Reportajes

Fierreros| Venden pedacitos de pasado

FABIOLA PÉREZ-CANEDO

CAMINAR POR LA CALLE TORREÓN VIEJO ES RETROCEDER EN EL TIEMPO.

EL SIGLO DE TORREÓN

Demandan los comerciantes del sector una mayor atención por parte de las autoridades.

TORREÓN, COAH.- En el rincón donde nació la ciudad, sobre la calle Torreón Viejo, ocultos atrás de la antigua mantequera, se encuentran los fierreros. El recorrido por esta vía es un retroceder en el tiempo, cuando el Atari era el juego de video más popular y los celulares medían más de 15 centímetros de largo.

“Nos dicen fierreros porque casi todos vendemos herramientas y fierros”, dice Manuel Pineda, quien cuenta con billetes antiguos de Turquía, así como fundas y cargadores de teléfonos que ya no existen en el mercado.

Desde hace 30 años, los fierreros son parte del paisaje urbano de la ciudad. Todos los días, de nueve de la mañana a dos de la tarde, se les encuentra ofreciendo su mercancía. Entre semana son pocos, sábados y domingos sobrepasan los 100 puestos.

Hay una calculadora mecánica de las que se utilizaban años atrás en el Banco de México, discos de acetato de Enrique Guzmán, cassettes de Atari y de videocasetera Beta, un torno manual para cortar madera, placas de Texas, un letrero de taxi, pedazos de una mesa, tanques de gas y disfraces caseros de Mickey Mouse o los Reyes Magos.

A María del Socorro Solís nunca le había interesado el comercio hasta que se casó con un fierrero, desde entonces vende herramientas, bicicletas y todo lo que ya no utiliza. Hay pocas cosas nuevas, casi todo es de segunda mano.

“Todo se vende”, platica la ama de casa, “luego tenemos fierros así todos sin chiste pero los jubilados, sobre todo, se los llevan para hacer inventos, vienen mucho los señores a curiosear, para pasar el tiempo”.

La señora es de las que se encuentran mejor acomodadas, pues su esposo tiene más de 30 años en este negocio. Los lugares se asignan de acuerdo a la antigüedad de los vendedores, tienen preferencia quienes “fundaron” el sitio.

“Hay dos tipos de fierreros: los que vienen nada más los fines de semana y los que estamos aquí todos los días”, comenta Alejandro Padilla, quien es secretario de organización y propaganda de la Unión de Comerciantes de Fierros Viejos y Artículos Varios, “pero en total somos 120 vendedores”.

La mayoría son ancianos, el resto pasa de los 50 años. Además de la mercancía, ofrecen a los clientes una sonrisa y su bendición, sin importar que compren o no, se muestran agradecidos con la sola visita.

Si un conductor despistado se estaciona en la acera incorrecta de la calle de inmediato le avisan antes que le cueste una multa, de esta forma “protegen” a sus clientes, pues les evitan situaciones inconvenientes.

Sus precios

En este sitio donde aún existen los billetes de diez mil y 500 mil pesos, así como monedas del 46, los fierreros “del fin de semana” tienen un complemento además del salario que reciben en sus empleos, mientras que para los “de todos los días” es su manera de “sacar para un pan”.

Los precios varían de los cinco a los 150 pesos, de unos dados chicos para tornillos hasta un gato hidráulico o una carretilla. Aquí se encuentran climas de todos tamaños, radios de diversos años e incluso es posible comprar un ventilador por partes.

Algunos artículos vienen de Ciudad Juárez, otros de bazares y ventas de cochera, la mayoría de los propios clientes, que generalmente acuden a comprar, pero también hay ocasiones en que venden a los fierreros herramientas y demás objetos que ya no usan.

Guadalupe Hernández tiene a la venta cuatro monedas cuadradas de cobre con las inscripciones “una carga de maíz” y “una carga de metal”, todas de Zacatecas, fechadas en 1750, que se utilizaban antes de la Independencia de México.

“Son de cuando los hacendados aún ejercían control absoluto sobre los ejidatarios”, dice el señor, “cuando éramos esclavos... aunque no mucho ha cambiado”.

Sus clientes

Pesas, llaves, relojes, pilas, juguetes, cuadernos, ropa, zapatos, de todo se encuentra en este sitio. La diversidad se presenta tanto en la mercancía como en los clientes, pues llega personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas), también reciben gente con uniforme de Peñoles e incluso los propios agentes de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM).

También asisten muchos entrenadores de clubes deportivos, pues cuentan con los equipos completos para practicar beisbol, futbol y tae kwon do.

“Aquí viene desde la gente más humilde hasta la más rica: vienen muchas personas de ferreterías y salones de belleza que están céntricos, veterinarios y demás, porque todo está muy económico y cualquiera se puede llevar algo”, cuenta María del Socorro.

Inconformidades

Cuando Alejandro Padilla inició a comercializar en la calle Torreón Viejo, le significaba sólo un dinero extra, pero ahora que se retiró de su empleo representa su ingreso principal. Consideran un problema fuerte la inseguridad en la vía, por lo que han buscado la forma de moverse al interior de la antigua mantequera.

El peligro que representa permanecer en la acera de una calle tan transitada mantiene a todos en constante alerta, pues los camiones circulan a exceso de velocidad y han estado cerca de atropellar a algunas personas.

Sin embargo, no se atreven a pronunciar siquiera la palabra “reubicación”, prefieren llamarle “proyecto de traslado”. Las viviendas de la acera de enfrente se mantienen gracias a los fierreros: en algunas casas hacen gorditas y desayunos a los vendedores, en otras guardan las bicicletas a los comerciantes y clientes, hay un negocio que repara las bocinas y radios que los mercantes ofrecen.

“Toda la acera vive de los fierreros”, señala el secretario de la organización, “son muchos los negocios pequeños que están activos gracias a ellos”.

Son pocos los que viven en el Cerro de la Cruz y las colonias aledañas, muchos se trasladan de Gómez Palacio y comunidades al oriente de Torreón.

Los miembros de este marginado grupo resienten la falta de atención por parte de las autoridades, pues sobre la calle abundan los baches que no han sido reparados, además de fugas en el drenaje y falta de moderadores de velocidad, para evitar que los vehículos circulen tan aprisa.

“El Presidente Municipal está dejando desprotegidos precisamente a los más desprotegidos y está gobernando únicamente para un sector de la población, donde no entramos nosotros”, manifiesta Rogelio Cháirez, secretario general de la Unión de Comerciantes en Fierros Viejos y Artículos Varios.

Cuando uno de los fierreros muere, los demás hacen una colecta para comprarle una corona. Todos asisten al funeral. La moral permanece baja las siguientes semanas, pues recuerdan lo frágil que puede resultar la vida a la tercera edad.

“Se nos han ido ya varios fundadores”, dice Rogelio Cháirez, mientras señala lugares vacíos entre los comerciantes, “casi todos aquí son adultos mayores, de los primeros ya se han ido varios”.

Ante el mundo globalizado las opciones son cada vez menores para los ancianos, que deben abrirse camino en una sociedad donde apenas hay trabajo para los jóvenes.

“Aquí vendemos todo lo que encontramos, ofrecemos a la gente algunas rarezas, según como se vea, cosas inservibles o un pedacito del pasado”, agrega Guadalupe.

“Le hacemos la lucha”

Guadalupe Hernández tiene 74 años y vive en la colonia Solidaridad en Gómez Palacio. Todos los días se traslada en camión a la calle Torreón Viejo de esta ciudad, donde coloca su tapete repleto de relojes, correas, pilas, monedas antiguas y demás herramientas.

“Antes me venía en el triciclo y cargaba toda la mercancía, pero era muy pesado y ahora me la guarda aquí un compañero para que me pueda venir en el camión”, comenta.

En su juventud fue jornalero y asistente en un comercio dedicado a limpiar relojes, donde aprendió el proceso de lavado y reparación. Cuando su fuerza física no dio para más, comenzó a vender lo que poseía y poco a poco se hizo de más mercancía. Sin embargo, los buenos tiempos para los fierreros se han apagado.

“Sacamos poquito, por la crisis, ya ve, nos afecta a todos, luego hay gente que me trae sus relojes para que se los arregle y ya tengo un año con ellos, no han venido a recogerlos”, señala el septuagenario, “es que yo creo que tampoco tienen dinero ellos, se los he estado guardando, pero ya los voy a empezar a vender”.

Cuenta que por su edad ya no ha conseguido trabajo en otros lugares, pero confía en que repunte la economía de los mexicanos, para que los laguneros en general tengan acceso a una mejor calidad de vida.

“Ya casi no hay venta, a veces se va uno con cero: ni un arreglo ni nada”, agrega, “le hacemos la lucha, reparamos lentes o relojes viejos, pero casi todo el tiempo viene uno y espera, confiando en que caerán algunos clientes, pero nada, son puras vueltas y nada”.

Debido al regateo de los clientes, Guadalupe pierde mucho en sus inversiones, pero prefiere vender más barato con tal de sacar lo suficiente para comer, pues admite que vive al día.

DETALLES

Ésta es la situación en la que se encuentran los fierreros.

-Desde hace 30 años se les encuentra sobre la calle Torreón Viejo.

-Son alrededor de 120 fierreros los registrados en la Unión de Comerciantes en Fierros Viejos y Artículos Varios, pero a veces se anexan algunos que no pertenecen a la organización.

-La mayoría son adultos mayores.

-Los precios varían de los cinco a los 150 pesos.

-Casi todo es de segunda mano, pero hay algunas herramientas nuevas.

-La mercancía proviene de Ciudad Juárez, bazares y ventas de cochera, pero la mayoría es de los propios clientes, que venden a los fierreros herramientas y demás objetos que ya no usan.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Leer más de Reportajes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Reportajes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 107335

elsiglo.mx