LISBOA, PORTUGAL.- El arquero portugués Ricardo se convirtió en héroe ayer al detener un penal y anotar el decisivo para llevar a su país a las semifinales de la Eurocopa de futbol, que se disputa en Portugal.
Ricardo detuvo el séptimo disparo inglés desde los 12 pasos cobrado por Darius Vassel e inmediatamente disparó desde la mancha para anotar frente al portero rival David James y sentenciar el encuentro.
Portugal se enfrentará en su semifinal al ganador entre Suecia y Holanda.
Inglaterra inició el lanzamiento de penales con su capitán David Beckham, pero éste falló al enviar la pelota bien alto sobre el larguero.
Cuando los locales festejaban, Rui Costa falló en el tercer intento de los portugueses y así se mantuvo el empate hasta que Ricardo al lanzarse a su izquierda detuvo el disparo de Vassel.
Apenas segundos después disparó con seguridad y definió el partido de gran calidad.
El tiempo reglamentario terminó en empate a un gol y el suplementario en igualdad a dos goles.
Inglaterra empató sensacionalmente en el minuto 115, tras ir debajo 2-1, en un tiro de esquina lanzado por David Beckham, cuyo rechace llegó a Frank Lampard, quien remató a boca de jarro.
Portugal se había ido delante cinco minutos antes con un potente tiro de Rui Costa al entrar al área.
Inglaterra se adelantó al tercer minuto del comienzo del encuentro, cuando Michael Owen aprovechó un error de la defensa portuguesa, cuando Costinha envió atrás una pelota que quiso despejar de cabeza y marcó dentro del área y de espaldas el primer gol del partido.
A falta de sólo siete minutos para el final, Portugal empató con un gol de cabeza del delantero Helder Postiga.
Postiga, que había entrado 12 minutos antes en sustitución de Luis Figo, remató un tiro libre directo.
Cuando parecía que Inglaterra estaba eliminada, llegó el gol de Lampard.
En el minuto 27 el peligroso delantero inglés Wayne Rooney fue sustituido por Vassell debido a un problema físico.
Rooney, la revelación del torneo con sus cuatro goles y su gran actuación en los tres partidos de la primera fase, abandonó el campo cojeando visiblemente.
Michael Owen, que no había brillado en los partidos anteriores, fue uno de los jugadores más peligrosos de Inglaterra.
La euforia se adueña de calles lusas
Una explosión de euforia se adueñó ayer de las calles y plazas de Portugal, donde el último tanto anotado por el portero Ricardo en la tanda de penaltys, que valió la clasificación para semifinales de la Eurocopa, fue coreado por miles de gargantas al unísono.
"Un ‘gooool’ potente y sonoro resonó en la noche, donde antes reinaba el más absoluto silencio mientras la afición portuguesa seguía las incidencias del partido de cuartos de final emocionada y expectante.
Sólo unos minutos después del encuentro, disputado en el Estadio lisboeta de La Luz y como ya sucediese en el último partido de la primera fase contra España, miles de aficionados lusos se echaron a la calle para festejar de modo ruidoso el éxito de su selección.
En coches, motos o a pie, haciendo sonar las bocinas, ondeando banderas, pañuelos o bufandas con sus colores, los portugueses reaccionaron al unísono en todo el país para expresar la alegría colectiva tras el encuentro contra los ingleses.
Mientras los aficionados, tanto portugueses como ingleses, abandonaban el estadio en orden, familias enteras salían de sus casas en numerosas localidades y sobre todo en Lisboa y Oporto, para concentrarse en plazas y lugares públicos y mostrar su satisfacción.
Con el Estadio lisboeta de La Luz como epicentro de la alegría colectiva de todo un pueblo, una onda de satisfacción y orgullo se expandió por todos los confines y miles de jóvenes comenzaron a recorrer en grupos, en su mayoría motorizados y ruidos, las arterias del país.
Las banderas, que durante los últimos días ocupaban los lugares más insospechados, desde ventanas, balcones, automóviles o motos, hasta barcos de pesca o escaparates, pasaron a manos de la gente que gritaba "Por-tu-gal, Por-tu-gal", marcando bien las sílabas.
Algunos aficionados, tanto portugueses como ingleses, abandonaron el estadio de La Luz antes de terminar la tanda de penaltys porque no aguantaban la presión, según dijeron en las puertas.
Uno de ellos, portugués de 54 años, confesó que sufre de problemas coronarios y que "fue un partido de gran intensidad y mi corazón latió a 120 pulsaciones durante toda su duración".
En Albufeira, en el sur del país, donde se han registrado en los últimos días incidentes con los hinchas británicos, un buen número de ellos se echaron a la calle con cervezas en la mano y mostraron su decepción por la derrota de sus colores.