Atenas, Grecia.- Todos los griegos, los once millones y los otros cinco que viven fuera de Grecia celebraron anoche la mayor victoria del futbol griego, con el título alcanzado ayer en Portugal al vencer 1-0 a Portugal en la final de la Eurocopa 2004.
“Grecia tiene doce dioses -los once están en Portugal", decían los comentaristas de la televisión estatal griega.
"Un alemán los unió (Otto Rehhagel) y los hizo ganar", afirmaba uno de ellos.
Los comentaristas lloraron de felicidad en la televisión y en la radio cuando Angelos Charisteas metió el primer y único gol en el minuto 57.
Unos 15,000 griegos se encontraban en el Estadio La Luz en Lisboa, junto a ellos el primer ministro griego, Costas Caramanlis, su esposa, Natasa y en las tribunas oficiales, Juan Antonio Samaranch, presidente de honor del COI, con el líder de la oposición socialista griega, Yorgos Papandreu y la presidenta del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Atenas, Gianna Angelopoulos-Daskalaki.
Todas las ciudades y pueblos griegos fueron iluminados con los juegos artificiales y en las terrazas de cada café, en cada hogar griego se celebró con frenesí la primera victoria en el futbol.
Los hinchas y seguidores ya celebraron la victoria griega en la semifinal contra la República Checa por 1-0 el pasado viernes y salieron anoche a las calles y a las principales plazas de todas las ciudades para celebrar esta victoria única, que consideran como un preludio de los Juegos Olímpicos que se celebrarán este agosto en Grecia.
“Se trata de un momento único, que tal vez no volvamos a vivir", declaró a la televisión estatal Angelos Charisteas.
Caramanlis había declarado a su homólogo luso ayer, Durao Barroso, que "no esperes que lo tengas todo", refiriéndose a la presidencia que el primer ministro portugués asumirá próximamente.
En la ciudad de Salónica, de un millón de habitantes, se han reunido miles de habitantes alrededor de la Torre Blanca, para celebrar también el título.
En Atenas, las plazas Syntagma, la de Omonia y el puerto de El Pireo, son los puntos de reunión de los hinchas que están marchando hacia allí a pie o en moto, debido a que la circulación se ha cerrado por el número de vehículos que han salido a las calles.
El próximo objetivo, dicen los comentaristas y el público entrevistado, es el Mundial de 2006, en Alemania.
Futbol sin fronteras en La Luz
La final de la Eurocopa entre Portugal y Grecia concitó, lógicamente, a miles de aficionados de los dos países enfrentados sobre el terreno de juego, pero en las gradas además de banderas portuguesas y griegas aparecieron de muchos países, no sólo del continente europeo.
Numerosos aficionados de algunos de los países participantes en la duodécima edición del torneo, también asistieron a la final con la bandera de su país, pero también llamó la atención la presencia de otras enseñas nacionales.
Banderas inglesas, suecas, checas, polacas, alemanas, galesas, holandesas, noruegas, rusas, belgas, francesas, irlandesas e italianas fueron algunas de las muchas que fueron colgadas de las barandillas del estadio para aportar un colorido especial a las gradas.
Además, entre las abundantes pancartas destacaba una en italiano, en la que se recordaba que la selección italiana "defiende pero empata", además de demandar a su nuevo seleccionador, Marcelo Lippi, que inculque a sus jugadores "menos vanidad y más seriedad".
Pero, más curioso fue, encontrar banderas de países de otros continentes, entre ellas varias canadienses, país en el existe una nutrida colina de portugueses que emigraron a aquel país a mediados del siglo pasado.
Suramérica también estuvo ‘presente’ en el estadio de La Luz mediante banderas de Colombia, Ecuador, Uruguay, Argentina y Brasil.
Hasta una bandera de Nueva Zelanda se podía divisar en un lateral del estadio lisboeta.
También hubo aficionados que portaban enseñas de clubes de Futbol de distintos países, entre las que destacaba alguna de AEK o Panathinaikos griegos, Vitoria de Guimaraes y Sporting de Lisboa portugueses, Bayern Múnich alemán y Barcelona, entre otras.
A pesar de una inferioridad numérica evidente de 3 a 1, los bulliciosos griegos no dejaron de animar nunca a los suyos con incesantes cánticos y en muchas fases, puestos en pie y dando saltos, lograron que incluso no se escuchara a la más numerosa afición portuguesa. EFE