EL SIGLO DE TORREÓN
Cd. Lerdo.- Nunca fue un payaso cualquiera. Y a pesar de que “Pastelito” lleva diez años sin hacer reír a la gente, extraña los aplausos de los niños. Está seguro que si alguien se interesara de nuevo en su trabajo, podría demostrar que ni la edad ni la enfermedad, son un impedimento para robarle una sonrisa a la gente.
Juan López Flores, mejor conocido como el payaso “Pastelito”, tiene 46 años de edad. Parece mayor porque padeció una meningitis. Esta enfermedad le impidió moverse y hablar por mucho tiempo, pero luego de varias operaciones poco a poco ha logrado recuperar su salud.
Año tras año, dice, trabajó para sacar exclusivamente la sonrisa de los niños. Asegura que nunca fue un payaso cualquiera. No tuvo necesidad de trabajar en la calle ni en los camiones, siempre lo contrataron para eventos especiales como fiestas infantiles, incluso comenta que cuando Rosario Castro Lozano fue alcaldesa por primera vez, lo contrató para varias presentaciones.
-Desde hace diez años no trabajo, bueno, la verdad no recuerdo cuántos años exactamente, lo que pasa es que por las operaciones que me hicieron en la cabeza algunas cosas se me han olvidado. Me dio meningitis y se complicó, por mucho tiempo no pude hablar ni moverme pero ahora ya me siento mejor.
Antes de ser payaso, laboraba como chofer de una empresa refresquera, luego como taxista y camillero, finalmente decidió que lo mejor para él era hacer reír a la gente, su hijo se dedica a lo mismo y es conocido como “Migajitas”.
-Los chistes y las bromas me las enseñaron, pero como me dio esa enfermedad no pude seguir como payaso, mi hijo ahora es quien hace reír a los niños, yo le enseñé, para ser payaso hay que tener mucha sensibilidad.
Sabe que ya son muchos años sin trabajar, además para caminar bien debe apoyarse en un bastón, pero dice que no ha olvidado cómo hacer feliz a la gente aunque sea por un momento. No pierde la esperanza de que alguien toque a la puerta de su casa, avenida Sarabia 426 sur, para contratarlo para una fiesta infantil.
-Nunca fui un payaso callejero, ellos casi siempre son personas que no encuentran empleo y por eso andan en las calles o en los camiones, a mí me gusta mi profesión.
Y mientras alguien toca la puerta, “Pastelito” se dedica a vender tacos para mantener su familia y aunque sabe que es un trabajo honesto, anhela volver a escuchar la sonrisa y los aplausos de los niños.