía no aprendemos a usar bien”.

El papel de la sociedad

Frente a los yerros de la nueva casta política, a Catón le queda la esperanza de la participación de la sociedad. “Hay que recordar que las grandes realizaciones de este país no han venido de la clase política, sino de la sociedad”.

Considera que la llamada sociedad civil emergió con rapidez y eficiencia en el terremoto de la Ciudad de México, en 1985, frente a la incapacidad del Gobierno de Miguel de la Madrid ante la catástrofe.

“Esa sociedad civil se va a manifestar el próximo domingo en una reclamación que al mismo tiempo es denuncia, es protesta y es exigencia a los Gobiernos, al del DF o al Federal”, por la inseguridad pública que se está viviendo en varios estados de la República.

Descarta que dicha manifestación esté planeada para desprestigiar a un Gobierno en particular. “Esto no tiene contenido político y si lo tiene es el de la política en su mejor expresión, como acción ciudadana”.

Para Armando Fuentes Aguirre, la capacidad de movilización ciudadana abre una ventana de esperanza frente al desencanto que los partidos han dejado en la sociedad y alimenta aún más su optimismo natural que dice tener.

Del anecdotario

Armando Fuentes Aguirre confiesa que no le agrada mucho que su pseudónimo termine en “ón” ya que, dice, “se presta a rimas muy molestas”. Y reconoce que él no lo escogió y que “no lo hubiera escogido”. Marco Porcio Catón El Censor, escritor romano del siglo III y II a. n. e., no le parece una figura cercana con la cual pueda identificarse. Explica con su característico tono oratorio:

—Catón era un personaje muy áspero, muy severo en sus costumbres y exigía ese mismo rigor en los demás. Y a mí me gusta ser benévolo y tolerante con los demás para que los demás sean tolerantes y benévolos conmigo.

Con el silencio evoca el origen de su apodo.

—Yo era reportero (...) y era un pésimo reportero. Las cosas de la realidad me perecían muy grises entonces yo las enriquecía y les ponía cosas que sorprendían y añadía de mi propia cosecha. La nota quedaba muy bonita, pero no correspondía a la realidad—, reconoce y las últimas sílabas se alzan mezcladas con la risa. Luego sigue:

“Entonces, yo empecé a escribir una columna. El director del periódico El Sol del Norte era un extraordinario periodista, un regiomontano de nombre Don Carlos Herrera Álvarez, llegó a ser para mí como un segundo padre (...). Pues yo empecé a escribir una columnita: ‘Don Carlos...’, ‘déjala...’. Y al siguiente, otra... dos, tres, todos los días le llevaba esa columna. El mejor comentario que recibí fue: ‘está bien, pero podría estar mejor’.

“Pues un día, fui al café con los demás compañeros y me dijeron: ‘oye, viste la columna que viene en El Sol del Norte, está buenísima’, y yo dije: ‘¿quién la hace?’, ‘pues un tal Catón’. Yo dije: ‘ya me ganaron el espacio’. Pedí el periódico: era una de mis columnas. Me fui corriendo... pedí hablar con él. ‘Oiga Don Carlos...’, ‘ahí está... va a salir todos los días’, ‘¿y eso de Catón?’, ‘así te vas a llamar’ ”.

Asegura que se fue resignando al pseudónimo con el que todos lo llaman. Hasta sus sobrinos le dicen tío Catón.

Armando Fuentes recuerda también cuando inició a publicar su columna Mirador en el periódico El Siglo de Torreón.

—Yo dejé mi material con Don Antonio (de Juambelz y Bracho) y yo esperaba que alguien me llamara, no él obviamente... a él lo veíamos como el maestro del periodismo en todo el país, que gozaba de un gran respeto y prestigio. El único periodista que no iba a ver a los gobernadores, los gobernadores venían a verlo a él. Yo en ese entonces leía El Siglo y un día, en la primera plana un recuadro: “A partir de mañana El Siglo de Torreón publicará la columna del prestigiado periodista.... y se empezó a publicar mi columna en la primera plana de locales”.

Catón hace una pausa y vuelve a la memoria: “Y no es todo, por si esto fuera poco. En todos los periódicos del país, yo soy Armando Fuentes Aguirre Catón. Don Antonio Firmaba mis columna como Armando Camorra. ‘¿Por qué Don Antonio?’, ‘En El Siglo no puede aparecer una firma que aparezca en otro periódico’ y así aparece todavía, Armando Camorra”.

Ya dentro del mar de las anécdotas “sigleras”, hace alusión a un telegrama que guarda en lo que él llama su “egoteca”.

—Es un telegrama que Don Antonio me envió. Resulta de que no sé por qué un envío de columnas que entonces se mandaban por el autobús, se perdió, no llegó al Siglo. Entonces me llegó el telegrama firmado por Antonio de Juambelz. Recuerdo el texto de memoria: “miles de lectores furiosos por falta de mejor columna de El Siglo. Suplico se reporte”. Le contesté con otro telegrama: “la mejor columna de El Siglo es 007, pregunte al autor qué es lo que está pasando”—, no bien concluye y comienza a reír.

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