Asegura el presidente Vladimir Putin que encontrará y aniquilará a los rebeldes.
AGENCIAS
MOSCÚ, RUSIA.- La oleada de ataques guerrilleros que sacudió la pasada madrugada la República Ingush y dejó casi un centenar de muertos ha puesto en evidencia la falta de control del Kremlin en el Cáucaso Norte.
Aunque el Kremlin se empeña en dar por terminada la guerra de Chechenia, varios centenares de guerrilleros chechenes lanzaron un ataque contra la capital y otras dos localidades de la vecina Ingushetia, donde durante toda la noche tuvieron lugar cruentos combates.
Contradictorios comunicados oficiales difundidos por las agencias rusas indicaron que los ataques causaron entre 57 y 75 muertos, incluidos 47 efectivos militares, de la Policía y de la guardia de fronteras y más de 60 heridos, 13 de ellos muy graves, mientras los rebeldes perdieron a dos hombres.
Poco antes de la medianoche, los guerrilleros chechenes atacaron simultáneamente el Ministerio del Interior, sus almacenes y los cuarteles de los guardias fronterizos en Nazrán.
Casi a esa misma hora, otros grupos de separatistas irrumpieron en las localidades de Sleptsóvskaya y Karabulak, donde también entablaron combates y tomaron varios puestos de control en la estratégica carretera federal Rostov-Bakú, que atraviesa el Cáucaso.
Según las fuerzas del orden, parte de los guerrilleros se había infiltrado previamente en las ciudades ingushes y concentrado junto a los objetivos, que asaltaron tras cortarles la luz y la comunicación telefónica, posteriormente incendiaron.
De acuerdo con los testigos, los combates en Nazrán continuaron durante cinco horas con empleo de ametralladoras, lanzagranadas, carros de combate, helicópteros artillados y hasta lanzaderas múltiples de cohetes Grad.
La situación fue tan grave que los servicios secretos se vieron obligados a desmentir la toma de la República y el ministro de Defensa ruso, Serguéi Ivanov, tuvo que asegurar al país que “en Ingushetia hay suficientes fuerzas para repeler el ataque”.
En los ataques murieron, entre otros, el ministro de Interior ingush, Abukar Kostóev, el jefe de Seguridad del mismo ministerio, Zautdín Katíev y el fiscal de Nazrán.
Según los servicios secretos ingushes, los rebeldes ejecutaron a varios militares capturados.
Los guerrilleros se apoderaron de varios camiones de armas, tras lo cual se replegaron hacia zonas montañosas cubiertas de bosques, desde donde pueden haberse dirigido tanto a Chechenia, como a Osetia del Norte e incluso a Georgia.
El mando militar ruso informó que las tropas habían conseguido “cercar a un numeroso grupo guerrillero” junto a la localidad de Muzhichí, a sólo tres kilómetros de la frontera oseta.
El jefe del Gobierno ingush, Timur Mogushkov, dijo que en los ataques participaron unos 200 combatientes, pero su “segundo”, Bashir Aushev, elevó la cifra a “entre 300 y 500 hombres”.
El portavoz del Servicio Federal de Seguridad ingush, Alexéi Baigushkin, dijo que el grueso de los atacantes eran combatientes chechenes, pero que también había representantes de otras etnias y nacionalidades, incluidos “turcos y argelinos”.
El presidente de la República atacada, Murad Ziázikov, declaró tres días de duelo por las víctimas, mientras el presidente ruso, Vladimir Putin, visitó ayer la zona y aseguró que los “bandidos” debían ser capturados para ser juzgados o bien “aniquilados” sin piedad.
El Mandatario además pidió a las autoridades de la República, vecina de Chechenia, transmitir sus palabras de agradecimiento a los militares y policías que resistieron durante la noche los ataques guerrilleros y exigió dar con la pista de todos los atacantes para castigarlos.
Ante las cámaras de televisión, Putin admitió que “el centro federal no hizo todo lo posible por defender a la República Ingush” de los ataques de los separatistas chechenes, a los que el Kremlin vincula con el terrorismo internacional.
Ingushetia ha albergado en las dos guerras chechenas a la mayoría de los desplazados por los combates. Este ataque se produce tras el cierre del último campamento de refugiados.
Menos de 48 horas antes, el líder separatista chechén, Aslán Masjádov, había anunciado un cambio de táctica y el paso de acciones aisladas a una ofensiva dentro y fuera del territorio de Chechenia.
Fuentes próximas a la Presidencia chechena dijeron al diario digital Gazeta.ru que tienen datos de que en los próximos días los secesionistas podrían lanzar operaciones similares contra las principales ciudades de Chechenia.
Según las fuentes, “sólo en los últimos siete a diez días, entre 800 y mil hombres han subido al monte para incorporarse a las filas de la guerrilla”.
“El ataque a Nazrán demuestra que la resistencia chechena conserva su potencial de combate y que sus fuerzas están lo suficientemente preparadas para combatir con unidades regulares e incluso para asaltar ciudades”, comentó el periódico digital Grani.ru.
Agregó que “estos no son actos terroristas. Esto es la continuación de la guerra que el Kremlin dio por terminada hace dos años”.