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Fiesta| Persisten los valores

FABIOLA PÉREZ-CANEDO HERRERA

A pesar del fenómeno de la globalización, las personas defienden el significado de la Navidad.

EL SIGLO DE TORREÓN

COMARCA LAGUNERA.- Aunque la mercadotecnia envuelve la época navideña, los valores de estas fechas, centrados en el amor y la celebración del nacimiento de Jesús, persisten en esta tradición, coinciden los catedráticos.

En opinión de Sergio Garza Saldívar, investigador de la Universidad Iberoamericana (UIA), hay una tensión permanente entre respetar o perseguir la tradición en el sentido de recordar el significado verdadero y profundo de la Navidad, pero también hay una fuerza económica y publicitaria que traspasa hasta la forma de vincularse con los seres queridos.

“Se trastoca incluso el sentido fundamental de expresarle amor a las personas que quieres”, señala, “se nota mucho en diversos ámbitos, sobre todo a nivel psicológico, cómo esperamos de más y a la hora, el regalito, el objeto que quieres que simbolice cosas no lo hace porque es algo que está más allá”.

El catedrático explica que hay una tensión entre las dos fuentes, la fundamental, que es la celebración del nacimiento del Niño Jesús y la otra, que se ha ido complicando cada vez más, por la publicidad y la competencia.

Lerins Varela Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), dice que, por un lado, hay una combinación religiosa hacia los nacimientos, los cánticos, las piñatas, y por otro lado, los juguetes, los regalos.

“Ésta es la parte que ha ido desviándose y que ha entrado a lo comercial”, manifiesta, “desde el primero de noviembre las tiendas, departamentales y demás, ya están viendo qué se vende de esta fecha, aparece la parte comercial muy fuerte y ello, en un momento dado, medio cubre esas costumbres y valores que se tienen arraigados”.

Garza Saldívar destaca que esta influencia de la mercadotecnia está dirigida principalmente a los jóvenes en general, lo que deriva en un pretexto para tener fiestas continuas que duran hasta dos semanas, pues abarcan desde las posadas hasta el Año Nuevo.

“En los jóvenes se concentra la máxima fuerza publicitaria y económica”, indica, “en los muchachos que comienzan a insertarse en la vida productiva y que son los candidatos perfectos a iniciar una cadena de consumo que puede ser llevada a largo plazo”.

Varela Castro expresa que, en diversos casos, los padres de familia continúan con la tradición religiosa, pero los jóvenes procuran no asistir a este compromiso para salir con sus amigos a fiestas.

El psicólogo e investigador de la UIA comenta que en estas fechas se tiene que estar muy consciente de cuál es el verdadero sentido de lo que se celebra y cómo es que se llevará a cabo la conmemoración.

“A pesar de esto, la época navideña sigue siendo una oportunidad para recuperar ciertos valores, el acercamiento con la familia, son días para acercarte, para perdonar, para retomar relaciones que dejaste perdidas, pedir disculpas”, comenta.

“No se trata de no comprar o de no divertirse, al contrario, se trata de hacer todo pero teniendo en el fondo la claridad y la conciencia de que estamos celebrando el cumpleaños de alguien que nos trajo una muy buena noticia y que nos puede inspirar o ayudar a orientar nuestro esfuerzo como sociedad humana hacia un mundo mejor”.

¿Y las tradiciones?

Por cuestiones como la globalización y la cercanía con Estados Unidos, hay ciertas costumbres y valores navideños mexicanos que se han ido perdiendo en las nuevas generaciones, manifiesta el sociólogo, Lerins Varela Castro.

“Se está haciendo un esfuerzo en la sociedad por rescatar tradiciones como los festejos a la Virgen de Guadalupe”, comenta, “aquí en el norte de México se acostumbra irse un poco más por la parte del Santa Claus, pero también se ha tratado de fomentar más la tradición religiosa de los cánticos, los nacimientos, las piñatas”.

El catedrático explica que en el sur del país es mínima la participación de Santa Claus, pues son los Reyes Magos quienes traen los regalos a los niños el Seis de Enero, además de que los nacimientos adquieren mayor importancia que los árboles navideños.

“Las costumbres y esos valores siguen arraigados pero nos está ganando poco a poco la globalización, las cuestiones comerciales, el que si no doy algo voy a perder las amistades”, señala, “se ha vuelto más una cuestión de comercio, de mercadotecnia, de vender y comprar, que de valores”.

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