Nuevo video liberado nada menos que por la instancia local de investigación, es decir por la autoridad. Es una prueba procesal, nada importa. Los horarios AAA de lleno al asunto. La nación toda sigue el inaudible documento del que se desprenden “terribles conjeturas”. Por supuesto Salinas como gran conspirador. Actores principales, son los mismos sospechosos de pillos, miembros de la pandilla que desde hace medio año entretiene al país. Mientras tanto el Jefe de Gobierno acude una vez más al escapismo político y por supuesto se evade de todo. A la par los asambleístas se insultan en triste espectáculo: mentirosos, traidores, racistas, de todo se dicen. El ciudadano observa.
El vehículo del Presidente de México es detenido y zarandeado por trabajadores del sector educativo que se oponen a las reformas del ISSSTE. Lo conminan a bajarse y discutir, así en directo. Los guardias presidenciales hacen lo que pueden por sacar adelante al primer Mandatario. El suceso ocurre casualmente el mismo día en que la Comisión Instructora da un paso hacia el desafuero de uno de los miembros de la pandilla. Mientras tanto los priistas capitalinos dan otra lección de (in)civilidad en una elección interna, vuelan las sillas y los golpes. Precioso espectáculo. En Guanajuato, tras una “irrupción pacífica” (recontra sic) en el Congreso —¡hay ejemplos federales que emular, faltaba más!— el dirigente de la Alianza Binacional Braceroproa amaga con volver a tomar el rancho del Presidente, eso si no se concretan los dineros para indemnizar a sus huestes. Como condimento de la semana la señora Sahagún vuelve a las andanzas –“a mí nadie ni nada me paran”— y reaparece en las costosas pantallas televisivas. El ciudadano observa.
En la misma semana la consultoría AT Kearney ratifica lo que ya se venía anunciando: la inversión extranjera hacia México decrece. Por supuesto los oficiales y los oficiosos, incluido el propio Presidente, refutan a la agencia. Se van contra el mensajero, no leen el mensaje. Allí está la cifra. Con diferencia de horas el Foro Económico Mundial nos hace saber que la calidad de las instituciones públicas se deterioró a lo largo del último año, pasó del lugar 50 al 59. Como consecuencia la competitividad de México descendió. Qué tanto es tantito, en competitividad tan sólo fue un sitial, del 47 al 48, de 104 países. No armen escándalo. De la misma fuente se nos avisa que en el Índice de Competitividad en los Negocios también descendimos del 48 al 53. México se sale, lenta pero sistemáticamente, de los territorios atractivos y esperanzadores del planeta. El ciudadano observa.
Pero en fin, aquí estamos muy entretenidos con los videos de la pandilla, las escaramuzas de los legisladores, las puntadas de las ambiciosas cónyuges, el complot que todo lo explica, la cobertura especial de las televisoras al Jefe de Gobierno, seguramente para allanarle el camino y por si fuera poco, en convertir a Gloria Trevi en heroína. Qué nos importa que la inversión en ciencia y tecnología decrezca a 0.35 por ciento del PIB. No nos comparemos con Suecia que le dedica 4.27 por ciento o con Corea con casi tres por ciento, pero también China nos supera con 1.29 por ciento y por supuesto Brasil, que lanzó hace unas horas su primer cohete, con el uno por ciento. Y después nos preguntamos porqué las diferencias. Fue promesa de la campaña foxista llegar al uno por ciento tal y como lo recordó el Rector de la UNAM, pero en fin, porqué ponerse en ese plan. Total, qué nos importa que de todos los científicos becados por México desde 1970, la mitad no haya regresado. Para qué atender al llamado de la Academia Mexicana de Ciencias que advierte que Estados Unidos se queda con alrededor del 85 por ciento de los que no regresan y que miles abandonan la academia por falta de empleo. En fin, México puede regalar científicos, la generosidad siempre nos ha caracterizado.
Entretenidos como estamos en detectar las mentiras cruzadas de nuestros gobernantes y en hacer apuestas para 2006, las calificaciones internacionales no nos tocan. Así por ejemplo para qué preocuparse de la calificación para México de 3.6 sobre diez del Índice de Percepción de Corrupción, también liberado en estos días. Qué nos importa que países como Belice, Latvia o Namibia obtengan mejor calificación. Nosotros no perdemos el tiempo en tonterías y mejor nos concentramos en la telecomedia nacional y su emocionante entrega por capítulos. Que España o China por ejemplo hayan decidido extender horizontalmente la computación y el inglés y un segundo idioma es asunto que no debe preocuparnos. Ya nos las arreglaremos con el mundo, nuestro nacionalismo siempre será más fuerte y para demostrarlo allí está la victoria frente a la Real Academia Española que por fin reconoce el uso de la grafía México con x. Es cuestión de insistirle y el mundo nos aceptará tal y como somos, corruptos, poco educados, poco competitivos, con pocos técnicos y científicos e irresponsables.
Gaetano Mosca lanzó hace casi un siglo un término que a muchos molestó: clase política. Su propuesta era tan clara como incómoda: un país necesita preparar a sus dirigentes. El Gobierno, los empresarios, la academia, todos deben actuar con una meta común, que gobiernen los mejores. Esos “mejores” deben serlo no sólo en su capacidad técnica sino también en su consistencia ética. Hay “mejores” de izquierda, de derecha, de centro, eso es lo de menos. Mosca argumentó contra los defensores de lo popular como mandato supremo: los mejores sabrán anteponer los intereses comunes a los particulares, los mejores sabrán plantear las verdades poco populares pero necesarias. Las naciones necesitan guías. Sin referentes éticos las naciones naufragan.
México vive días en que la degradación política pareciera no tener fin. El desfile de corruptelas en todos los partidos, el brutal cinismo de los principales actores sumados a la ignorancia y falta de preparación están hundiendo a México en el fango. Mientras tanto el mundo se transforma a velocidades insospechadas. Por supuesto que faltan nuevos acuerdos institucionales para administrar la pluralidad democrática. Pero mucho me temo que nuevas reglas del juego en manos de pillos y cínicos difícilmente darán buenos resultados. Este circo repleto de monstruos y seres deformes no es parte de la “normalidad democrática” que en últimas fechas todo lo quiere justificar. Responsables somos todos. Es el PRI, es el PAN, es el PRD, es la Presidencia, son los diputados, son los ciudadanos apáticos y los empresarios ‘comodinos’, son los medios informativos en una insana competencia de morbo pestilente. El resultado es este: un país atrapado en el fango por no haber pactado lo elemental, las escorias, vengan de donde vengan, deben ser desechadas. Defender a las propias es tener que tragar las ajenas. Sin poda no habrá regeneración.