Nueva York, (EFE).- Leonardo Da Vinci enseñaba la enorme importancia del estudio de la naturaleza para el arte, una lección que influyó en pintores más jóvenes y que ahora es el hilo conductor de una exposición en el Museo Metropolitano de Nueva York.
Bajo el título de "Pintores de la realidad: el legado de Leonardo y Caravaggio en Lombardía", la exhibición hace un recorrido por la escuela naturalista, caracterizada por el tratamiento realista de la figura humana y los objetos, una apasionada obsesión por la luz y el movimiento y la evocación de una vida interior a través de los gestos y expresiones de las figuras.
El interés por lo natural tuvo su máximo exponente en Michelangelo Merisi (1571-1610), más conocido como Caravaggio, el maestro del barroco italiano, admirado y criticado por sus coetáneos, cuya influencia se extendió por toda Europa.
La muestra, que se abre al público hasta el 15 de agosto, toma su nombre de otra de temática similar que hubo hace más de cincuenta años en Milán.
Comienza con la llegada a Milán de Leonardo Da Vinci (1452-1519) en 1482 y el desarrollo de una escuela basada en la observación de la naturaleza, que transformó la manera de representar las escenas religiosas, el retrato, el paisaje, el bodegón y otros objetos, y termina con la tradición naturalista lombarda del siglo XVII, representada por pintores como Giacomo Ceruti (1698-1767).
La exposición, que está organizada por orden cronológico y temático, está dividida en cuatro secciones que comienzan con Da Vinci y su idea del naturalismo.
Esta parte incluye un importante grupo de dibujos de Da Vinci, que muestran el incalculable impacto que sus dos estancias de varios años en Milán -primero a partir de 1482 y después desde 1508-, y sus obras y manuscritos tuvieron en otros artistas.
Junto a sus trabajos, aparecen los de seguidores que retomaron su pasión por el dibujo de la anatomía a partir de modelos, los volúmenes, el detalle y textura de las ropas, los matices de las luces y las sombras, la realidad cotidiana y la representación de las emociones.
La segunda sección, titulada "Brescia y Bérgamo: la humilde realidad en el arte devoto y el retrato", muestra el trabajo de un conjunto de artistas de estas ciudades cuyo trabajo tuvo gran influencia en Caravaggio.
El naturalismo queda plasmado tanto en el retrato que Morato de Brescia hace de un caballero, "posiblemente del Conde Fortunato Martinengo Cesaresco", como en el arte religioso, del que es un ejemplo "Cristo llevando la cruz" de Girolamo Romanino.
La tercera parte de la muestra echa una mirada a Cremona y Milán en los tiempos de Caravaggio y, bajo el título "Hacia un nuevo naturalismo", ofrece obras de su maestro, Sione Peterzano y de los artistas Giulio, Antonio y Vincenzo Campi, que le introdujeron a la importancia del estudio a partir del modelo y le animaron a representar los más humildes detalles.
Del propio Caravaggio incluye "The cardshaps" (Los tramposos), "Supper at Emmaus" (La cena de Emaus), "San Francisco", "The lute player" (El tocador de laúd) y "The toothpuller" (El sacamuelas).
El cuarto bloque, "Pintores de la realidad", repasa el trabajo artístico de Bérgamo y Brescia después de Caravaggio, a través de las obras de Carlo Ceresa (1609-1679), Giacomo Ceruti (1698-1767) y Giuseppe Ghislandi (1655-1743), entre otros.
En total hay expuestos 80 pinturas y 40 dibujos procedentes de colecciones diversas y cedidas por museos de Europa y Estados Unidos.
Las obras provienen de la Galleria degli Uffizi de Florencia, el British Museum, la City Art Gallery de Southampton, la National Gallery of Art de Washington, la Christ Church de Oxford, el Nationalmuseum de Estocolmo, o la Colección Real de los Windsor, entre otros.
La exhibición, de la que es comisaria Andrea Bayer y organizada por el Museo Metropolitano de Nueva York y la Associazione Promozione Iniziativa Culturali de Cremona, cuenta con el respaldo de un programa educativo, que incluye varias conferencias.
