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EUROCOPA| Los hinchas ingleses, una amenaza

16 de junio de 2004

Lisboa, 16 jun (EFE).- Las noches de Albufeira, una turística localidad del sur de Portugal, han pasado del sueño de muchos ciudadanos lusos que esperaban pingües beneficios por la Eurocopa, a la pesadilla del miedo a la violencia de los hinchas ingleses cargados de cerveza.

Hace dos días, pero prometen ser algunos más, que las madrugadas del centro de Albufeira se pueblan de sillas y botellas voladoras, lanzadas por unos aficionados vociferantes, que no saben disfrutar del espectáculo del futbol si no es haciendo el bárbaro.

La UEFA advirtió hace tiempo de que la actitud de esos hinchas, que han universalizado la comprensión del término inglés "hooligan", podía costarle cara a su equipo nacional y llevar incluso a la expulsión del campeonato de los que defienden el escudo de los tres leones.

El sueco Lennart Johansson, presidente de la UEFA, matizó esta misma semana que la actitud de unos pocos hinchas no podía ser responsabilidad de un equipo donde juegan sonoros nombres como los de David Beckham, Michael Owen, Gary Neville o Paul Scholes.

Pero a medida que avanza el Europeo, cada vez se trata menos de "unos pocos" y como comentaba la pasada madrugada un portavoz policial portugués, "parece que será el pan nuestro de cada día" en lugares, como Albufeira, donde el turismo británico es asiduo hace décadas.

Es verdad que algunos hinchas holandeses y alemanes, muchos menos que los ingleses, han protagonizado ya algún hecho reprobable en la Eurocopa de Portugal.

Pero nadie recuerda que croatas, letones, daneses, italianos, checos, españoles, portugueses o griegos hayan rebasado los límites de lo que es tolerable desde que comenzó el Europeo, el pasado día 12.

Por el contrario, comienza a atormentar a los responsables de la seguridad del torneo la frecuencia de las escaramuzas de los hinchas ingleses, algunos de los cuales ya han sido expulsados de Portugal tras ser condenados en juicios sumarios.

Ni siquiera la colaboración de las autoridades británicas, seriamente interesadas en atajar la violencia de sus compatriotas, ha conseguido evitar que grupos de energúmenos con pasaporte de Su Graciosa Majestad, de cualquier edad o condición, cargados de cerveza o de alcohol, impongan la ley de la selva allí donde les parece.

El secretario de Interior británico, estuvo el pasado día 13 en Lisboa y pidió a sus compatriotas que sean responsables, tras una noche de pequeñas escaramuzas con la policía cerca de la Plaza del Rossío.

"Me disgustan mucho los cánticos racistas que se han entonado en Lisboa. Hemos recibido mucho cariño aquí y deseamos responder con respeto", dijo Blunkett pocas horas antes de que Inglaterra y Francia se enfrentasen en el Estadio de La Luz.

"La Federación Inglesa y la selección no pueden pagar por el comportamiento de los hinchas. No podemos comprometer la capacidad británica de organizar grandes citas", declaró Blunkett en alusión a la candidatura británica para organizar los Juegos Olímpicos de 2012.

Pero esa misma tarde, los "hooligans" pusieron en fuga a grupos de aficionados franceses después de que Zinedine Zidane diese la vuelta al partido y derrotase a Inglaterra 1-2.

Los diferentes cuerpos policiales lusos empiezan a tomarles la medida a los violentos, porque se trata de evitar que unos desarraigados, venidos en bañador a bordo de vuelos baratos, tirados por los bancos y las calles de las ciudades portuguesas, echen por tierra el derecho a la tranquilidad.

Quizás la fórmula para lograrlo debiera pasar por lo que apuntaba un portavoz policial luso: un mayor control en la venta de las bebidas alcohólicas, habida cuenta de que la combinación cerveza barata y futbol, a veces es tan volátil como la gasolina y una cerilla.

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