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Entrevista|'Investiguen a la policía'

Habla Jesús Blancornelas, codirector del semanario Zeta sobre el asesinato de Francisco J. Ortiz.

Diario Latino de San Diego-AEE

TIJUANA, B.C.- Las oficinas de Zeta no son muy llamativas y se encuentran ubicadas en un barrio residencial de Tijuana. A un costado, hay un edificio de departamentos que se encuentra en renta. La calle está completamente tranquila y tras la pequeña reja de acceso, está un joven guardia que trae en sus manos un arma automática corta, como una metralleta y en el cinto, una pistola.

Por más templado que se tenga el carácter, no es posible olvidar que los integrantes de esta publicación se han jugado la vida, literalmente, en el ejercicio de su profesión. Las denuncias que se han hecho desde las páginas de Zeta, han incomodado a muchas personas y han pisado muchos callos. Las fuerzas más sanguinarias que se han apoderado de Baja California y de buena parte de México, se han ensañado en contra de ellos. Para botón, ahí quedan las vidas de Héctor Félix Miranda, Luis Valero y Francisco J. Ortiz y el atentado del 27 de noviembre de 1997, del que milagrosamente salió vivo Jesús Blancornelas.

A unos pasos de la recepción, hay un pequeño salón de juntas. Está iluminado con luz artificial. No hay ventanas. En las paredes cuelgan algunas fotografías de Tijuana. Nos invita a sentarnos en unos sillones color negro.

Entramos en materia casi de inmediato. “Para saber quién mató a Francisco, tendría que hacerse una investigación paralela a la Policía, una investigación que nos permitiera saber por qué no actuó con la prontitud deseada. Es increíble que la Cruz Roja haya llegado primero que la policía, a pesar de que la Subprocuraduría estaba a menos de 300 metros. El asesino sabía que no lo iban a perseguir”, dice tajante.

Son los primeros minutos de la entrevista y es evidente que Blancornelas no se siente cómodo. Es claro que sabe mucho más de lo que dice y que hay puntos en los que mide cuidadosamente sus palabras.

De las líneas de investigación que han manejado, ¿hay alguna que consideren que tiene más peso que otras?

“Los sospechosos, ya lo publicamos, son tres miembros del grupo Los Zetas, un equipo del Barrio Logan y Jorge Hank Rhon, en ese orden”.

Blancornelas juguetea con un papelito amarillo en la mano. “No sé si haya sido Hank Rhon, pero él también está en las líneas de investigación”.

¿La muerte de Francisco J. Ortiz tiene qué ver con la investigación que estaba haciendo dentro de una comisión especial de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que analizaba el asesinato de Héctor Félix Miranda?

“Yo he tenido mucho cuidado en no hablar de esto, precisamente porque no queríamos que se politizara el caso. Hay algunos colegas que han dicho que cómo se les ocurrió retomar el caso de Héctor Félix Miranda en pleno proceso electoral en el que está participando Jorge Hank Rhon. La verdad es que no se retomó nada. Más bien nunca se dejó de lado, simplemente esta nueva indagatoria coincidió con la campaña. Tenemos más de diez años luchando por esto”, dice Blancornelas.

¿Se reabrió el caso Félix Miranda?

“No, no se reabrió el caso. Sólo se estaban analizando sus diferentes aspectos legales y en caso de encontrar alguna anomalía se pediría la reapertura”.

¿Usted le pidió a Francisco J. Ortiz Franco que participara en esta investigación?

“Absolutamente no. Ricardo Trotti, secretario técnico de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa, me preguntó si había algún abogado que conociera bien el caso. Le dije que sí, que Francisco, pero dependería de él su participación. Yo no podía pedirle que lo hiciera. Vino entonces con Roberto Rock, representante del vicepresidente de la SIP en México y se fueron a tomar un café en el Camino Real. Cuando regresaron ya había decidido participar”.

¿Y había encontrado algo?

“Bueno, se hicieron algunas observaciones y algunos hallazgos, pero todo eso está en manos de la SIP”.

¿Confía en que habrá una investigación seria del caso?

“El presidente Vicente Fox me llamó y me aseguró que se investigaría hasta sus últimas consecuencias este caso y que dedicará grupos especializados de la Procuraduría General de la República y del Ejército. En ese sentido confío en que tratarán de resolver el caso”.

¿Sería conveniente que la PGR atrajera la investigación?

“Sí, sería más confiable. El problema aquí es que la corrupción de los cuerpos policíacos abarca todos los niveles. Por eso nosotros mismos estamos llevando a cabo nuestras propias investigaciones. En este punto sabemos cómo ocurrieron las cosas, ahora nos falta saber quién cometió el crimen y por orden de quién”.

Blancornelas poco a poco se va relajando. Habla con un poco mas de soltura. Habla de Francisco J. Ortiz y de su relación con él. “Era un hombre serio, muy profesional, muy dedicado, aunque a pesar de su trabajo en el periódico, tenía tiempo para litigar sus casos y para dar clases en el Colegio de Bachilleres. Todos los días llegaba, saludaba a la recepcionista, entraba a la redacción, revisaba sus correos electrónicos y los faxes y si no había nada, se iba a hacer sus cosas, pero no era que entrara a mi oficina y saludara. Sin embargo, cuando teníamos diferencias en el Consejo Editorial él era siempre el que decía cálmense y hagamos las cosas así”.

¿Se dice que Francisco padecía una parálisis facial debido a que se encontraba muy tenso por las presiones que estaba ejerciendo el PRI para que Zeta aceptara su publicidad electoral, esto es cierto?

“Nada de eso es verdad. No es cierto que recibió una amenaza de muerte tres meses antes. Lo cierto es que unos días antes le tocó reconocer el cuerpo de un amigo y colega suyo recién fallecido y esto le impresionó mucho. Regresó con la parálisis en la cara, luego de asistir a una reunión con el Grupo Madrugadores de Tecate. Parece que el cambio de clima le afectó”.

Narra entonces, como ejemplo, la reunión editorial en la que se acordó que Zeta no recibiría la publicidad del PRI. “Lo decidimos así porque era el equivalente a que en el velorio de Colosio, se tuviera como orador principal a Mario Aburto”.

Las manos de Blancornelas son pequeñas y blancas, como de joven. Luce un anillo en el dedo.

¿Cómo es posible que Francisco no haya traído su aparato de seguridad?

“No es tan raro como parece. Muchas veces uno en atención a los escoltas les dice que no vayan a algún lugar, o que descansen. Lo que es cierto es que los asesinos no tardaron tres meses en planificar el asesinato. Cuando mucho una semana. Hubo muchas oportunidades de que lo mataran antes, incluso aquí, en las mismas oficinas”.

¿Fue una ejecución común, es decir, similar a las que ocurren aquí en Tijuana casi a diario?

“No, el asesino de Francisco actuó con mucha precisión. Lo común es que el asesino llega con una metralleta y dispara decenas de balas. En este caso no. El asesino disparó sólo cuatro tiros, traía diez en el cargador. Uno en la cabeza, otro en la cara, otro en el cuello y uno más en el pecho. Analizando las cosas, nos dimos cuenta que cada uno de los disparos eran mortales”.

¿Esto que ha sido considerado como un mensaje a Zeta, provocará algún cambio en la línea editorial?

“Definitivamente no. Nosotros vamos a seguir adelante como lo hemos hecho todos estos años, a pesar de las amenazas y a pesar de las muertes”.

¿Qué opinión le merece que las autoridades estatales hayan ofrecido la recompensa de un millón de pesos por información de los asesinos?

“Simplemente me parece ridículo. No va a haber quién dé información por esa cantidad, pero además nos indica que ellos, las autoridades, no tienen ninguna pista. No podemos confiar en que la Agencia Federal de Investigaciones va a hacer su trabajo adecuadamente. Por eso es tan importante la investigación que estamos realizando por nuestra cuenta”.

¿Qué consejo daría a los periodistas que investigan el narcotráfico?

Blancornelas se queda en silencio unos segundos. “A los periodistas les diría que tengan mucho cuidado con quien hablan. Que si hablan con la policía no comenten nada con la misma policía, que hablen con sus directores, pero no con la policía”.

¿No es muy duro vivir así, con tanta seguridad, con tanta violencia alrededor?

“Qué le vamos a hacer, ya estamos acostumbrados”.

Reclama Rushdie

El escritor anglo indio Salman Rushdie y otros miembros del PEN Club exigieron al presidente de México, Vicente Fox, la resolución del asesinato del periodista Francisco Ortiz, editor del semanario Zeta.

El Club Internacional de Poetas, Ensayistas y Narradores (PEN Club) “repudia el asesinato de Francisco Ortiz. Le rogamos que investigue el asesinato para poder llevar a los autores de este crimen ante los tribunales”, afirma una carta de la organización difundida este miércoles en México.

Ortiz fue asesinado a tiros por un encapuchado el 22 de junio pasado en la ciudad norteña de Tijuana, en la frontera con Estados Unidos y sede de bandas de narcotraficantes.

“De parte de los 2 mil 700 miembros del Centro Americano de PEN, una organización internacional dedicada a la protección de la libertad de expresión allá donde se vea amenazada, le escribimos para expresar la grave consternación que sentimos al recibir la noticia de la muerte de Francisco Ortiz”, añade la carta.

“El semanario Zeta se conoce por sus reportajes sobre grupos de narcotraficantes en Tijuana. Ortiz escribía sobre asuntos legales. Es muy probable que haya sido asesinado en conexión con su labor periodística”, continúa.

El Centro está presidido por Rushdie, quien estuvo amenazado de muerte en 1989 por el líder de la revolución islámica iraní, Ayatolá Jomeini, por su libro Los Versos Satánicos, considerado blasfemo.

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