por Luis Alberto Galván Villalba
El Siglo de Torreón
Torreón, Coah.- El conseguir el éxito y prestigio dentro y fuera de la empresa se ha convertido en una obsesión para el ejecutivo actual, sin importar dejar en segundo término su vida personal y familiar.
?Vivir para trabajar o trabajar para vivir? es el dilema ante el que se debaten cada día más ejecutivos en empresas de todo el mundo.
Para Alejandro García Cervantes, director del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE) en Torreón, el concepto de éxito, en términos empresariales tiene que ver con el éxito de la persona en todos los ámbitos.
?No podemos decir que es exitoso el directivo o ejecutivo por que la empresa tiene muchas utilidades o tiene un crecimiento muy fuerte o por ?equis? número de empleados, si no lo refleja en el ámbito personal-familiar; la medida de éxito tiene que ver tanto con los indicadores de índole económico así como en el rol de la familia (esposo, padre, hermano)?.
Expertos en recursos humanos afirman que existe una cierta conciencia de que el buen directivo no es aquel que lo dejaría todo por atender a su trabajo sino aquel que sabe compaginar su vida personal y su actividad laboral.
En Estados Unidos proliferan las asociaciones que promueven lemas como ?trabaja menos y vive mejor?, ?la simplicidad voluntaria? o la ?inorganización?. Su objetivo es promover formas de vida menos dependientes de los ingresos económicos y el consumismo, para dejar tiempo al ocio, a la familia o a las aficiones personales y disfrutar de una forma más natural.
Además las empresas observan que el fomentar el equilibrio entre la vida personal y laboral repercute positivamente tanto en la eficacia empresarial como en el bienestar del ejecutivo o trabajador en general.
Anteriormente se decía que había una ?raya?, en donde, saliendo de la empresa la vida personal era una y la laboral otra, actualmente esto no es así.
García Cervantes afirma que cuando un directivo o ejecutivo tiene problemas en su casa esto se refleja en su manera de ser con sus empleados o sus colaboradores, lo cual merma el rendimiento de los que lo rodean y de él mismo afectando la productividad laboral. Los conflictos de pareja, con los hijos o hermanos repercute directamente con el desempeño de la empresa.
Existe una cierta conciencia de que el buen directivo no es aquel que lo dejaría todo por atender a su trabajo sino aquel que sabe compaginar su vida personal y su actividad laboral consiguiendo un equilibrio que le beneficia personalmente pero que también repercute eficazmente en su desempeño laboral.
García Cervantes señala que lo importante es buscar un equilibrio entre el trabajo y la familia.
?Los empresarios exitosos son gentes inteligentes, que deben discernir bien que es lo importante y que no?.
