EL SIGLO DE TORREÓN
Luego del apoyo económico, las autoridades ya no se han acercado con las familias de la colonia.
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Sus vidas parecen consumirse en llamas. Las nueve familias que perdieron todas sus pertenencias luego que un incendio acabó con ellas, dicen que aún sienten el fuego arder en sus almas por la preocupación de no poderlas recuperar.
A 15 días del siniestro –fue el sábado diez de abril-, hasta el momento han logrado levantar “a medias” sus jacales, gracias a la ayuda que proporcionó en su momento la presidencia municipal. Consistió en un vale de 700 pesos para comprar material, en este caso, madera para la estructura de las chozas, pero también recibieron varias despensas.
Aunque la calma en el exterior es aparente, las personas que lo perdieron todo, como Yadira Leyva y Emma Nájera Molina, no están tranquilas. “Lo perdí todo, hasta mis pajaritos”, dice Emma, una mujer de la que depende un hijo de 15 años que lava y plancha ajeno.
Algunos objetos que no han sido recogidos por el camión de limpieza, son la evidencia de aquel momento fatídico. Ahí se logra apreciar pedazos de lámina chamuscada así como vasijas de todos tamaños. Lo que fue un lavadero y un trastero, se encuentran a medio calcinar.
A Emma le puede haber perdido su juego de sala porque aún lo debe, pero también le duele que el estéreo, sus dos televisores, la lavadora y el refrigerador, se hubieran reducido a cenizas. “Un dinerito que tenía guardado también se me fue, lo tenía para abonar al terreno”.
Su tez es de un color canela. Es porque en estos días ha estado expuesta a los rayos del sol, con la ayuda de su hijo, levanta de nuevo la casita. Mientras hace esto, dice que por su mente pasa la escena en que las llamas acababan con su patrimonio.
Yadira interviene y se une al comentario de Emma, porque también se llena de desesperación e impotencia al recordar lo que sucedió y el hecho de no haber podido salvar nada. “Claro, hablo de lo material, porque mis hijas son lo más preciado y a ellas no les pasó nada”.
Lo que sucede es que Yadira lamenta que se haya quemado su televisor y una lavadora que apenas habían pagado con mucho sacrifico. Su esposo, Rogelio Huerta, es albañil y se dedica a vender salsa casera, pues las herramientas a través de las cuales ejecutaba los oficios, también se calcinaron.
Yadira es estilista y con lo que gana, le ayuda a su esposo, pero le angustia pensar que pasará un buen tiempo para recuperarse. Emma comenta que está en “la chilla”, pero mientras sus fuerzas no la traicionen, seguirá adelante.
Ambas hacen un llamado a la población lagunera para que les ayuden con algunos artículos que ya no necesiten. Sartenes, ropa, zapatos, sillas –porque no tienen ni dónde sentarse- y colchones, son muy necesarios para ellas.
Piden más atención
El pasado diez de abril, nueve jacales de la colonia Leticia Herrera ardieron en llamas debido a un corto circuito. El siniestro empezó en el jacal de Manuel Sarabia y se extendió a varios metros a la redonda de este sector.
Las vecinas dicen que aún las invade el miedo. Personas como Yadira Leyva, Emma y Eulogia Castro, dicen que apenas han logrado conciliar el sueño. Como el material en que están construidos sus jacales es flamable, no descartan la posibilidad de que otra vez pudiera ocurrir.
Agradecen a Dios que sólo se registraron pérdidas materiales, pero el horror que vivieron, no se lo desean a nadie. “Parece que nosotros los pobres estamos destinados a sufrir más de lo que ya padecemos, pero nuestra cruz hay que cargarla con alegría”, dice Emma.
Desde aquel día, las autoridades municipales no se han acercado a las familias para ver cómo están y en qué más pudieran ayudarles, aunque agradecen la ayuda que en un principio les otorgaron, piensan que aún necesitan de su apoyo.