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Ética y Moral dentro de la publicidad y el Marketing

Patricio de la Fuente González-Karg

El éxito de las empresas materiales es fracaso, al fin, si no le acompaña el éxito en las empresas morales.

Emerson

Para muchos, la moral no es otra cosa que las precauciones que se toman para transgredirla

Guinon

El hombre es un animal cíclico: cada determinado tiempo busca revisar el pasado, encontrar errores y aciertos, replantearse caminos y mejorar ese entorno donde vive y se desarrolla. Aún durante la posmodernidad –época donde los espacios para la reflexión y el análisis pareciesen estar cooptados por un vertiginoso ritmo de vida- los seres humanos buscamos afanosamente aquellos momentos destinados a psicoanalizar nuestra existencia.

La libertad, lo ético y aquello moral son valores torales que se van modificando al paso del tiempo, adaptándose a los requerimientos y necesidades de las nuevas generaciones, sin embargo en el fondo siguen estando presentes en nuestras vidas: tanto en lo íntimo y familiar como en las relaciones colectivas, sobre todo en el ámbito empresarial.

Ninguna sociedad se puede concebir cuando carece de bienes y servicios. Las complejidades de los tiempos modernos han venido propiciando una acelerada demanda por mayores productos partiendo de dos vertientes: o por necesidad o debido a demandas destinadas a satisfacer vacíos superfluos en un mundo complejo donde el “estatus” impera, sustituye, esconde inseguridades.

Humberto Eco lo ha señalado puntualmente: existe una sobresaturación informativa que crea vacíos, una sobreoferta que distrae al hombre de los puntos esenciales bajo los cuales cualquier sociedad debe estar fundamentada, por ello la importancia de aquella sentencia yanqui plagada de sabiduría: let´s get back to the basics.

En mi opinión estimo importante alejarse de posturas apocalípticas, de ese daltonismo lastimoso –negro o blanco- que no sirve. Discrepo de aquellos que conciben a los medios masivos de comunicación como “entes putrefactos”, agentes corrosivos promotores de la desintegración social. La carencia de fronteras, la interacción entre naciones requiere medios trabajando en conjunción para lograr un mayor entendimiento entre colectividades remotas.

No condenemos sarcásticamente a la publicidad, tampoco al marketing; mejor entendámoslos en su justa dimensión: herramientas necesarias para el avance que cuentan con su lado virtuoso. A pesar de sus beneficios, sugiero estar revisándolas de manera constante para así detectar fallas, oportunidades y entender que como todo, ambas están plagadas de claroscuros.

Analizo con detenimiento las lecturas sugeridas. En ellas encuentro honestidad intelectual para “llamarle al pan, pan; y al vino, vino”. Del marketing es admirable la relación que sostiene con lo filosófico, el entendimiento de satisfacer al cliente. Atrás quedó aquella época donde “gato por liebre” era constante: actualmente el comprador amplía su capacidad de discernimiento, posee una interesante gama de productos y a través de los años sabe elegir mejor. Eso sí, los motivos para adquirir tal o cual cosa caben dentro de otras vertientes.

El marketing y la publicidad persiguen objetivos distintos. La labor de los que en ese campo trabajan busca el posicionamiento del producto de una manera exitosa, a pesar de ello siempre se deseará que los métodos operativos estén dentro de los cánones “Éticos” y no necesariamente opere el precepto Maquiavélico “El fin justifica los medios”.

Leo con interés la autobiografía de Lee Iacocca, ejecutivo todopoderoso en Ford Motor Company y posteriormente en Chrysler. Iacocca rescató de la quiebra a la segunda empresa automotriz valiéndose de diversos métodos que aquí resultaría innecesario subrayar, sin embargo llamó poderosamente mi atención lo siguiente: no existen las segundas oportunidades para una buena impresión, el marketing y la publicidad deben ir al compás de bienes de consumo cuya eficiencia y calidad satisfagan al cliente; moral, ética y profesionalismo constituyen un triángulo, una simbiosis que jamás debe ser rota.

Ética significa innovar, poseer la capacidad de riesgo para aventurarse en distintas empresas, lograr clientes satisfechos, procurar óptimos niveles de calidad en el servicio, comprender las necesidades específicas de cada grupo, trabajar coordinadamente y claro, competir sin que ello implique traicionar nuestra conciencia utilizando métodos y artimañas de origen dudoso.

Los medios de comunicación son el “cuarto poder”. Por ello debo resaltar que los actores involucrados en cualquiera de los ámbitos deben conducirse con transparencia, sin que ello esté peleado con “ganar”. Marketing: loable tarea, interesante fenómeno político/cultural/social. Ética: término complejo y de difícil definición.

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