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KABUL, AFGANISTÁN.- Los funcionarios afganos expresaron su optimismo de que tres empleados de las Naciones Unidas secuestrados en la capital podrían ser liberados ilesos, dijo ayer un funcionario del Gobierno, pero no había evidencias de algún tipo de contacto con los secuestradores.
Un grupo escindido de los talibanes dijo que había secuestrado a los tres en Kabul el jueves pasado y amenazó con asesinarlos a menos soldados de la fuerza de paz de la ONU y efectivos militares británicos abandonen Afganistán.
El grupo Jaish-al Muslimeen, o ?Ejército de los musulmanes?, divulgó el domingo una videograbación mostrando a los rehenes, Annetta Flanigan, de Irlanda del Norte, al diplomático filipino Angelito Nayan y a Shqipe Habibi, de Kosovo, imitando las tácticas de los insurgentes en Irak.
Sin embargo, varios funcionarios afganos dicen que sospechan que los secuestradores son miembros de organizaciones paramilitares o de bandas de delincuentes.
?Hasta ahora no hemos sido informados de contacto alguno con los secuestradores?, dijo Latfullah Mashal, vocero del ministerio del Interior de Afganistán. ?Pero estamos haciendo progresos y tenemos esperanzas de que los rehenes serán liberados sanos y salvos?.
Indicó que el ministerio, cuyas fuerzas de inteligencia encabezan la búsqueda de los rehenes, ha adoptado iniciativas no especificadas que estaban ?marchando bien?. Se negó a ampliar sus declaraciones.
Los militantes han dicho que llevaron a cada uno de los secuestrados a un sitio diferente para frustrar cualquier intento de rescate. También dijeron que estaban dispuestos a discutir sus demandas, que incluyen además la libertad de prisioneros talibanes y de la red terrorista Al Qaeda alojados en la prisión militar de Guantánamo, Cuba.
Ishaq Manzoor, quien dijo ser vocero de Jaish-ul Muslimeen, señaló ayer que sería ?flexible? acerca de las demandas si el Gobierno o la ONU ceden terreno.
En una conversación por teléfono, indicó que se realizaban negociaciones a través de un intermediario, y sugirió que se permitiría extender el plazo ?algunos días más?, luego de la fecha límite del miércoles previamente establecida, en caso de que se registre un progreso en las negociaciones.
?Si no son aceptadas nuestras demandas, no tendremos otra opción que matar? a los rehenes, dijo.
Regresa mitad de batallón español
El batallón español desplazado a la norteña ciudad de Mazar-i-Sharif para apoyar las elecciones afganas comenzará a replegarse escalonadamente el próximo día cinco, una vez que han sido anunciados los resultados de la consulta electoral que hace presidente a Hamid Karzai. Los 500 efectivos de esta unidad de acción rápida estarán de retorno en España el próximo día 25.
Quedarán en Afganistán otros 500 militares españoles integrados en la Fuerza de Asistencia a la Seguridad de Afganistán (ISAF, por sus siglas en inglés) mandada por la OTAN.
La retirada se produce conforme a los planes del Gobierno de replegar el batallón una vez se conocieran los resultados electorales. El plan operativo de la unidad fijaba como fecha límite de la misión el cinco de diciembre. ?La idea era estar en casa en Navidad?, señaló el jefe del batallón, teniente coronel Javier Abajo Merino, al general James Jones, jefe supremo de la OTAN, que el sábado visitó el campamento Ortiz de Zárate e hizo entrega a la unidad de una metopa en reconocimiento a su trabajo desde mediados de septiembre en el norte de Afganistán.
El general recibió una explicación de la historia de la bandera paracaidista, en torno a la que se articula el batallón, desde sus orígenes en la guerra de Ifni hasta sus penúltimas misiones en los Balcanes. La exposición no estuvo exenta de anécdotas. Al hacer el desglose demográfico de la unidad se daba cuenta del nacimiento de seis niños durante esta misión. El dato sorprendió al general, que preguntó que cómo era eso. ?¿Seis niños??, inquirió. ?En España, general, en España?. ?Ah, ya me parecía...?, agregó Jones antes de echarse a reír.
El jefe supremo aliado pasó revista a la tropa y asistió a una exhibición de los medios del batallón, desde la dotación de una unidad motorizada hasta la defensa contra ataques químicos o radiológicos, pasando por los antidisturbios o una demostración de equipo de desminado.