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¿Estado de Derecho?

René Delgado

Segunda y última parte

El partido exige que el esposo deje la gubernatura, el esposo dice que no; insiste el partido, el esposo acepta pedir “un permiso sin goce de sueldo” al Congreso y, desde luego, el Congreso dice que no. Todo hace pensar que la redacción de la solicitud del permiso estaba hecha para ser rechazada y, ahora, con enorme pena, el gobernador dice: me quedo en el Gobierno. La esposa está retecontenta, es candidata y primera dama, además de figura nacional porque, obviamente, Marta Sahagún la apoya e incluso llama a debatir la participación política de las primeras damas que quieren sustituir a sus esposos en el Poder Ejecutivo que ocupan. Viva el Derecho, muera la ética política.

*** Qué es de él, quién sabe. Desde hace más de seis meses el secretario de Finanzas del Distrito Federal, Gustavo Ponce, que gustaba de ir a jugar en Las Vegas, se le esfumó de las narices al Gobierno de la capital. Si alguien sabe de él o se lo encuentra, no estará de más que lo entere de que tiene orden de aprehensión, ahora, por lavado de dinero. Nomás por tenerlo al tanto, nomás por decirle que se le echa de menos.

*** Todos estos asuntos han tenido reflejo en el curso de esta semana que concluye y, quizá, ellos justifican que la cereza del batidillo en medio del cual al Estado de Derecho lo suplanta un deprimente Estado de ánimo, es la declaración del ministro-presidente de la Suprema Corte Justicia, Mariano Azuela. Cuando la figura más importante del sistema judicial se ve obligada a explicar que sí estuvo en Los Pinos con el presidente Vicente Fox, con el secretario Santiago Creel, con el procurador Rafael Macedo de la Concha para tratar el desafuero del jefe del Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, pero asegura que ello no vulnera la autonomía y la independencia de la Corte que preside, se entiende por qué se pueden dar los otros asuntos reseñados. Todo el peso de ese encuentro, el Poder Ejecutivo se lo dejó caer al Poder Judicial. Azuela tuvo cuando menos el detalle de salir a dar una explicación formal, cosa que no ocurrido con Fox. Tan dado, sobre todo antes, a salir a dar mensajes en cadena nacional, esta vez el jefe del Poder Ejecutivo ha querido salir del problema haciendo declaraciones de banqueta. Ningún pronunciamiento formal, serio, claro y contundente.

*** Si esta relación de hechos registrados esta semana se prolongara un poco más, sería claro que el Estado de Derecho se está vulnerado de manera brutal, bárbara. Que es, hoy por hoy, un recurso retórico que de tanto usarlo ha perdido todo valor. Y, visto que al Gobierno le encanta instalar mesas, armar debates sobre cualquier ocurrencia, convocar al diálogo sin propósito ni sentido, lanzar iniciativas sin respaldo ni consecuencia, no estaría de más organizar un debate sobre la conveniencia de sustituir en la Constitución el concepto de Estado de Derecho por el de un deprimente Estado de ánimo. Al menos, habría un poco más de congruencia.

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