?Un hombre se lamentó con su rabino; me siento frustrado porque mi trabajo no me deja tiempo para estudiar u orar; el rabino respondió: es
probable que tu trabajo sea más agradable
a Dios que el estudio ó la oración?.
Cuento Hebreo.
En los últimos años hemos sido sorprendidos por los megaescándalos empresariales suscitados en Estados Unidos principalmente basados entre otros delitos, en tramposas prácticas contables como el de Enron, World Com y la firma italiana Parmalat que además de provocar inestabilidad en los mercados, ponen en duda la credibilidad de los sistemas bursátiles y financieros. En lo que se refiere a nuestro País, aún persisten las inconformidades y desconfianza de los manejos en el rescate bancario con motivo de la crisis en el 94 y 95, en lo que se refiere a créditos que la auditoría calificó como no elegibles y que hasta la fecha no se han aclarado adecuadamente; desde hace unos meses la sociedad civil fuimos estremecidos por los escándalos políticos de corrupción con funcionarios del Gobierno del Distrito Federal y que pone de manifiesto cómo la política se ha convertido en un rehén del dinero, independientemente de las constantes multas a los Partidos Políticos que se exceden en sus gastos de campaña y que lo importante es el hecho de que conocen estar violando la ley.
Es notoria la degradación cualitativa, prácticas financieras y empresariales con la política misma, en donde la corrupción se convierte en un sistema que en la actualidad alentada en buena parte por una óptica materialista están planteando uno de los dilemas éticos más importantes no solo para las personas sino la responsabilidad que han de encarar las organizaciones mercantiles de las empresas actuales en todo el mundo; es urgente que en nuestra sociedad en todos sus niveles, familiares, educativos, empresariales se implementen formalmente como de hecho ya se está haciendo en algunos segmentos de nuestro País, programas en los que se haga conciencia y énfasis en los valores y la ética que deben regir la conducta moral de la colectividad en su conjunto.
Dentro de los conceptos esenciales de administrar como son: la Dirección, la Supervisión, el Control y el Liderazgo se debe implementar entre éstas y otras tantas actividades, mecanismos que permitan permear con los colaboradores el compromiso ético y moral de practicar dichos valores en beneficio propio y de la compañía exitosa y progresista.
El progreso requiere el máximo de iniciativa personal compatible con el orden social; la ética individual debe servir al hombre como guía en su vida personal como contribuir en la colectividad en lograr los fines de prosperidad y bienestar que se buscan, al margen de que la seguridad y justicia deben estar a cargo de un control gubernamental. Ningún hombre es plenamente libre y ningún hombre es plenamente esclavo; en la medida que un hombre goza de libertad necesita de una formación sólida, moral y ética que guíe su comportamiento al margen de obedecer el código moral de su comunidad.
La empresa debe estar consciente de que las nuevas situaciones eternas crean retos inéditos, que exigen la solución inmediata de los problemas y satisfacción de necesidades no sólo corporativas sino personales; la simple rotación de personal con diferentes culturas dificulta que planes y políticas no se puedan accionar ó aterrizar, si no se cuenta con un equipo de trabajo satisfecho y con un verdadero amor a su actividad.
El progreso de un país, Sociedad y empresa está estrechamente ligado a la cultura y la cultura la entendemos como un proceso de formación física, mental ó moral de un ser humano para hacerlo apto para los quehaceres de la vida; la primera etapa se inicia y quizá nunca termine en el hogar, continúa en la escuela donde el maestro debe fomentar el desarrollo integral de la persona como una obligación propia hacia la comunidad y por último culmina éste proceso de formación en el trabajo, dando un nuevo valor a la materia prima: el hombre sabe que no puede existir sin los bienes materiales y sabe que sólo puede vivir y desarrollarse por el trabajo, y percibe que la sociedad ó el Estado está obligado a proporcionarle éste medio para subsistir.
Es en ésta parte en la que surge la necesidad de transparentar uno de los valores primordiales y éticos en el ser humano, el salario . . . . que debe ser justo y en contra parte la obligación responsable de quien lo recibe. El salario se determina por la dignidad de la persona humana y lo que ésta requiere para vivir como tal; pero también en contraparte el trabajador debe saber que tiene un ingreso seguro que exige su falta de capital, mientras que el patrón toma las ganancias pero también el riesgo de las pérdidas.
Por ello la empresa pública o privada debe establecer con su personal valores claves como la prudencia y la justicia, para lograr una verdadera autoestima en sus colaboradores; el Líder no sólo debe inspirar, fijar el rumbo y proporcionar la fuerza motivadora que procure el éxito duradero; el trabajo en equipo y la resolución de conflictos para lograr la excelencia se logra creando las condiciones en su empresa para que su personal tenga una autoestima superior y exalte su dignidad mediante la creación de una atmósfera de participación, libertad y reconocimiento.
Termino ésta nota recomendando a las personas en general, promover sus valores personales y familiares con los de la empresa en que trabajan, a los Líderes y Ejecutivos que enfoquen sus esfuerzos no sólo al logro de sus metas, también a proporcionar el desarrollo creativo de los valores más altos a nivel personal é Institucional.
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