La demencia que afecta al General podría convertirse, por segunda ocasión, en su tabla de salvación.
AP
SANTIAGO DE CHILE.- La demencia que afecta al General Augusto Pinochet podría convertirse, por segunda vez, en su tabla de salvación en un juicio por la desaparición y asesinato de 25 izquierdistas en la década del setenta.
Pinochet, de 88 años, será examinado el jueves por un equipo de tres especialistas, neurólogo y psiquiatras, según ordenó el juez Juan Guzmán. Las pericias definirán si el ex dictador está en condiciones de resistir un juicio.
A diferencia de 2001, cuando Pinochet fue examinado en el Hospital Militar, esta vez Guzmán dispuso que las pericias se hagan en la residencia de Pinochet, en el acomodado suburbio de La Dehesa, a causa de la avanzada edad y el estado de salud del General.
Los querellantes pidieron ayer al magistrado que inicie de inmediato un juicio contra Pinochet, que ordene su arresto domiciliario y el embargo de sus bienes, antes de esperar el resultado de las pericias psiquiátricas.
Guzmán ya cumplió con el requisito de interrogar al acusado -lo hizo el sábado- y está en condiciones de abrir un proceso a Pinochet. No necesita tener antes los exámenes siquiátricos ni los resultados.
Los acusadores temen que los exámenes refloten la demencia leve de Pinochet, que el 2002 fue causal de sobreseimiento en el juicio que afrontaba por el secuestro y asesinato de 75 prisioneros políticos, en 1973. En 2002 la Corte Suprema falló que Pinochet no estaba en condiciones de enfrentar un juicio ni de organizar una debida defensa.
La demencia que tiene Pinochet es progresiva y está causada por micro derrames cerebrales que alteran funciones como emitir juicios, recordar hechos recientes o caminar sin ayuda.
Pinochet padece, además, otra decena de enfermedades, entre ellas, una diabetes avanzada, artrosis y problemas coronarios que lo obligan a usar un marcapasos.
Al parecer, Guzmán quedó impresionado por la apariencia de Pinochet, a quien vio el sábado en su residencia cuando lo interrogó por su papel en las desapariciones y asesinatos de 25 izquierdistas chilenos en 1975.
Los opositores cayeron en medio de la Operación Cóndor, una alianza entre las policías represivas de las dictaduras del Cono Sur de los años setenta.
Tras el interrogatorio Guzmán comentó a la prensa que redujo de 14 a seis las preguntas porque notó cansado a Pinochet. Agregó que su cara estaba “más congestionada” que cuando lo interrogó en enero de 2001.
Las consideraciones de Guzmán irritaron a los querellantes. El abogado Eduardo Contreras dijo que “esto (el interrogatorio en su casa) es ilegal, arbitrario, no ocurre con los modestos detenidos... nos parece absolutamente absurdo que esto haya ocurrido”.
Guzmán designará al neurólogo que examinará a Pinochet y le dio la posibilidad a la defensa y los querellantes de nombrar, uno cada uno, a los otros dos especialistas examinadores de un listado que él elaborará.
La defensa, que perdió la batalla de evitar el interrogatorio, ahora confía en que los médicos repetirán el diagnóstico de demencia, que imposibilitaría a Pinochet para enfrentar un juicio.
