Pronostican un récord en la participación de los norteamericanos en uno de los comicios más importantes.
EL PAÍS
Washington, EU.- Los estadounidenses eligen hoy Presidente en una de las elecciones más disputadas de los últimos tiempos. Sobre la fotografía de un país dividido, la clave de la victoria está en la participación. Todos los pronósticos indican que votará más del 54 por ciento que lo hizo hace cuatro años, pero ni demócratas ni republicanos tienen una idea clara de cómo se traducirán sus esfuerzos por registrar a nuevos votantes y por llevar a las urnas a los electores. Y tanto George W. Bush como John F. Kerry pronostican que tendrán una victoria clara, para que esta misma madrugada pueda haber Presidente, en lugar del caos de 2000.
Con cálculos que indican que pueden ir a las urnas entre 110 y 120 millones de personas de los 205 millones en edad de votar –la población del país se acerca a los 290 millones- los estadounidenses eligen hoy al Presidente y renuevan la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
Además, hay elecciones a Gobernador en 11 Estados y referendos sobre las cuestiones más diversas en todos ellos, desde las propuestas para legalizar las uniones homosexuales hasta las que piden el aumento de las inversiones para investigación con células madre.
En este complejo mapa en el que se cruzan elecciones distintas, los sondeos –y este puede ser el año en el que todas las encuestas se equivoquen- reparten preferencias. Los últimos globales indican que el Presidente tiene un par de puntos de ventaja sobre John F. Kerry, pero el demócrata sale mejor parado en varios de los estados que inclinarán la balanza de un lado u otro, aunque en ambos casos hay discrepancias según las empresas y los medios. Por tanto, los candidatos sólo tienen una cosa que hacer: olvidarse de las encuestas y dejarse el alma en las últimas horas para conseguir la máxima participación de la base fiel y al tiempo lograr el favor del puñado de indecisos que aún puede haber.
En EU no existe jornada de descanso y los dos candidatos apuraron ayer al máximo sus energías. Bush pasó 16 horas en siete mítines de seis estados distintos. Kerry dedicó ese mismo tiempo a seis intervenciones en cuatro estados. En Florida, el demócrata dio trascendencia internacional al voto de hoy: “Este es el momento de que América rinda cuentas, es el momento en el que el mundo mira lo que estamos haciendo”. Y merecemos “un Presidente que sepa cómo luchar más eficazmente contra el terrorismo para que EU sea más seguro”.
En una entrevista por televisión, Kerry pronosticó un récord de participación y dijo que “los estadounidenses están decididos a que no se repita lo que ocurrió en 2000”. Hace cuatro años, Gore ganó el voto popular y perdió el voto electoral cuando, 36 días después de las elecciones, el Supremo decidió interrumpir los recuentos en Florida y atribuírselo a Bush por 537 votos de diferencia.
En Ohio, el Presidente aseguró estar “completamente confiado” en la victoria” y dijo: “La línea de meta está a la vista y quiero decirles que tengo la energía, el optimismo y el entusiasmo necesarios para cruzar esa línea”. Con la seguridad y la economía como claves, Bush pidió el voto “para que EU pueda luchar con todo su poder en la guerra contra el terrorismo”.
En Pensilvania, Bush trató de que los votantes se hagan la pregunta que él cree que le mantendrá en la Casa Blanca: “¿En quién confías para que este país sea más seguro?”.
En la televisión, el Presidente, como Kerry, consideró vital que esta noche haya un ganador claro: “Creo que es importante no tener una avalancha de demandas que impida que se exprese la voluntad popular”.
Además de las claves de la participación y los nuevos votantes, otra incógnita sobre los sondeos es la que se refiere a los jóvenes. ¿Votarán claramente a favor de Kerry, según señalan varias encuestas? Como todos tienen teléfono móvil y en general los sondeos no se hacen a través de móviles, Zogby ha hecho una encuesta particular, utilizando mensajes y los jóvenes están a favor de Kerry en un porcentaje muy claro: 55 contra 40 por ciento.
La única duda es, de nuevo, la participación. Tradicionalmente, los jóvenes votan menos: en 2000, votó el 42 por ciento, 12 puntos por debajo de la media de participación. Pero este es un año distinto y la intensidad cuenta. Según Peter Hart, que hace encuestas para la NBC y The Wall Street Journal, “las elecciones son muy importantes para el 72 por ciento de la población”. El Pew Center eleva aún más esa cifra y asegura que el 84 por ciento cree que 2004 es “especialmente importante”, 17 puntos más que hace cuatro años.
Llegan al final empatados
Empate, empate, empate. Uno tras otro, la inmensa mayoría de los sondeos demuestran que EU está dividido al 50 por ciento en su respaldo a George W. Bush y a John F. Kerry. Para tratar de romper el empate -si es que los sondeos aciertan y teniendo en cuenta las variables del sistema de Votos Electorales-, el Presidente y el senador se volcaron ayer en dos estados clave, Florida y Ohio y ambos abrieron sus jornadas asistiendo a misa, a la búsqueda del voto católico. Con la sombra de Bin Laden, el mensaje final exige a los votantes que piensen en su seguridad y decidan entre cambio o continuismo.
Sería difícil haberlo logrado a propósito: a unas horas antes de que se abran las urnas, varias encuestas nacionales ofrecen la foto del empate perfecto (Zogby, 48-48; The Washington Post, 48-48; Fox, 46-46). Hay otras que discrepan (la más llamativa, la de Newsweek, da a Bush seis puntos de ventaja), pero el margen de la mayoría se mueve entre uno y tres puntos, con lo que es imposible pronosticar con seguridad el resultado.
La energía y el impulso final en favor del cambio logrados en los últimos días por John F. Kerry deben pasar la prueba de los factores más difíciles de valorar: sobre todo la participación, pero también el voto nuevo y el voto joven. Pero la complicación definitiva es la suma de incógnitas y situaciones diferentes en los estados que oscilan.
Cualquiera puede ganar y eso quiere decir que el próximo Presidente se encontrará con un país dividido. “Siempre lo ha estado, pero lo que es único en esta ocasión es que ha desaparecido el bloque centrista que mediaba”, en opinión de John Zogby, director de una de las empresas de sondeos más seguidas.
Eso quiere decir que hay un riesgo grande, transmitió Zogby a un grupo de periodistas en Washington: “Si el resultado final es así, habrá altos porcentajes de votantes que no aceptarán como legítimo al vencedor”. Según la revista Time, un 48 por ciento cree que puede haber un Presidente sin legitimidad.
Otro analista, Charles Cook, coincide en que medio país se va a sentir aplastado, ocurra lo que ocurra. “Nunca he visto a la gente tan apasionada, tan convencida de que es una elección muy importante”, dijo ayer y lo explicó así: “Existe la sensación de que Kerry y Bush son dos personas muy distintas, que serían Presidentes muy diferentes y que llevarían al país en diferentes direcciones”.
El choque de lo que se entiende como valores morales -aborto, investigación con células madre, matrimonio gay- produce, más que otras cosas, la escisión entre las dos Américas.