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Familia Sirviendo a la Vida / Matrimonio

(Primera parte)

El matrimonio proviene del noviazgo y de las caricias afectivas. Un buen matrimonio dignifica la pareja. Un matrimonio mal llevado puede arrojar a las personas a la más terrible confusión y a la decepción más profunda. El matrimonio es la unión del hombre y la mujer concertada mediante un compromiso legal y religioso, por el cual se ligan perpetuamente en promesa de ayuda mutua, amor, respeto y fidelidad.

Dos noticias. El único lugar digno para el crecimiento de los niños es una familia afectuosa. El anhelo más grande del ser humano es un hogar feliz. Vivir en una familia con maltrato, frialdad, vicios o desorganización daña la personalidad, inhibe a los individuos, impide crecer, provoca complejos. Lo más amargo y triste que puede sucederle a alguien es vivir en un hogar infeliz. Dos noticias: una buena y una mala. La buena: el matrimonio es para toda la vida. La mala: el matrimonio es para toda la vida.

Las cuatro ruedas del matrimonio. Casarse se asemeja a emprender un viaje en automóvil alrededor del mundo. Para evaluar las posibilidades de éxito, es preciso cuestionarse cuatro preguntas:

Primera: ¿Nos atraemos físicamente? ¿Experimentamos magnetismo, enamoramiento, pasión, agrado corporal? Si con el tiempo alguno de los cónyuges abandona su cuidado físico para agradar al otro, si se vuelve sucio, tosco o grosero, la rueda pasional se avería y el vehículo se estanca.

Segunda: ¿Me conviene como pareja? En la expedición, ¿será una carga o una ayuda? ¿La persona es física y mentalmente sana, trabajadora, ingeniosa, decidida, agradable a los ojos de los demás, posee recursos económicos, es responsable e independiente de sus padres? Esta segunda rueda puede averiarse y el vehículo pararse si uno de los cónyuges se niega a trabajar o a cumplir sus responsabilidades, si adquiere un vicio, comete fraude, es encarcelado o se vuelve destructivo. Los conflictos por falta de dinero se originan en esta rueda.

Tercera: ¿Nos comunicamos bien? ¿Es interesante conversar con mi compañero de viaje? ¿Nos complementamos intelectualmente, nos comunicamos con fluidez, somos espiritualmente afines, compartimos los mismos anhelos? ¿Nuestra convivencia es constructiva, pues aprendemos uno del otro? Si en el matrimonio se pierde el gusto por charlar y compartir sentimientos, si el cónyuge ve la televisión en exceso, si se niega escuchar, se vuelve egoísta o abandona su preparación intelectual o espiritual, la tercera rueda se daña y estanca el vehículo.

Cuarta: ¿Estoy decidido(a) a amar a esa persona? ¿He involucrado al máximo mi voluntad? ¿Poseo una conciencia de renuncia al pasado, acepto que nada volverá a ser igual, que todo lo propio será de mi compañero (a), que mi tiempo, dinero y bienes los compartiré con él de por vida? ¿He tomado esa decisión libremente, sabiendo que implica sacrificios, amor incondicional y entrega total sin reservas? Si en el matrimonio sobreviene la apatía, la soberbia o la nostalgia de la soltería, sobrevendrán los malos tratos, los desprecios e incluso la infidelidad. El verdadero amor es producto de la voluntad y no del romanticismo. Como puede verse, antes de emprender un viaje de tales magnitudes, y periódicamente, una vez iniciado el viaje, es imprescindible revisar con gran cuidado las cuatro ruedas del vehículo.

Sexo en función de los cuatro elementos. Si en una pareja sólo existe atracción física, sus relaciones sexuales serán instintivas y superficiales. Si sólo hay conveniencia, el sexo se parecerá mucho a la prostitución, al intercambio de mercancía. Si sólo hay comunicación espiritual, el sexo se convertirá en un sucio ?trámite carnal?. Si sólo existe voluntad, el acto sexual será un sacrificio, parte de las obligaciones e imposiciones maritales. Una relación sana debe ser, a la vez, pasional, de conveniencia, de complemento y de voluntad. Tener relaciones sexuales, cuando existen los cuatro elementos, al mismo tiempo, es el acto más sublime y hermoso que pueden vivir dos personas. Si alguno de estos aspectos falla, la vida sexual también se deteriorará.

Problemas sexuales en el matrimonio. Existe la idea errónea de que la mayoría de las uniones conyugales fracasa por mal acoplamiento sexual, pero ésta es una gran mentira. El sexo, solo, no puede ser causa de divorcio, ya que la vida sexual plena depende de cuatro factores. Si existen los cuatro elementos: pasión, conveniencia, comunicación y voluntad, ninguno se atreverá a lastimar o exigir al que está fallando sexualmente. Tomados de la mano en un ambiente de complicidad, lucharán juntos y, a menos que tengan una rara disfunción física, resolverán sus problemas sexuales siempre. El sexo en el matrimonio implica una convivencia de compromiso que funde las personalidades de los cónyuges; por tanto, crece y mejora con el tiempo.

Unión y amor libre. A la unión libre le falta el cuarto elemento: Decisión. La unión libre es una señal de duda. Es convivir como cónyuges, pero sin compromiso matrimonial, disfrutarse en total intimidad sin promesa de fidelidad, saber que el quinto cofre no es realmente de ambos, no se fundirá en uno, que la relación es ?a prueba? y puede acabar en cualquier momento, sin muchas complicaciones. El término ?amor libre? es contradictorio en sí mismo: el que ama se compromete con su pareja. Cuando se procura emprender un ?amor libre?. La pareja se vuelve esclava de la incertidumbre, la manipulación y el egoísmo. El verdadero amor no está libre de compromiso, pero es en realidad el más libre, porque los seres humanos comprometidos pueden amarse sin límites de entrega ni de tiempo.

Ser feliz a toda costa. Muchas personas piensan que la misión del ser humano es ser feliz. Pero la felicidad por sí misma no puede ser el objetivo de la vida. Quien cree que nació sólo para ser feliz es el más propenso a las juergas, los desmanes sexuales, las orgías, las comilonas, el culto al dinero, el alcohol, la droga y la unión libre... La misión del ser humano no es sólo ser feliz sino ser maduro, y en la madurez hallar la felicidad verdadera. La madurez se logra mediante la responsabilidad de nuestras decisiones y asumiendo decisiones responsables. Todos estamos llamados a la madurez. Quien deja de madurar deja de crecer, y quien deja de crecer comienza a envejecer.

Similitud entre carrera profesional y matrimonio. Con quién casarse y qué carrera profesional estudiar son las dos decisiones más delicadas de un joven. Muchos, por temor, prefieren no elegir y postergan indefinidamente este paso. Hay quienes escogen una carrera ?fácil? para no sufrir ejerciéndola; otros eligen la que creen más ?lucrativa? para ganar mucho dinero con poco esfuerzo. Ni unos ni otros entienden que ni los diplomas ni el dinero dan la felicidad. Lo valioso de una profesión no es el ?título? sino la madurez, la velocidad de pensamiento, la capacidad de análisis, la agudeza mental, los hábitos de lectura, la disciplina de trabajo, la amplitud de ideas y el buen juicio que se obtienen con ella. No importa si el diploma enmarcado dice ?Médico Cirujano? o ?Ingeniero Industrial?, sino el porcentaje del título que es fraude y el que se respalda honestamente con capacidad mental adquirida. Indudablemente, quienes estudian bien una carrera profesional, cualquiera que ésta sea, maduran más y logran un mayor criterio que quienes deciden no estudiar. Lo mismo sucede con el matrimonio. Quienes se casan y asumen bien el compromiso definitivamente crecen y maduran más que quienes no lo hacen. Con frecuencia la gente se queja de haberse equivocado al elegir carrera o pareja, pero no existen carreras ni parejas perfectas. Siempre será preferible elegir y seguir adelante, creciendo y madurando, que permanecer soltero o sin estudios por cobardía.

En la actualidad, en el mundo de los negocios se tiene como requisito que las empresas tengan un certificado de calidad llamado ISO 9000 como garantía de que los productos que se adquieren cuenten con dichas características. En el tema de las relaciones humanas, se podría trabajar al respecto y para los jóvenes, matrimonios, y grupos de desarrollo humano en las empresas ya abriremos grupos para tal caso, de tal manera que seamos garantía de calidad humana ante la familia, nuestras fuentes de trabajo y la sociedad. Si a usted le interesa de manera particular fortalecer su matrimonio, su familia, su equipo laboral, como parte de su empresa o de la sociedad de padres de familia de su escuela o colegio, o como parte del personal docente de su institución, póngase en contacto con nosotros a la dirección electrónica que aquí aparece.

La próxima semana concluiremos este tema y los invitamos a seguir contestando los cuestionarios (de preferencia en familia), la retroalimentación o exposición de casos que nos mandan al buzón de sugerencias se están contestando constantemente, los esperamos de manera permanente en la recepción de este diario con atención a los artículos Familia Sirviendo a la Vida, así como con Germán de la Cruz Carrizales: pmgerxxi@yahoo.com y pmger@hotmail.com.

Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo, a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. El próximo tema a tratar será la segunda y última parte de Matrimonio. Gracias por su atención.

?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.

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