19 de junio de 2004
Alcochete (Portugal), (EFE).- El centrocampista portugués Luis Figo afronta mañana el que, hasta la fecha, es el partido de su vida, pues la victoria no le garantiza trofeo alguno, pero la derrota puede ser el golpe deportivo más duro que pueda encajar en su carrera deportiva.
Asume Figo su condición de alma de la selección lusa y símbolo de de un país. Su imagen está por todo el país, anunciando una u otra marca comercial. Sabe que la confianza de un pueblo está depositada en él y esa responsabilidad cae a sus espaldas mañana.
Luiz Felipe Scolari, seleccionador de Portugal, también sabe de la importancia de Figo mañana. "Lo veo muy bien. Además de su gran calidad, está muy participativo, muy positivo. Se entrega a todo", dijo hoy el brasileño.
Sin duda, ha afrontado Figo otros partidos de relevancia, como una final de la Liga de Campeones, pero el partido de mañana es más que un partido fde futbol. Basta salir a la calle en cualquier rincón de Portugal, para comprobar que, estos días, la selección es todo, pero sobre todo un sentimiento. Todos hablan de futbol: los que saben mucho, los que saben un poco y hasta los que nunca han tocado un balón.
Hoy le tocó comparecer ante la prensa. Su cara reflejaba el carácter guerrero que ha pedido Scolari para afrontar el partido de mañana, aunque el excelente jugador luso haya querido desdramatizar las palabras de su técnico al asegurar que había que entenderlas dentro de un contexto. "El futbol debe ser todo menos una guerra, porque de hecho se trata de una fiesta", apostilló.
Respuestas cortas, semblante serio y pocas concesiones risueñas a la galería. Su nivel de concentración parece el máximo, sabedor que de sus internadas por la banda dependen buena parte de las opciones de su equipo en el duelo peninsular de mañana.
A Figo le gusta, según dijo, la rivalidad deportiva entre Portugal y España, siempre que sea sana y se hable de jugadores o aspectos técnicos, en definitiva que se trate exclusivamente de futbol, sin más.
Pese a su deseo de victoria, Figo fue cortés con el país en el que desempeña su trabajo. "Siento gran admiración por España, donde juego contra ellos cada domingo y, aunque deseo la victoria, tanto ellos como nosotros sabemos que las fuerzas están igualadas y puede suceder cualquier cosa", indicó.
El jugador del Real Madrid espera una selección española "fortísima", al considerar que es uno de los equipos más fuertes de este torneo, aunque recordó, en relación al asunto de la posible parcialidad arbitral, que si España pierde no tendrá motivos para justificar la derrota. "Igual que nosotros", se apresuró a añadir.
El 7 de la selección portuguesa dijo entender los recelos sobre el árbitro surgidos en España tras los antecedentes de los españoles en materia arbitral en otras grandes citas internacionales, aunque recordó que Portugal tiene grandes influencias en las altas instancias futbolísticas y que su selección también ha sido de las perjudicadas en otras ocasiones.
Sin querer apuntar a nombres propios del rival, para Figo el peligro de España se centra en su bloque, aunque deseó que, en esta ocasión, Raúl, su compañero y amigo, no esté acertado.
Conocedor de la cultura futbolística española, respecto a las peculiaridades que rodean a la selección de Sáez, Figo fue claro. "El problema es que, hoy en España, todos quieren hacer el equipo nacional. En Portugal sucede algo parecido, pero, más que opinar, lo que se debe hacer es apoyar a los que toman decisiones", indicó.