Las instalaciones presentan deterioro y la ambulancia permanece en el taller
EL SIGLO DE TORREÓN
CEBALLOS, DGO.- Muy poco duró el gusto. Ahora las instalaciones están abandonadas y se abren cada fin de semana. Una ambulancia “nueva” permanece en el taller desde hace tiempo. Los residentes de Ceballos se lamentan. Tienen un edificio de la Cruz Roja, pero sólo de adorno.
Más de un año transcurrió, cuando a mediados de junio de 2003, en plena precampaña para aspirar a la candidatura por el Gobierno del Estado de su partido, Carlos Herrera Araluce, ex alcalde de Gómez Palacio y fugaz diputado federal, impulsaba la apertura de bases de la Cruz Roja en puntos clave.
Los accidentes en la carretera rumbo a Ceballos son constantes. La razón de ser de la Cruz Roja en el poblado era precisamente ganar los minutos fundamentales para salvar la vida de un lesionado. Hoy el polvo acumulado es testigo del abandono del lugar.
María de los Ángeles García, residente del poblado, informa que la comunidad está molesta con la Benemérita Institución y señala una de las principales causas, el cobro de 500 pesos por trasladar a un paciente en una ambulancia a Gómez Palacio o Torreón.
“No importa que la persona se este muriendo, si no trae los 500 no lo llevan. La otra vez una señora nomás tenía 200 para llevar a su hijo y no se lo llevaron”, asegura la mujer que no comprende la inversión en un nuevo edificio que no cumple con su función social.
Rebeca Sosa, vecina del lugar, comenta que los sábados y domingos, la Cruz Roja local es atendida por una joven doctora y dos muchachas socorristas. A través del cristal polarizado de la puerta principal, se observan los precios de consultas (30 pesos), curaciones (100 pesos), inyecciones (25 pesos).
“La otra vez se murió aquí afuera de la Cruz Roja, un señor que se había accidentado en una camioneta. La gente tocaba la puerta pero nadie quiso salir”, dice un melonero que prefirió no proporcionar su nombre.
Otros vecinos del poblado indicaron que la encargada o presidenta de la Benemérita Institución, es Margarita Solís, se preocupa más por atender su negocio de abarrotes que por estar al frente de la Cruz Roja local.
Sobre el encargado de las ambulancias, conocido como Cornelio, se quejaron sobre una situación similar, donde el chofer tiene más prioridad para atender su puesto en el Registro Civil del poblado, que en las labores propias de emergencia.
El comentario generalizado de los residentes se enfoca al llamado a las autoridades superiores para que asignen a personas entusiastas y con espíritu de servicio al frente de la Cruz Roja y poder así aprovechar el espacio creado desde el año pasado.
Se acabó el encanto
La gran fiesta fue a las 13:00 horas del 14 de junio de 2003. El motivo, la inauguración de un funcional puesto de socorros de la Cruz Roja, en Ceballos, Durango. Con uniformes y equipo nuevo, doctores, enfermeras y técnicos en Urgencias Médicas, estaban gustosos y listos para servir.
Hoy, en el edificio que sirvió como escenario para la celebración, todavía cuelga la placa de agradecimiento por su altruista labor, a Carlos Herrera Araluce y la felicitación se hace extensiva al entonces subdelegado estatal de la Cruz Roja, Ernesto Herrera Ale.
Como se informó en su oportunidad, la puesta en marcha de este puesto de socorros es parte de un programa de expansión de la institución de salud y primeros auxilios, tratando de atender las necesidades de la población más necesitada.
Considerando que Ceballos es una población en donde frecuentemente se tienen accidentes carreteros y la distancia de 100 kilómetros desde Gómez Palacio, dificulta la atención urgente a los lesionados, se determinó la construcción de dicho puesto.
Para la realización del proyecto se contó con la participación de empresarios y personas altruistas que hicieron donativos con la finalidad de equipar con lo más indispensable el puesto de socorros. Una día antes de la inauguración, Ernesto Herrera manifestó que tenía “la seguridad de que en su momento, se contará con el apoyo y la participación de las autoridades de esa población y sus habitantes en general”. Hoy la Cruz Roja está en el olvido.