28 de enero de 2004.
Madrid, (EFE).- El Sevilla tendió con éxito su "trampa" al Atlético de Madrid, al que enredó en un encuentro a la "italiana", lleno de brusquedades, que se llevó en el último cuarto de hora, cuando el equipo de Gregorio Manzano se dio por eliminado.
Condicionados por el resultado de la ida (4-0), Atlético y Sevilla ofrecieron un partido bronco, regido por las emociones.
Quiso llevarlo el equipo de Gregorio Manzano al terreno de la excitación y buscó acercarlo, el de Joaquín Caparrós, al de la irritación. Tuvo más éxito el Sevilla, que gracias a su estrategia apenas pasó apuros y encontró un resultado mayor del buscado.
Al Atlético, su intención le duró un cuarto de hora, el tiempo en el que puso cerco a la meta de Esteban y logró un tanto, por medio de Fernando Torres, que avivó sus esperanzas.
Con tres centrales para suplir la baja de última hora de José Antonio García Calvo, con gastroenteritis, y tres atacantes (Torres, el griego Nikolaidis y el debutante Toché), Manzano trató de asustar al rival, quiso que hasta el Sevilla pensase que la eliminatoria no se había cerrado en el Sánchez Pizjuán.
Pero, en el momento en el que el conjunto de Joaquín Caparrós se sintió en peligro, echó mano de la experiencia del uruguayo Darío Sílva para desesperar al contrario, de la facilidad del mexicano Gerardo Torrado para trabar el encuentro o de la habilidad de Pablo Alfaro para convertir cada jugada en una acción polémica.
Cayó el Atlético en la trampa y apenas se jugó durante la media hora que siguió al tanto de Torres, con los jugadores más pendientes de dejar la pierna fuerte, de sacar alguna ventaja al borde del reglamento.
El panorama no cambió tras el descanso, con el envite en el terreno de los "guerreros" y el futbol lejos de la cancha. Con todo el arsenal rojiblanco (Jorge y Paunovic), sobre el campo y el Sevilla satisfecho con la indignación de la grada.
Como el Atlético no supo cambiar el rumbo de la eliminatoria, como no encontró la forma de llegar más que con un centro-chut de Toché que dio en el poste y sufrió la expulsión por doble amarilla de Lequi, no le quedó más que capitular en el último cuarto de hora, en el que entregó definitivamente la ronda a un rival que hasta se permitió el lujo de vencer también el encuentro de vuelta, por medio del brasileño Baptista y de Darío Silva y de fallar un penalti, lanzado por Martí, y rechazado por Aragoneses, el nuevo meta local.
