A un año de la firma del Acuerdo Nacional para el Campo, denuncian el incumplimiento del Gobierno Federal.
SUN-AEE
MÉXICO, DF.- Con marchas y toma de edificios públicos, campesinos de todo México, agrupados en organizaciones integrantes del Congreso Agrario Permanente (CAP), exigieron al Gobierno Federal cumplir con el Acuerdo Nacional para el Campo, a un año de su firma.
Y mientras ejidatarios de todo el país tomaban las calles y edificios públicos, los dirigentes del Congreso Agrario Permanente, instalados en un hotel de la ciudad, llevaron a cabo un foro de evaluación del Acuerdo.
Gerardo Sánchez García, representante de la Confederación Nacional Campesina (CNC) ante el CAP, dejó en claro que a un año de distancia de la oportunidad histórica para los campesinos y la administración pública, los resultados son controvertidos o mejor dicho no han sido cumplidos en su mayoría.
A juicio del dirigente cenecista, muchos son los numerales del acuerdo que no se han cumplido. Tan sólo por mencionar uno, el 273, que lejos de estimular la participación en los consejos estatales para consensuar las decisiones, “duerme el sueño de los justos”.
Otro punto es el presupuesto, que lejos de crecer, el Gobierno Federal lo disminuyó, a pesar de que la Cámara de Diputados autorizó recursos adicionales por más de diez mil millones de pesos y a la fecha no han sido ejercidos por el Gobierno Federal.
Dentro de las conclusiones a las que llegaron los dirigentes campesinos está solicitar al Gobierno Federal que en forma inmediata se ejerzan los recursos y los programas que se establecieron dentro del Acuerdo Nacional para el Campo.
Se propone una revisión más a detalle sobre las reglas de operación, sin que esto signifique que se tenga que parar el ejercicio de los recursos.
En el rubro de salud, denunciaron que se desconoce el programa de Seguro Popular en los estados. Se propone que se den a conocer las reglas de operación y la población objetivo con difusión nacional.
Se exige que se informe a las organizaciones campesinas a detalle y convenir con las mismas en beneficio de campesinos de este programa y que de inmediato se ejerzan los recursos que se han autorizado.
Denunciaron que en el programa de apoyo para el diesel, las tarjetas entregadas a los productores no reflejan el monto autorizado al momento de hacerlo efectivo en las gasolineras.
Se quejaron de que el Procampo no llega a tiempo y solicitaron que a los productores con más de cinco hectáreas se les tome en cuenta.
Acusaron a las autoridades de la Secretaría de Economía (SE) de entregar el estudio de impacto del Tratado de Libre Comercio en el sector agropecuario, para impulsar acuerdos de apoyos compensatorios por parte de Canadá y Estados Unidos.
Un lagunero dispuesto a morir con el campo
Con 71 años a cuestas, un campesino del municipio de Gómez Palacio, Durango, se encadenó al asta bandera del Zócalo capitalino, en demanda de facilidades para la venta de productos del campo sin la intervención de los grandes capitalistas.
Gustavo Guerrero Rodríguez, señaló que ésta es su tercera huelga de hambre indefinida; las dos primeras duraron 44 y 33 días, respectivamente, sin embargo en estos momentos, todavía no cumple 48 horas de que inició su protesta.
Con una salud envidiable, propia de los hombres del campo, recordó que hace diez años también estuvo dispuesto a incinerarse, como medida de presión para que el Gobierno Federal pusiera mayor atención al sector agrario.
Sostuvo que el campo no sólo le ha dado la subsistencia, sino también una familia, pero ahora, los terrenos están abandonados y los hijos emigran al extranjero: “Tú ya fracasaste en el campo, yo no quiero lo mismo”, le aseguraron sus hijos, tras espetarle más de 50 años de lucha.
De carácter amable, afirmó en entrevista que la huelga de hambre y de sed no le infunde ningún temor, ya que en forma paulatina ha visto morir al campo y conoce de esta agonía.
Sus demandas, explicó, son la comercialización a precios adecuados de los productos del campo, así como la creación de un fideicomiso a nombre del pueblo de México; este último que permita la compra de acciones únicas, como patrimonial no negociable, cuyos ingresos permitan inyectarle dinero al campo mexicano.
El campesino, de tez blanca marchitada por el sol y las duras jornadas laborales, aseguró que su lucha por el campo tiene más de cinco décadas y que incluso en la ciudad se ha dedicado a vender diversos frutos y vegetales, en forma directa a los consumidores, sin que se inmiscuyan los intermediarios.
Antes de que iniciara la entrevista, fue auscultado por médicos del sector salud, quienes constataron que a pesar de que no ha ingerido alimentos en más de 40 horas, la salud del campesino es envidiable.
Con los ojos vidriosos, Guerrero Rodríguez reconoció no obstante, que de “vez en vez” siente algunos temblores en el cuerpo, lo que al parecer son los primeros síntomas de ese ayuno voluntario a sus 71 años de edad.
Al encadenarse al asta bandera, agregó que pretende defender los derechos de los campesinos mexicanos ante la embestida de los grandes capitales extranjeros.
Finalmente, sentenció: “Si se va a morir el campo, yo me quiero morir con él, pues ya no tendré nada qué dejarle a mi familia”.