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ATENAS, GRECIA.- Una nueva aventura, la que se le negó hace cuatro años en Sydney 2000, vive el jinete mexicano Gustavo Ramos como huésped de la Villa Olímpica, lugar al que pocos compañeros del mismo deporte llegan para integrarse a la familia atlética.
“El ambiente en la villa es muy padre, es como un sueño hecho realidad, pues desde chiquito me imaginaba competir en unos Juegos Olímpicos y participar en una ceremonia de inauguración”, dijo el caballista de 30 años de edad.
Añadió que ha visto a algunos jinetes, como el abanderado de la delegación alemana, y una colega española mezclarse entre los deportistas en la villa, lo que le hacer estar de mejor ánimo y espera que éste le dure hasta el final de la competencia de salto en el Centro Ecuestre Olímpico Markopoulo.
“Mi ánimo está altísimo, ojalá así llegue hasta el final. Son tantas las ganas acumuladas que espero canalizarlas correctamente para que salga todo bien”, añadió el jinete, quien iniciará su participación en la justa olímpica el 22 de agosto.
Indicó que “Minotauro”, nombre mitológico de su monta y que espera que la simple invocación de su nombre le traiga buena suerte en Grecia, llegó en buen estado tras su viaje de Munster, Alemania, “después de su descanso le voy a dar una buena caminada para llevar acabo el plan de trabajo antes de la competencia, y llegue con buena energía”.
El caballista espera que el clima que se presentó este lunes en Atenas con menos calor a lo que se venía sintiendo de más de 30 grados se mantenga porque “el espectáculo será mejor si el calor baja, así los caballos podrán desarrollarse mejor”.
Los vientos que afectan estos días a Atenas, una de sus principales características en el clima, podría afectar a los caballos en competencia porque cualquier movimiento los hace perder concentración.
El deporte de la equitación es muy delicado, dijo, hay que entender que el caballo no habla y estar muy al pendiente de él, se les debe tratar como los atletas que son, sin sobrecargas de trabajo que es mi método.
Reconoció que estar en unos Juegos Olímpicos le permite seguir aprendiendo de otros jinetes como los alemanes, a quienes considera los mejores del mundo, como Ludger Beerbaum, “yo me acerco a él y le pregunto ciertas cuestiones y me sugiere como hacer lo que le pregunto”, destacó y dijo que es una situación que no se da entre los mexicanos porque existe divisionismo.
Informó que “Minotauro” al concluir los Juegos Olímpicos cambiará de dueño. Abelardo Salas decidió venderlo a Gabriel Zambrano, por lo que empezará a trabajar con otro equino de seis años de edad con características similares del alazán que competirá en Atenas 2004.
Al concluir la justa olímpica, Gustavo Ramos tiene previsto llegar a los Campeonatos del Mundo Alemania 2006, “ahora no tengo caballo, y a falta de dinero hay que hacer mucho trabajo”.
